Hace desfilar a la dirigencia por su oficina de Olivos y congela fichajes al partido. La bronca de la peña peronista, los dos vetados y la lapicera de Pichetto.
El detonante fue la peña peronista amarilla en la que se criticó su gestión presidencial, que tuvo como invitado estelar al exgobernador salteño Juan Manuel Urtubey. La consecuencia inmediata fue la decisión de Mauricio Macri de destilar el PRO. El expresidente quiere amarillo puro. Así viene haciéndoselo saber a su círculo más cercano en las periódicas reuniones que organiza en su oficina de la calle Libertador, en Olivos, en las que pide limitar incorporaciones y concentrar los esfuerzos en el núcleo duro que lo acompaña.
Según pudo saber Letra P, el exmandatario busca volver a la raíz fundadora de su partido. No quiere ampliar sus márgenes de influencia con referentes con pasado kirchnerista. La propuesta contrasta con la iniciativa que promueve el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, que, desde hace al menos un año, busca acercar posiciones con algunos sectores del peronismo en el conurbano para darle volumen electoral a su candidato a gobernador, el diputado Diego Santilli.
En reuniones con su mesa chica, Macri cuestionó con vehemencia la peña peronista que tuvo como principal orador a Urtubey y apuntó de manera directa contra dos responsables de la organización: la excandidata del randazzismo Florencia Casamiquela y Pablo Paladino, quien fue referente del extinto mariottismo. Ambos buscaban, con el aval de Rodríguez Larreta, acercar nombres al armado opositor en la provincia de Buenos Aires. En uno de los encuentros, el ingeniero recordó la causa judicial en la que estuvo involucrado y luego sobreseído Paladino, al igual que sus viejos vínculos con Aníbal Fernández.
Escuchó el mensaje de Macri parte de la tropa sin tierra que participó de aquella peña en la que el expresidente fue criticado -Martiniano Molina (Quilmes), Lucas Delfino (Hurlginham), Pablo Alaniz (Florencio Varela) y Ezequiel Pazos (José C. Paz)-, el intendente Ezequiel Galli (Olavarría), legisladoras y legisladores y otros hombres y mujeres del partido.
La decisión de Macri de avanzar en una depuración podrá tener excepciones y para evaluarlas está Miguel Ángel Pichetto. El compañero de fórmula presidencial de 2019 será el filtro definitivo ante eventuales incorporaciones peronistas. La palabra del exsenador será determinante en el armado. No obstante, algunos dirigentes que participaron de aquellas reuniones organizadas por Casamiquela ya fueron puestos a salvo. Es el caso Guillemo Viñuales, el exjefe de Gabinete de Lomas de Zamora a quien el ingeniero pondera por su trabajo territorial.
La preocupación del fundador del PRO sobre el rumbo que toma la oposición trasciende las reuniones que encabeza en su oficina de Olivos y llega de manera directa a algunos dirigentes con los que comparte la misma visión interna. Por caso, según pudo saber este medio, a través del legislador porteño y secretario privado Darío Nieto, le pidió al diputado Cristian Ritondo que apuntara en las redes sociales contra los organizadores de la peña peronista y defendiera la gestión macrista. “Referentes vinculados a lo peor del FdT, que representan lo peor de la política, vienen a criticar al único gobierno que luchó contra las mafias y gestionó pensando en el futuro de los argentinos”, tuiteó en aquella oportunidad el candidato a gobernador apadrinado por María Eugenia Vidal.
Por Pablo Lapuente-Letra P