Chubut Para Todos

Patricia Bullrich realizó compras multimillonarias en armamento sin pasar por organismos de control

Más de 12 millones de dólares, la mitad en esa moneda, en pistolas, escopetas y camionetas

El Gobierno no invierte en alimentos, ni siquiera puede repartir los que tiene guardados porque para eso necesita las organizaciones sociales. En cambio invierte en lo que evidentemente prevé será necesario ante la reacción social.

La ministra Patricia Bullrich vuelve a otra de las costumbres que caracterizó su primera gestión, cuando era macrista: los gastos exorbitantes en compras directas, para las que sí hay plata, pero no control ni necesidad de mayores explicaciones. En el boletín oficial de ayer se destacó la publicación de dos resoluciones que dan cuenta de que el ministerio de Seguridad gastó más de 12 millones de dólares -la mitad en esa moneda- en pistolas, escopetas, patrulleros y camionetas 4×4 para las fuerzas federales por contratación directa, sin necesidad de pasar por los mecanismos de contralor técnico de precios establecidos para las compras de esta magnitud en organismos públicos. Es más: sin siquiera se menciona en la resolución cuánto se compró de cada cosa por esa cantidad final de dinero. El vericueto jurídico que justifica tamaña erogación sin control es que se la presenta como una “contratación directa encuadrada en razones de emergencia”. Y a falta de emergencia en seguridad alguna declarada en el país -fue de los primeros artículos que volaron de la ley Bases cuando era Ómnibus- se apela a la mención del “comité de crisis” que se formó en marzo pasado en Rosario tras el escándalo del asesinato del playero. Para justificar, dice el mismo texto, compras para fuerzas federales que podrían actuar en Córdoba o el Conurbano, según se ejemplifica. 

Lo que sí está claro es el uso que fundamentalmente se le dará a estas compras. Los expertos balísticos consultados por Página/12 coinciden en que el armamento es el de uso corriente de las fuerzas, y en el caso de las escopetas calibre 12, son las que se usan fundamentalmente para cargar postas de goma en los operativos de represión, aunque también pueden usarse con balas de plomo.

Sin ahorrar en gastos

En la grave foto actual, con más de la mitad de los argentinos bajo el índice de pobreza, el Gobierno no invierte en alimentos, ni siquiera puede repartir los que tiene guardados porque para eso necesita las organizaciones sociales a las que ha declarado enemigo público. En cambio gasta en lo que, según exhibe esta compra, prevé que será necesario para responder con el modo que ha elegido a la reacción social. 

Para tener una idea de la magnitud de la compra: sumadas las compras de toda la administración anterior, en los cuatro años, incluidos los gastos en dólares como la reparación de helicópteros, el total no alcanza esta suma

Página/12 consultó al Ministerio de Seguridad tanto por la urgencia de las compras como por las cantidades, su justificación y uso específico, y no obtuvo respuesta.  

Balas que van, balas que vienen

A la firma Bersa se compraron escopetas 12/70 y pistolas semiautomáticas 9 milímetros. Son de fabricación nacional pero se pagaron en dólares: 6.144.800 dólares. Llama muchísimo la atención que, unos días antes de iniciado este proceso de compra, en marzo pasado, se rescindió un proceso de licitación pública anterior, para la adquisición de las mismas pistolas (“pistolas semiautomáticas doble acción calibre 9 x 19 mm”). Lo había ganado la firma Beretta, y ya tenía orden de compra y todo, con fecha 20 de diciembre de 2023. 

“Lamentablemente, a la fecha, no se encuentra aprobado el Plan Anual de Contrataciones de la Fuerza para el presente ejercicio (…). En dicho contexto, corresponde comunicar a esa empresa, que la Fuerza no cuenta con las partidas presupuestarias para hacer frente a la continuidad de la ejecución del contrato, esto en base a la coyuntura económica actual”, le explicaba el comandante Carlos Alfredo Rodríguez López, director general de Apoyo de Gendarmería, a la fábrica de armas de Pietro Beretta el 11 de marzo pasado. 

Lo muy curioso es que por la misma fecha sí hubo dinero para planificar y abrir otra convocatoria, esta vez por contratación directa, en la que se ofrecía un plazo de 60 días para el envío efectivo de las armas. Es decir que había una supuesta emergencia, y como no había plata se supendió una compra ya encarada bajo el contralor técnico de precios adecuado. Y al mismo tiempo, se inició otro proceso de compra para el que sí aparecieron los fondos, en forma directa, y a pesar de la emergencia dando un plazo de entrega de 60 días a la nueva firma. Es la emergencia más loca del mundo. 

Que de inmediato trae a la memoria otras compras por las que Bullrich fue denunciada en su anterior gestión, realizadas sobre todo a Israel: lanchas que nunca sirvieron ni para patrullaje en el mar ni para el calado y el ancho de los ríos argentinos, sistemas de monitoreo y control con aviones no tripulados que tampoco pudieron ponerse en funcionamiento. La Oficina Anticorrupción detectó en su momento que la ministra burló procedimientos legales para contratar a un proveedor previamente seleccionado y pagó millonarios sobreprecios. Al dejar su primera gestión como ministra, con estas compras Bullrich había dejado una deuda de más de 5 millones de dólares.  

Libertad de compra

Si bien se abrió una oferta pública para las nuevas compras -a las que se presentaron tres firmas en el caso de las armas y seis para los vehículos-, las mismas quedaron por fuera del sistema de control de precios testigos que lleva adelante la Sindicatura General de la Nación, como regla general para todas las compras de organismos públicos. Es decir que no hay manera de establecer si lo que se pagó es caro, barato o regular en base a un informe técnico que por ley debe hacer la SIGEN, con otro detalle adicional: la resolución establece cuáles son los artículos y los montos abonados, pero no las cantidades de lo que se compró

El refuerzo de vehículos se hizo en pesos: Más de dos mil ochocientos millones ($2.810.138.550) a Toyota Argentina y más de seis mil doscientos millones ($6.239.284.000) a la concesionaria Ford Igarreta. Así se compraron mediante contratación directa, por urgencia, una cifra no informada de camionetas patrulleras 4×4 y camionetas patrulleras doble cabina.

Emergencia floja de papeles

Como ministra a cargo de las fuerzas Federales, Bullrich no puede apelar a una emergencia en Seguridad que el Gobierno no logró colar en la ley Bases. Ni siquiera a la emergencia que el gobernador Pullaro instauró apenas asumió, en diciembre pasado, para la órbita de su provincia. No hay emergencia alguna declarada a nivel federal en Santa Fe (si así fuese, la provincia estaría intervenida). ¿Cómo logra justificar Bullrich sus millonarias compras “de emergencia”? 

“Dicha adquisición se fundamenta en el marco de la situación de la emergencia en seguridad por la cual, mediante la Resolución N° 107 del 8 de marzo de 2024 del Ministerio de Seguridad, se convocó al Comité de Crisis (…) para la ciudad de Rosario”, explica el texto copiado en ambas resoluciones.

Agrega que el comité de crisis fue presidido por la ministra de Seguridad y el gobernador de Santa Fe, e integrado por los titulares de las fuerzas federales. Y que “en los últimos días se han producido en la ciudad de Rosario hechos delictivos de extrema gravedad, que generaron en esa ciudad una situación de conmoción social”. La emergencia de la compra nacional se reduce, entonces, a la conformación de un comité de crisis en una ciudad, en marzo pasado. 

Otros temas urgentes y conmociones sociales “queman” en la cartera de Bullrich, que finalmente tuvo que recibir a los familiares del niño Loan, en lugar del Presidente (ver página 21). Mientras tanto, vende seguridad con compras millonarias de armas.   

Por Karina Micheletto-Página/12