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Reino Unido levanta la prohibición sobre el fracking para buscar su independencia energética

El Gobierno de Liz Truss levantó formalmente este jueves 22 de septiembre una moratoria sobre esta actividad que ha estado vigente desde 2019, con el argumento de que en crisis energéticas como la actual se deben explorar todas las fuentes de recursos disponibles como una “prioridad absoluta”.

Cuando el pasado 7 de septiembre Liz Truss se presentó ante el Parlamento británico como primera ministra, su anuncio inicial consistía en que presentaría un plan para ayudar a aliviar los crecientes costos de la electricidad en Reino Unido.

Días después, la líder conservadora anunció un tope al aumento en las facturas, tanto de hogares, como de empresas, como parte de un plan completo calculado en más de 100.000 millones de libras esterlinas, que también incluía el levantamiento a la prohibición del fracking en donde las comunidades lo apoyaran.

Hace tres años, presionado por grupos ambientalistas, el regulador británico de la industria petrolera decidió prohibir esta actividad, una forma no convencional de extracción petrolera que ha enfrentado por años a la industria y los gobiernos con los ambientalistas.

La decisión recayó en su momento en la imposibilidad de predecir la magnitud de los terremotos que podría desencadenar la actividad, que consiste en extraer gas de esquisto de las rocas, por medio de fracturación hidráulica.

Pero hoy, en medio de una crisis energética de gran envergadura y una guerra en desarrollo, el Gobierno británico levantó la moratoria.

Desarrollar todas las fuentes de energía disponibles “es una prioridad absoluta”

El secretario de Negocios y Energía, Jacob Rees-Mogg, aseguró este jueves ante el Parlamento que se deben explorar todas las fuentes disponibles para aumentar la producción nacional, “por lo que es correcto que hayamos levantado la pausa”.

Ante las preocupaciones de comunidades y ambientalistas, Rees-Mogg dijo que la práctica era “segura” y que los límites de la actividad sísmica deberían reevaluarse para que pudiera llevarse a cabo de una “manera eficaz y eficiente”.

Un informe, solicitado por el gobierno y publicado este jueves por el Servicio Geológico Británico (BGS, por sus siglas en inglés), reveló que, dado que se ha hecho poco fracking en el país, “sigue siendo un desafío” estimar el impacto sísmico que podría tener.

El mayor temblor causado por este tipo de actividad tuvo lugar en un campo en Blackpool, al norte de Inglaterra, en 2011, cuando se registró una magnitud de 2,3 en la escala de Richter. Tras el incidente, el Gobierno introdujo un sistema de semáforos que suspendía el trabajo si se detectaba actividad sísmica de 0,5 o más.

Rees-Mogg explicó que la actividad de 2,5 y menos ha ocurrido “millones de veces al año en todo el mundo”, y agregó que los movimientos sísmicos de la industria de la construcción eran el doble de los alcanzados por el fracking en Inglaterra.

Un solución de mediano y no de corto plazo

Los expertos dicen que reiniciar la industria no hará nada para aliviar los precios de la energía este invierno, ya que llevaría muchos años desarrollarla y no está claro si se podría extraer una cantidad significativa de gas, con los campos apenas en etapa exploratoria.

Activistas británicos de Greenpeace hicieron eco de las declaraciones del presidente de Cuadrilla, uno de los jugadores de la industria: “El jefe de una de las compañías de fracking más grandes de Gran Bretaña ha dicho que el fracking no funcionará en el Reino Unido debido a la “geología desafiante” y, a su vez, no reducirá los precios de la energía. Si el jefe de una empresa de fracking puede ver que no funcionará, ¿por qué no puede hacerlo el Gobierno?”

Los gobiernos descentralizados de Escocia o Gales garantizaron que continuarán las moratorias sobre el fracking.

Por Daniela Blandón Ramírez-France24