Habla pausado, con un tono sereno y un acento con rasgos del norte argentino. No eleva demasiado la voz, lo suficiente como para ponerle énfasis a las afirmaciones que en el fondo lo molestan. Por eso, cuando diputado salteño Pablo Kosiner explica su posición sobre la intervención del Partido Justicialista, su voz toma otro color y sus palabras se vuelven tan filosas como la punta de una lanza ancestral.

El jefe del interbloque de diputados Argentina Federal, espacio que responde a los gobernadores, está convencido que el sector que representa en el Congreso, y que trabaja en una alianza con Sergio Massa y Florencio Randazzo, será el que encamine un nuevo ciclo en el peronismo.

En cada intervención que hace durante la entrevista con Infobae deja en claro que no hay que cerrar puertas en la construcción política, pero que resulta imposible confluir con el kirchnerismo. Lo define en una frase, en una pregunta que se responde a sí mismo: “¿Todos juntos? Sí, todos juntos los que pensamos igual”.

-¿Cómo definiría al peronismo que representan en el Congreso los legisladores del interbloque Argentina Federal

-Es un peronismo que quiere volver a ser un proyecto de gobierno y a representar a la mayoría en Argentina. Porque el peronismo, en la actualidad, tiene una disyuntiva. O se queda en conducir la oposición o asume el desafío de volver a construir un proyecto que, teniendo como base al Partido Justicialista, sea ampliamente superador. El peronismo debe reconciliarse con muchos sectores que lo acompañaron y que se fueron alejando porque no se sintieron representados y se decepcionaron. No es un dato menor que perdió las últimas tres elecciones nacionales. Planificar el futuro del peronismo sin asumir que fue lo que pasó en el pasado, es un error. Es imposible. Porque eso te puede llevar a insistir con cosas que la gente no quiere. Nosotros representamos un peronismo responsable, con un proyecto político serio, moderno, profundamente democrático y transformador. El peronismo tiene que plantearse como un proyecto transformador y no solo como un proyecto conservador de discusión de poder.

-Dice que hay que mirar para atrás para plantearse el camino hacia adelante. ¿Cuándo mira hacia atrás qué encuentra en el pasado reciente del peronismo?

-Fueron 12 años de la responsabilidad de gobernar la Argentina donde hubo una recuperación del rol del Estado y un compromiso social importante. Al final del proceso la gente se terminó enojando con el peronismo y con el gobierno por actitudes soberbias y hechos de corrupción. Algunos sectores no tuvieron en claro si todo el peronismo salió a ganar en el 2015. Creo que hubo un exceso de confianza que generó actitudes de demasiada soberbia. Hubo poca autocrítica. Hubo un proceso con valores positivos, fundamentalmente en las primeras etapas, y luego un proceso de deterioro. No es una evaluación política. Uno lo tiene que analizar objetivamente. Hemos tenido muchas dificultades en las últimas elecciones. No nos olvidemos del 2009, 2013, 2015 y la última del 2017. A pesar de que en el 2011 la gente nos renovó la confianza con una cantidad importante de votos, esa confianza se terminó diluyendo.

-¿Salió a ganar el peronismo en el 2015?

-No todos. Decididamente, no todos.

-¿Quiénes no lo hicieron?

-Cada uno sabe que rol jugó. A mí no me cabe duda que los gobernadores y gran parte de la dirigencia del peronismo salió a jugar fuerte para ganar. Otros especularon hasta el final. A veces salir a ganar no implica una actitud protagónica, sino dar lugar a los que tienen que ser protagonistas. Estoy seguro que no todos salieron a ganar. O tal vez algunos pensaron que la elección estaba ganada y directamente no salieron. Están los que no salieron a ganar y los que no salieron porque la elección estaba ganada. Y por eso pasó lo que pasó.

El peronismo subestimó la capacidad de construcción política de Macri

-¿El peronismo subestimó a Macri como candidato?

-Sí. A mi no me cabe duda. Sino el resultado hubiese sido otro. Esa es una autocrítica que hay que hacer. Nunca hay que subestimar a nadie por más confrontación o adversario que sea. Hubo una subestimación de su capacidad de construcción política y de su manera de relacionarse con la gente.

-¿El kirchnerismo no respaldó a Daniel Scioli (candidato a presidente en el 2015) de la forma en la que lo debería haber hecho?

-Cuando se da la elección de la provincia de Buenos Aires en forma adversa, algunos salieron a trabajar y ya era tarde. Algunos sectores se habían comprometido con la campaña y otros no. Estuvimos quienes salimos a trabajar desde el primer día y estuvieron quienes cuando llegó el momento del ballotage quisieron salir y ya era tarde.

-¿Hay diferencias irreconciliables entre el kirchnerismo y el sector que representan los gobernadores del PJ?

-Si no lo personalizas, creo que no hay diferencias irreconciliables cuando te pones de acuerdo en proyectos e ideas. Con algunos sectores, si no hay capacidad de autocrítica, es imposible ponerte de acuerdo. No me gusta hablar de las posibilidades de acuerdo o desacuerdo en función de un rótulo. Es decir, con o sin el kirchnerismo. Yo hablo de las actitudes. Si no tenés autocrítica sobre el pasado, si no sabes porque la gente se enojó con nosotros, si terminas echándole la culpa a la gente que se equivocó, es muy difícil ponerte de acuerdo. Hay compañeros que se sienten más cómodos siendo oposición que asumiendo la responsabilidad de que hay que generar cosas distintas para volver a ser gobierno. Hay compañeros que no se quieren correr al costado y priorizan su situación personal por sobre un proyecto de gobierno. Ahí es donde se nos complica ponernos de acuerdo.

-¿Quiénes deberían correrse a un costado?

-El futuro del peronismo, como una opción de gobierno, no puede depender de que esté tal o cual dirigente. Si hay dirigentes que tienen que estar para potenciar un proyecto, deben estar. Y si hay dirigentes que no deben estar para priorizar un proyecto, no deben estar. Porque sino lo más importante terminan siendo los nombres y apellidos y no el proyecto político. Lo primero que tiene que hacer el peronismo es definir su proyecto político que tenga que ver con la agenda. Hay una oportunidad histórica de ocupar la agenda desde el proyecto de desarrollo productivo, industrial e igualitario que hoy no hay en Argentina. Ningún discurso del presidente Macri habla del desarrollo industrial y el valor agregado a la producción primaria. Ese lugar en la política argentina, de la defensa de esos valores, está vacante y es el que tiene que ocupar el peronismo. Eso es lo más importante.

-Hay dirigentes del kirchnerismo que dicen “juntemos a todos, desde Sergio Massa hasta el FIT” en esta reconstrucción del peronismo. ¿Cree que es posible?

-Eso es imposible. En ese proyecto nosotros no vamos a estar. El peronismo no tiene nada que ver con el Partido Obrero. En política, 1+1+1 no es igual a 3. Puede ser -1. El votante que históricamente votó al peronismo, o el perfil que puede haber tenido la construcción política de Massa o Randazzo, no tiene nada que ver con el proyecto del Partido Obrero. Es un error conceptual de fondo. Creer que porque juntes a toda la oposición vas a sumar votos, es un error. Ese no es el proyecto que hoy representan los gobernadores, nuestro bloque de diputados y senadores, y muchos intendentes. El peronismo tiene que recuperar su rol histórico, de partido de centro, democrático.

-Muchos de los dirigentes que defienden esa postura aseguran que si Cambiemos pudo conformarse como una coalición de gobierno, por qué no lo podría hacer el peronismo.

-Me parece que el abanico de diferencias en Cambiemos es muy distinto al de este espacio. Lo ves en la agenda de la Cámara de Diputados y en otras tantas cuestiones. Después está quien conduce ese proceso y el grado de convivencia que podes tener. Con el Partido Justicialista solo no alcanza. Hay que conformar un frente político que tenga ideas e intereses comunes. No juntar por juntar, porque la gente no te va a votar y ese proceso tampoco te garantiza ganar. No veo que la gente pueda tener confianza si tu construcción política es incoherente.

-¿La discusión por la reconstrucción es más ideológica o de proyecto de país?

-Es de proyecto de país en donde hay algunas cuestiones de contenido ideológico. La Argentina tiene una visión grietaria. Todo lo que agarra lo tritura y lo termina poniendo en una grieta, que termina siendo funcional a los que quieren que nada cambie. Desde nuestro espacio queremos convocar a la unidad de los argentinos. El Presidente le había prometido a los argentinos un proceso de unidad y no lo cumplió, porque es el primero que fomenta la grieta. Porque su punto de referencia es el pasado para justificar que la gente elija al gobierno. Eso es seguir fomentando una división. El dirigente que convoque a los argentinos a un proceso de unidad nacional, sobre una agenda de puntos de acuerdo, y supere esa visión grietaria, tiene mucho para recoger en el futuro. Ahí es donde tiene que estar parado el peronismo.

-¿El gobierno colaboró, a través de su estrategia política, para la fragmentación del peronismo?

-Yo no le trasladaría al Gobierno eso. Sería una actitud muy evasora de tu propia responsabilidad. Hoy el peronismo tiene distintas visiones porque hay distintas posiciones frente a la realidad. Hay compañeros que se sienten más cómodos siendo solamente opositores y hay otros que entendemos que en el peronismo la situación de oposición tiene que ser coyuntural. Hay compañeros que no tienen responsabilidad de gestión y otros que sí. Nosotros como diputados tenemos que colaborar con nuestros gobernadores para resolver los problemas de la gente.

-¿Ahí radica una de las diferencias internas del peronismo?

-Hay posiciones distintas en lo que respecta a la actitud frente a la política. No podes vivir de la confrontación permanente porque tenes que resolver los problemas. Hay visiones distintas porque hay posiciones distintas. Las diferencias que hoy hay en el peronismo no se las tenemos que trasladar al gobierno. Tenemos que hacernos cargo nosotros porque tenemos visiones distintas. Con algunos podremos saldar esas diferencias a futuro y con otros quizás no. Además, hay compañeros que optaron por construir otra posición política partidaria, que es Unidad Ciudadana. Hoy el Partido Justicialista es una cosa y Unidad Ciudadana es otra. Unidad Ciudadana fue creada para competir con el PJ. Esa es una discusión que algunos compañeros tendrán que saldar.

-¿Pero podrían ir a una gran PASO todos juntos?

-La PASO es una ley de orden público, no se las podes negar a nadie. No depende de la voluntad de ningún dirigente. Lo curioso es que hoy recurran a la PASO los que no querían las PASO. Es algo que no se termina de entender. Los que vamos a jugar dentro del PJ tenemos que estar dispuestos a disputar una interna si hay dirigentes que tienen otra oferta dentro del mismo partido. Nuestro espacio político tiene que hacer un esfuerzo para fomentar el diálogo con Massa y Randazzo. De ese sector tiene que salir un candidato a presidente.

-¿Qué análisis hace de la intervención del PJ? Generó más caos en el peronismo

-Es un retroceso absoluto. Al peronismo no le suma en nada. Las imágenes de la policía rodeando el partido son muy feas. Lo que está pasando en el PJ no tiene nada que ver con lo que el peronismo necesita. La intervención es muy mala pero el vaciamiento que le hicieron el año pasado muchos dirigentes que se fueron a Unidad Ciudadana, también le hizo mucho mal al partido. Muchos de los que ahora se rasgan las vestiduras por defender al PJ, el año pasado compitieron en contra del PJ. Son los que lo vaciaron y fueron funcionales a esta situación que hoy vive el partido.

-¿Les molesta que los llamen “peronismo dialoguista”?

-No. En la Argentina todo es tan curioso que para algunos el diálogo parece ser un disvalor y no un valor. En cualquier lugar del mundo el diálogo es un valor, pero para algunos sectores de la política argentina el diálogo es un disvalor. Eso nos muestra que hay muchas cosas para cambiar. Es imposible pensar que el peronismo, que tiene la responsabilidad de gobernar tantas provincias, no puede dialogar con el gobierno nacional. Debe dialogar. Tenemos que apostar a encontrar puntos de acuerdo. No vivir del conflicto permanente. Parece ser que la Argentina necesita todos los días una noticia vinculada al conflicto desde la política. Tenemos que volver a ser un país normal. Que la política le resuelva los problemas a la gente y no que le traslade tensiones permanentes.

-¿La idea de que el diálogo no tiene que ser fluido entre oficialismo y oposición la instaló el kirchnerismo durante el tiempo que gobernó?

-No. Cuando los que en la actualidad son gobierno eran oposición, también tenían discusiones duras. Recuerdo cuando se levantaron sin aprobar el código civil. Es una autocrítica que tenemos que hacer todos. Pero claramente en la última etapa de la gestión anterior muchos sectores de la sociedad se alejaron porque notaban que en nuestro gobierno, digo nuestro porque nos tenemos que hacer cargo todos de lo que pasó, se estaba terminando la posibilidad de dialogar.

-Muchas veces el kirchnerismo o los sectores de izquierda los acusan de acompañar al gobierno en la mayoría de las decisiones. ¿Es así?

-En seis meses deberíamos ver cuáles son los dirigentes del peronismo más competitivos. Cuando veamos que los que estén en condiciones de ganar una elección son a los que acusaron de dialoguistas, vas a tener la respuesta. Nuestra referencia no puede ser lo que opinen los dirigentes, tiene que ser lo que opine la gente. Estoy seguro que cuando llegue el momento de definir los roles, los candidatos más competitivos que va a tener el peronismo son muchos de los que acusaban como dialoguistas. Porque la gente quiere diálogo y responsabilidad. Diálogo implica sentarse a discutir defendiendo tu postura y tus intereses, pero sin apostar al fracaso de nadie.

-Un grupo de gobernadores interpretó en el 2015 que la sociedad les había mandado un mensaje. Les había pedido una oposición más constructiva y mayor diálogo. ¿Siguen pensando lo mismo?

-La mayoría sí. Los gobernadores del peronismo lo han interpretado así. Además, entienden que no tienen otra opción. Sino sería ver solamente la voluntad popular en lo que te toca a vos y no en lo que le toca a tu adversario. Tenes que reivindicar la voluntad popular que te eligió como gobernador, pero respetar la voluntad popular del que lo eligió a otro como presidente. No es que la gente cuando te eligió a vos, no se equivoca, y cuando lo eligió a otro, se equivoca. Sino es muy fácil. Agarras la parte que te conviene. Creo que los gobernadores se dan cuenta que hay una lectura clara de la gente. En el 2019 la gente volverá a decidir si está conforme o no. Eso dependerá de las gestiones y de la capacidad nuestra de construir un proyecto alternativo. Gracias a esa postura dialoguista que dicen algunos, hoy nos podemos parar con toda autoridad política y decir que si al país le va mal es porque exclusivamente Macri se equivocó en sus políticas. Hoy no le pueden decir al peronismo que le puso palos en la rueda y apostó al fracaso.

-Reafirma la posición que tuvo el peronismo federal durante los últimos años

-Eso te permite criticarlo con mayor autoridad política. Es un avance institucional muy importante para la Argentina. ¿Te duele perder una elección? Si, te duele y te da bronca. Ahora, un gobierno no peronista tiene todo el derecho del mundo a terminar su mandato. Y que la gente defina si gobernó bien o mal. La gente, no la dirigencia solamente. Haber desarrollado esa oposición que a algunos no les gusta, responsable, institucional, democrática, que no apuesta al fracaso del gobierno, te da más autoridad para criticarlo. Además, lo hace más responsable al gobierno. Porque Macri hoy no puede decir que tuvo una oposición en la Argentina que no lo dejó gobernar, a pesar de no tener mayoría en las cámaras. Hoy es pura responsabilidad del gobierno si acierta o no en la política.

-¿Considera que el espacio que representan y la forma en la que eligieron ser oposición colaboró para borrar el mote de “golpista” que carga el peronismo cuando no está en el poder?

-Definitivamente. Se había instalado en Argentina que no hay gobierno que no termine su mandato. Habría que analizar en profundidad que ha pasado en los procesos. Pero creo que había un desafío de decir que la Argentina debe funcionar con alternancia y si la gente votó otra cosa, ese sector político tiene derecho a terminar su mandato. El peronismo tiene que acostumbrarse a cumplir su rol de oposición en estos años. Al peronismo no le queda cómodo nunca ser oposición. Es, históricamente, un partido de poder. Debía aprender a ser oposición. En eso trabajamos nosotros y tuvimos una posición diferente.

-¿Dos años después del comienzo de la gestión de Mauricio Macri, el peronismo aprendió a ser oposición?

-Creo que algunos sí y otros todavía están aprendiendo. Otros directamente no quieren aprender.

-¿El peronismo perdió credibilidad en la sociedad?

-Sí, sino no hubiese perdido las tres últimas elecciones. La gente no te puede votar si no te cree. Hemos cometido errores que hicieron que no hayamos ganado la elección. No nos podemos quedar solamente con la elección del 2015 o la del 2017. Algo mal debemos haber hecho. No puede ser que la gente se equivoque tanto. Creo que en determinado momento hemos perdido la credibilidad de la mayoría y por eso la gente no nos votó. Sino nos hubiese votado. Puede haber existido una buena estrategia política. Algunos dicen que Macri fue muy capaz desde el punto de vista del marketing. Si, está bien. Puede haber hecho mejor algunas cosas de esas, pero hay cuestiones de fondo en las que la gente no confió en nosotros.

-En el 2003, después de la crisis, el peronismo afrontó un cambio de ciclo político. Fue el final del menemismo y el comienzo del kirchnerismo, previo interinato de Duhalde en el poder. Luego vinieron los 12 años de gobierno de Néstor y Cristina Kirchner. ¿En el 2019 se tiene que dar un cambio de ciclo similar?

-Sí. Es un cambio de etapa porque necesita una fuerte renovación dirigencial. El peronismo tiene que darle lugar a una nueva dirigencia, que en toda esta etapa de la democracia ha tenido el comienzo de su carrera política. Hay que ver la transición de las generaciones políticas. Hubo una generación que comenzó a hacer política y que convivió más en la etapa de los gobierno de facto que en democracia. Y hubo una generación, que ahora es la más protagonista, que empezó a hacer política en democracia y para la que desarrollarse en democracia es normal. Por ahí tiene otra posición. Creo que hay un cambio de ciclo que el peronismo tiene que iniciar en el 2019.

-¿Y a qué figuras divisas dentro del peronismo que puedan encabezar ese cambio de ciclo?

-Hay aspectos en los que tiene que ver lo generacional y en otro lo actitudinal. Desde lo generacional te puedo decir: Urtubey, Bordet, Uñac, Massa, Randazzo, Manzur, Peppo. Desde lo actitudinal te puedo decir Schiaretti. Hay mucho para aportar. Por decir los que más se conocen. Después hay otros niveles de dirigencia en los que hay diputados jóvenes, gente nueva, que ya tiene experiencia de gestión en sus provincias. Veo una referencia de una nueva dirigencia del peronismo que se está consolidando desde la gestión y eso es muy importante.

-No la nombraste a Cristina Kirchner. ¿Se terminó su tiempo al frente de la conducción del peronismo?

-Quien decide los tiempos de la dirigencia política es la gente. Yo no tengo el dedo para decir cuando es el tiempo de cada uno. Cristina es una dirigente que todavía representa un sector importante en Argentina, pero que no alcanza para construir un proyecto mayoritario. Y si el peronismo quiere volver a ser gobierno, tiene que construir un proyecto mayoritario.

-¿Su figura genera resistencia dentro del peronismo?

-Claramente genera posiciones antagónicas. Yo le reconozco a Cristina sinceridad en un aspecto de su vínculo con el peronismo. Será porque lo viví personalmente. En la única reunión de bloque que tuvimos nosotros con ella para hablar algo de política, que fue una semana antes de irse del poder, ante la pregunta de un compañero sobre cuál iba a ser su rol en la construcción del Partido Justicialista que viene, ella dijo: “Háganse cargo ustedes del Partido Justicialista. Los dirigentes del PJ. A mí me interesa referenciar una línea de pensamiento mucho más superadora”. Ahí vi lo que se venía a futuro. Algunos compañeros pensaron que esto no iba a ser así. Ella prefirió otra construcción política y por eso fundó Unidad Ciudadana.

-Entonces interpreta que ese fue el momento en que se terminó de desmarcar del peronismo.

-Ya tenía tomada una decisión. No se sentía cómoda en el Partido Justicialista. No es que me lo haya contado alguien. Yo lo escuché. Eso lo dijo. Cualquier diputado que haya estado en esa reunión lo puede decir.

-¿Con qué rol imagina a Cristina en el futuro inmediato?

-No sé. Eso lo definirá ella. Otra cosa que hay que cambiar en el peronismo es la discusión sobre si Cristina va a ser candidata o no. No podemos depender de su decisión para definir lo que tenemos que hacer. Nuestra referencia es la diferenciación con el proyecto de gobierno actual, no Cristina. Si no cambiamos ese eje, no vamos a poder construir nada a futuro. No podemos estar detenidos, especulando sobre una situación personal de ella, para ver qué hacemos con el peronismo.

-¿Qué rol tienen los gobernadores del PJ en este proceso de reconstrucción del peronismo?

-Fundamental. Si hay una expectativa de construir ese proceso mayoritario, creo que tiene que ver con el rol de ellos. Han demostrado tener mucha responsabilidad institucional. Ellos pueden ser los motores de este proceso nuevo que venga en el peronismo. La gente va a terminar visualizando que han tenido mucha madurez para encarar este rol de oposición del peronismo.

-¿Urtubey puede ser el nombre que encabece ese espacio? ¿El futuro candidato a presidente de este peronismo?

-No puedo ser muy objetivo porque hay un vínculo que nos une hace mucho tiempo. Pero tratando de ser objetivo, creo que es de los dirigentes de la Argentina que mayor proyección ha tenido en el último tiempo. Ese mismo tiempo dirá si el momento es el 2019. Urtubey va a ser una de las alternativas que pueda brindar el peronismo hacia el futuro. Sería una excelente candidato a presidente. Pero si es candidato o no lo tendrá que definir él.

-¿El espacio de los gobernadores, separado del kirchnerismo, tiene posibilidad de ser competitivo en el 2019?

-Sí, no me cabe duda. Hay mucha gente que sigue sosteniendo cierta confianza en este gobierno porque no ve una alternativa. Y hay mucha gente que hoy está enrolada en otros sectores del peronismo, llámese incluso kirchnerismo, también porque no ha encontrado otra alternativa. Fuera de esos núcleos duros está la mayoría de la gente. Si hay una alternativa que se presenta de esa forma, tiene muchas posibilidades de ser competitiva.

-¿Es decir que cree en una tercera vía?

-Más que una tercera vía, creo en una instancia superadora. Porque la tercera vía, que es el error que hemos tenido hasta ahora, implica que las otras dos vías son inmodificables. Que lo que es Cambiemos es Cambiemos y lo que es kirchnerismo es kirchnerismo. Creo que se modifica. No hay que construir la avenida del medio, hay construir la instancia superadora. En la instancia superadora entra, incluso, lo que no es núcleo duro de esas otras dos vías que existen.

-Sergio Massa intentó construir la avenida del medio y, a nivel electoral, fue disminuyendo su acompañamiento popular

-Me parece que fue otra etapa. Demasiada cercana al 2015. Si te planteas como instancia superadora, tenes posibilidades de construir. Si te planteas como avenida del medio solamente, vos solo te estas poniendo los límites. El gobierno hoy tiene adherentes que no están conformes con la gestión pero no quieren volver al pasado. A esa gente hay que plantearle una opción distinta. Y también a aquellos que son opositores pero no forman parte del núcleo duro.

-Nombró a Massa y Randazzo. ¿Ya se concretó la alianza entre el peronismo federal y ellos?

-No. Porque justamente lo que hay que hacer es evitar la foto estática. Los acuerdos tienen que ser sobre puntos comunes de ideas y de proyectos. Después viene lo dirigencial. Este es un proceso que lo primero que tiene que recuperar es la capacidad de diálogo. Después veremos si se puede lograr o no. Hay una instancia de construcción que hay que intentar.

-¿Y el trabajo en la Cámara de Diputados? ¿Van hacia una alianza con el Frente Renovador?

-No necesariamente una alianza tiene que ver con una sumatoria de estructuras. Hay que tratar de ir buscando, con el transcurso del tiempo, una agenda común. En eso hay veces que tenemos avances y otras que tenemos retrocesos. Es cuestión de ir logrando confianza. Es un proceso que hay que ir armandolo con el tiempo. Hay que salir del esquema de decir que solo hay un acuerdo si hay un solo bloque. Eso no te indica nada.

-¿Qué conclusión que saca del encuentro en Gualeguaychú con dirigentes del massismo y el randazzismo?

-Vamos en una buena dirección. El espacio es un punto de encuentro entre los gobernadores, el Frente Renovador de Massa y el espacio de Randazzo. Tenemos que construir una opción que sea competitiva en el 2019 y estamos convencidos del camino que estamos siguiendo.

-¿Vas a ser candidato a gobernador de Salta?

-Es una posibilidad cierta. Porque ya tengo una trayectoria hecha y también tengo una expectativa. Además, se abre una puerta importante de renovación política en Salta. También soy consciente de que la responsabilidad que tengo ahora al frente del interbloque de 34 diputados nacionales que representan a los gobernadores me genera un rol importante. No es un dato menor el futuro que pueda tener Juan Manuel Urtubey en su carrera política en la Argentina. Hay muchos temas que pondré en la balanza al momento de decidir.

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