Chubut Para Todos

Puentes, obras de arte necesarias en la era digital

Tecnología & trabajo – de lo general a las plataformas.

La inmaterialidad de los empleadores en tiempos modernos es un concepto que pretende instalarse, como instrumento, para inmaterializar a su vez a sus recursos de producción, técnicamente por ellos conceptuados, y no como sujetos de derechos. Pese a lo complejo de esta asincronía de definiciones y extremos, asumir la realidad resulta el primer paso a pretender canalizar desde el punto de vista jurídico una situación que se replica por miles.

Simplificando la afirmación previa, las plataformas son meros instrumentos o herramientas y las empresas que de ellas se sirven, son personas jurídicas, tras de las cuales hay personas físicas, reales, que aprovechan esa supuesta inmaterialidad para potenciar a niveles escandalosos su lucro o utilidades.

A tales espúreos fines, intentan disfrazar las cosas y presentar falazmente, una mecánica de producción, bajo un modelo de oportunidad flexible, ágil y dinámica en un vacío legal, -lejos de caracterizarlos del modo que le asiste en nuestro sistema jurídico laboral a los trabajadores y trabajadoras en los términos de la Ley de Contrato de Trabajo-, de carácter esencial y de la cual como fuerza laboral estas personas de existencia ideal se sirven.

Si el empleo en el futuro será escaso tal como vislumbra la Organización Internacional del Trabajo, fruto de los avances tecnológicos, la robótica, la informática y la inteligencia artificial, ese tránsito a otras modalidades o realidades laborales no deben sino estar en un marco de normalización y por ende, de derechos que la contengan, como así también otros remedios traducidos en disminución de la jornada laboral como reducción de días en la semana, sin que altere las condiciones contractuales, de modo tal, cual política transversal, coadyuvar, dependiendo de la actividad que se trate, a una contención de demanda de empleo como así también, por qué no pensar o reflexionar en el cuidado medioambiental.

Aunque adicionalmente el espíritu que más conmueve a los suscriptos a más de las citadas, se encuentra en términos de la comprensión de la finitud y calidad vida, un pensamiento socio-céntrico distante de los nuevos paradigmas que jaquean el modelo clásico del término trabajo y sus alcances.

Habrá que abonar caminos a la profunda capacitación inclusiva que el futuro excluyente demandará sin fronteras físicas y por sobre todo e inevitablemente el escenario hacia la renta básica universal o ingreso ciudadano, una sirga a este avance en todas las latitudes como medio de garantizar la supervivencia humana, concepto que ha cobrado fuerza en el último Foro Económico Mundial acelerado por la Pandemia del Covid-19, ejemplos hay muchos y su basamento post-obrerista se basa en el conocimiento, el saber y la cooperación, siendo determinante trabajar un concepto global de distribución de la riqueza que no se centre o complementé el mero salario.

En este contexto de realidades virtuales, el juego de palabras encierra una profunda gravedad social, política y económica, la misma recae en personas humanas que padecen exclusión y hambre, para ellos, dicho juego de palabras no es tal y para quienes intentan recorrer el ámbito del pensamiento y el derecho no es menos dificultoso identificar la relación del universo de aquellas actividades basadas en la web con los clásicos modelos de trabajador.

El desafío pasa por comprender que aconteció un tránsito corto, pero tránsito al fin, de las plataformas orientadas al ocio para convertirse en modelos de producción de conocimiento basados en servicios, intermediarios en compra – venta de bienes en comercio minoristas-, como así también basadas en localización sea de hotelería, transporte de pasajeros y transporte mediante el cual, puerta a puerta, a diario mujeres y hombres son el brazo ejecutor de las empresas que se sirven de una plataforma la cual a través de algoritmos vincula quien produce algo con su consumidor, intentando denominarse a éstas últimas, economías bajo demanda o intermediación.

La tecnología debe estar al servicio del hombre y no transformarse en su elemento de sustitución reza el Papa, los españoles hablan de empresarios en la nube y trabajadores en la niebla, nosotros sumamos como definición a las inmaterialidades deliberadamente pretendidas, que conceptualmente todo indica que el valor de las decisiones en tiempos de transformaciones merecen una sintonía fina, un desafío e invitación a leer entre líneas en un proceso histórico que en tiempos de crisis globales merece grandes decisiones y en el cual el concepto de exclusión se ha transformado en una variable de negocio, entre ellos podemos citar a la migración.

Los puentes, razón y título de este desarrollo, desde la mirada técnica son obras de arte, no se limitan solo a la precisión en cuanto su extensión, sino su fundación y anclaje son determinantes a la hora de soportar estructuralmente el tránsito que analógicamente en tiempos de inmaterialidad implica en no pocas veces la invisibilidad y la insensibilidad.

Los puentes más complejos de construir son los que se deben fundar en la mirada de la realidad a corto y mediano plazo en un contexto que se presenta muy distante del reconocimiento de la persona humana como tal.

Como constructores de pensamiento, cual orfebres de la palabra, creemos que estos puentes representarán el ideario de justicia social por estos tiempos, para muchos intangibles.

Por Oscar Cuartango y Mario Mobilio