En un recorrido de ARTE por diferentes pueblos y ciudades de Rusia, se puede ver que la población está fraccionada respecto al conflicto con Ucrania. Las opiniones de los ciudadanos son muy diversas, muchos hablan con miedo, otros con resignación y también están los que muestran cierto fanatismo.
Sofía está deprimida, ella es rusa y su prima es ucraniana, siente mucha preocupación por ella debido a los ataques de Rusia contra este país y le habla constantemente a su familiar. Asegura que ama a su país, pero confiesa que no entiende lo que está pasando.
Como Sofía, muchos rusos no se encuentran conformes con el papel de su país en esta guerra. Con las hostilidades mostradas, algunos incluso justifican que países como Finlandia quieran ahora ser parte del acuerdo de defensa del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como Marat, que dice que “con un vecino como nosotros, no hay otra solución”.
“Los rusos no son responsables de las acciones del Estado, el responsable aquí es Putin”, continúa Marat.
También están los que apoyan lo que Vladimir Putin, el presidente ruso, denomina como una “operación militar especial”. Algunos habitantes del suburbio de Okulovka dicen con convicción: “(Occidente) intenta atacarnos desde que nació Rusia (…) no dejan de desprestigiarnos”.
La polarización se refleja en las calles, de un lado están los grafitis que dicen “no a la guerra”, así como homenajes a Víktor Tsoi, cantante ruso de los ochenta, que en sus letras hacía un constante llamado a la paz.
De otro lado, se ve constantemente la propaganda estatal que muestra la ‘Z’, símbolo de apoyo a la ofensiva militar de Rusia sobre Ucrania, y en las tiendas de souvenirs se ofrecen bustos de Vladimir Putin.
Lo que prima en las calles rusas no es la unidad, sino las voces divergentes, la confusión y un tufillo de resignación, como dice una joven de San Petersburgo: “No podemos influir en la situación política del país, solo podemos mirar y suspirar deprimidos”.
Fuente: France24