Chubut Para Todos

Lavagna, el cerebro económico del superministro político

Es el gran asesor en las sombras de Massa y puso a hombres clave en su gabinete. La venia K a derechizar medidas abrió paso a su intervención.

Cuando todavía era presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa había tomado la decisión de desembarcar en el Palacio de Hacienda convencido de que ese lugar era el trampolín para saltar a la carrera presidencial, pero, para lograrlo, debía tener éxito en la gestión y, por ende, aplicar los principios básicos de la economía política, una vieja carrera que dictaba la Universidad de Buenos Aires. Le dio ese consejo el exministro de Economía y excandidato presidencial Roberto Lavagna, con quien compartió una cumbre privada 24 horas antes del anuncio de su designación para trazar los lineamientos principales de su inminente desafío en el gobierno de Alberto Fernández.

De ese cónclave surgió el borrador que, luego pulido, terminó siendo la base del plan que Massa hizo público en su primera conferencia de prensa. “Todos saben que no es un erudito en la materia, pero sabe rodearse muy bien y tiene el respaldo del Frente de Todos”, confió a Letra P una fuente del entorno del hincha de Tigre. La clave era marcar un camino, cuando el gobierno nacional estaba a la deriva en materia económica, incluso antes de la renuncia de Martín Guzmán, según los análisis que hacía el hincha de Tigre. “Al menos hoy hay un rumbo claro hacia dónde ir. En el medio, podrá haber tormentas o desvíos, pero se sabe a dónde se quiere llegar”, afirma Lavagna, como frase de cabecera.

Ese vínculo está celosamente guardado para evitar choque de egos dentro de la coalición gobernante. Lavagna es un crítico del modelo político del kirchnerismo, luego de haber dejado el Ministerio de Economía durante el gobierno de Néstor Kirchner, e incluso enfrentó en las urnas al peronismo oficialista. Nada tan lejano a la carrera de Massa, que, luego de excursiones por la oposición, terminó en una síntesis con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el diputado y jefe del PJ bonaerense Máximo Kirchner y Alberto Fernández. Con el exministro de Economía, la reconciliación política nunca existió. Lejos quedaron los cortocircuitos que dinamitaron Alternativa Federal, el combo de peronismo no K que tenía a Massa y a Lavagna como figuras centrales y en tensión por la candidatura presidencial 2019 del espacio.

El veterano economista es pragmático en las decisiones económicas: cree que la relación con los mercados y el sector empresario es “fundamental” para ordenar las variables inflacionarias y apuesta por cuentas fiscales ordenadas que permitan surfear la crisis hasta ponerlas frente a la posibilidad de desarrollo. Como dijo Massa en sus primeras definiciones, con crecimiento no alcanza para lograr equilibrio macroeconómico. Por eso, en esa área, el nuevo ministro designó a Gabriel Rubinstein, un exdirector del Banco Central que había puesto el exjefe del Palacio de Hacienda en 2003 y que, además, había participado de la renegociación de la deuda pública en default entre 2002 y 2005.

Antes, Massa había anunciado que Leonardo Macdur sería el nuevo jefe de asesores del ministerio. Su paso por la administración pública fue como secretario de Coordinación Técnica en el Ministerio de Economía en la gestión de Lavagna y luego director Banco Central de la República Argentina (BCRA). Licenciado en Derecho por la Universidad de Belgrano y con un MBA por el IAE (Instituto de Altos Estudios Empresariales) de la Universidad Austral, el funcionario dejó de ser ceo de Calwaro Capital y presidente del consejo de administración de La Estrella Seguros de Retiro por pedido del exministro de Economía.

Marco Lavagna, hijo del cerebro económico de la flamante gestión massista, había aparecido como candidato a ocupar distintos cargos en un esquema de gobierno con un Massa superpoderoso. Incluso, antes de la llegada de Silvina Batakis, estuvo a un paso de ser el sucesor de Guzmán si el tigrense se quedaba con la Jefatura de Gabinete. Sin embargo, la decisión era tomar la raviolera económica, algo que no iba a suceder si se quedaba en Casa Rosada, al lado de un presidente que perdía poder. Sin embargo, Lavagna Junior pasó a ser clave por su imagen de “transparencia” en la dirección del INDEC. No pareció raro que haya sido designado veedor del congelamiento de la planta de empleados del Estado que ya había anunciado Batakis.

Hay un dato relevante en la conformación de la estrategia económica de Massa: si bien tiene un grupo de economistas que lo asisten para revisar las variables de gestión, su núcleo duro “no cobró” en la mesa chica. Las designaciones de alto perfil fueron para dirigentes que considera del riñón, pero que tienen capacidad de instalar la agenda de gestión en los medios, de modo de vender, a través del Operativo Saturación que describió Letra P, todo lo que se hace. Sin embargo, ninguno de ellos toma las decisiones centrales, a pesar de los conocimientos en Economía, como el caso de Matías Tombolini, que quedó en la unificada Secretaría de Comercio.

Según pudo saber este portal, Lavagna seguirá siendo el gran asesor de Massa, aunque el exministro no se involucrará en la gestión cotidiana. Las fuentes consultadas confirmaron que el vínculo es aceitado y que la libertad que encontró el líder del Frente Renovador para implementar medidas más volcadas a la ortodoxia económica fue la puerta que abrió para el “compromiso” del excandidato presidencial en el quehacer diario. El FdT llegó a la conclusión de que la economía es rectora de la gestión, pero que la política debe ser la que guíe los pasos, como decían los manuales universitarios de la UBA en la carrera de la que Lavagna supo egresar.

Por Ariel Maciel – Letra P