Chubut Para Todos

Laurita Fernández, sola, sexy y con ganas de…

La bailarina posó súper sexy para la tapa de Caras y habló de la separación: “Me separé de Hoppe aunque lo sigo amando”.

Durante las últimas semanas todos hablaron de ella pero nadie con ella. Y Laurita Fernández asegura que tiene mucho por decir. En una letal mixtura de niña y “femme fatal”, la rubia sagitariana, de un metro sesenta y cinco y perfectas curvas (90-60-90) experimenta una rara mezcla de bronca y “saudade” (sentimiento próximo a la melancolía, provocado por la distancia de algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia aunque a menudo conlleva el conocimiento reprimido de saber que aquello que se extraña, quizás nunca volverá). Después de tres años de relación (con idas y vueltas) con el productor de Tinelli, Federico Hope y de casi doce meses de noviazgo oficial, estalló el escándalo que terminó con su separación. Pero, como ella dirá, un escándalo ajeno, el de otro Federico, el de Bal y Barbie Vélez, que llegó a señalarla como “la tercera en discordia”. Laurita hace un parate entre la preparación de sus coreos para el “Bailando”, las grabaciones de “Combate”, sus ensayos para el debut del infantil “Tierra de Oz” (en la Sala Pablo Neruda del Teatro La Plaza) y, en una charla íntima, a solas con CARAS, habla por primera vez de todos sus sentimientos. Su amor con Hoppe pasó por todas las etapas. Fue clandestino, vivió una primera separación por, según dicen, un engaño de él, una segunda por venganza de ella y hoy, cuando todo parecía navegar por calmas aguas, enfrentan la tercera separación que muchos aventuran podría ser la definitiva.

“Hace sólo un mes planeábamos cosas lindas juntos y hoy no sabemos cómo salir de este embrollo. ¡Es rarísimo! Fue todo muy feo lo que me tocó vivir. Porque me acusaban de algo que yo no había hecho. Fede Bal vivía un conflicto con su novia y me señalaban como la culpable. ¡Fue horrible porque yo no tenía nada que ver y sentía una rara mezcla de angustia y bronca! ¡Me involucraban en algo totalmente ajeno a mí! Entonces sentía bronca, tristeza, dolor… Y veía que cada vez que hablaba y quería aclarar algo, era peor porque seguía alimentando el morbo de los otros. Todos opinaban sobre algo que jamás ocurrió. ¡Pensaba cómo el valor de la palabra se perdió! Porque yo decía la verdad. Que nunca tuve ni tengo ninguna historia de amor con Fede Bal. De hecho, nunca hubo una prueba de lo que decían. ¡Yo me encerré a llorar! Y lloré muchísimo. Fue espantoso porque tuve que vivir mi mejor momento laboral con el peor en el plano personal. ¡Mi vida de golpe era un terremoto! ¡Todo se daba vueltas y el piso se abría a mi paso!”, exclama Laurita aún con un dejo de enojo en su voz.

—¿En ese momento ustedes venían de una mini luna de miel en las playas de México?
—Sí. Con Fede vivimos un año de amor hermoso, con un verano con mucho trabajo, y ese viaje nos ayudó a consolidarnos como pareja porque todo venía muy bien. En esos días juntos y solos, sentimos como que el amor brotó nuevamente. Habíamos vivido momentos turbulentos en nuestra pareja y en esa escapada sentimos que superamos todo. Pero cuando volvimos, se nos vino un terremoto…

—Pero como dice ese terremoto no era de ustedes…
—No. Al principio no nos afectaba lo que se decía. Nos mandábamos todo lo que salía y opinaban los demás y lo charlábamos. Pero a medida que fueron pasando los días nos encontramos inmersos en una sintonía de pelea permanente. Y estaba triste porque le quería hacer bien a la persona que amo y sentía que no se lo estaba haciendo. Pero yo tampoco podía controlarlo. Fede trabaja en la tele y sabe mejor que nadie cómo se maneja el medio pero al tocarnos directamente a nosotros el problema, fue demasiado fuerte y nos superó.

—¿Siente que en algún momento él desconfió de usted?
—Nooo. El jamás desconfió de mi amor y de cómo fui yo con él. El conflicto entre nosotros no fue Federico Bal, por que de ser así hoy yo no estaría bailando con él. Y es sentido común porque Fede está todas las noches en el programa junto a nosotros y no daría. Pero sí despertó algo entre nosotros que antes no existía. Algo como celos que provocaban discusiones y peleas que arrancaban por pavadas y pequeñeces que nos molestaban. Y todo era por lo que decían otros. A mí venían un montón de personas a decirme cosas feas de Fede y a él también de mí. Por un problema de pareja ajeno a nosotros, de repente se abrió una puerta para que todos vinieran a decir cosas horribles de los dos que no eran verdad. Cosas feas y tristes. Mentiras que no debían afectar a nuestra pareja pero que hicieron sentir muy incómodo a Fede por toda la exposición que le daba lo que se hablaba y no porque nosotros nos dejáramos llevar por el afuera. Y yo, frente a esto, por momentos me sentí muy sola. Entendíamos la situación pero empezamos a pelearnos todos los días por cosas que en otro momento no nos hubieran afectado porque no eran cosas nuestras.

—Y dentro de esta tensa situación, ¿cuál fue el peor momento que tuvo que vivir?
—Sin dudas fue el primer programa de ShowMatch. Fue durísimo para los dos. En ese momento todavía estábamos juntos pero fue demasiado. Tampoco es verdad que me dejó por WhatsApp. Sí tuvimos una discusión cuando yo estaba en la casa de mi mamá. Pero nada más que eso. Estábamos juntos pero no muy bien. Había días en los que todo era amor, amor y amor, y otros en los que nos re peleábamos. Y eso era desgastante. Porque no podíamos disfrutar de las cosas lindas que nos estaban pasando a cada uno por su lado en el plano laboral y también en la vida. Porque al estar mal en lo afectivo se frena todo el disfrute. No estás bien vos y entonces tu vida se desmorona toda…

— ¿Cuándo decidieron separarse?
—Conscientes que se desmoronaba todo, la semana pasada nos sentamos a hablar y dijimos que lo mejor era tomar una distancia para calmarnos; tranquilizarnos y poder enfocarnos en lo que estamos haciendo en el trabajo.

—¿Así de simple fue..?
—No. Fue muy difícil porque somos muy pasionales y yo, por lo menos, tengo todo el tiempo re-ganas de verlo. Además, es imposible bancar una distancia cuando hay tanto amor y pasión. De hecho nos pasó que dijimos ‘nos separamos y veamos si cada uno puede tomar su propio camino o si nos extrañamos tanto que no podemos vivir separados’. Necesitábamos un respiro. El tema es que nos cruzamos todo el tiempo en los pasillos y en cada programa y yo siento que me estalla el corazón porque tengo un amor muy profundo por él. Pero aunque suene contradictorio siento que esa distancia que pusimos entre nosotros es positiva, porque me sirve para estar en paz, tranquila y para extrañarlo o darme cuenta que, por ahí, es mejor ese punto final.

—En apariencia son muy diferentes, ¿Qué cosas los unían o tenían en común?
—El todo el tiempo me decía “¡Vos sos como una montaña rusa! ¿Cómo te sigo el ritmo?” Y yo creo que por eso justamente nos llevábamos tan bien. Porque nos complementábamos. Yo creo que si llego a estar con alguien como yo, que tiene un cohete atrás todo el tiempo, nos matamos. En cambio yo le levantaba su energía y se la potenciaba. Y él me frenaba y me tranquilizaba. Hacíamos un equipo que estaba muy bueno. Además, con el amor y el tiempo, uno se va amoldando al otro.

—En realidad ¿Cuánto tiempo estuvieron juntos, como pareja, no en la clandestinidad?
—Se podría decir que tres años con idas y vueltas (dice y sonríe por primera vez). Cuando dijimos vamos a ponernos las pilas con esta relación y nos reconocimos oficialmente como novios, fue hace un año. Nuestra relación pasó por todas las etapas. Estuvimos escondidos y después tuvimos un período más free. Pero el mejor momento de nuestra historia la comenzamos a vivir cuando nos pusimos de novios. Porque allí los dos nos soltamos y dimos rienda suelta a lo que sentíamos. Aunque yo siempre estuve enamorada de Fede y le banqueé muchas cosas durante mucho tiempo.

—Todo el tiempo todo suena como contradictorio porque está hablando de amor y al mismo tiempo de separación…
—Sí, lo sé. Pero es así. Nadie dice que se terminó el amor. Pero era necesaria la separación. Porque todo llegó a un punto en el que el volcán iba a erupcionar y ahí sí que no había retorno. Las peleas iban creciendo y estaban a punto de explotar mal. Por eso necesitábamos calmarnos con nosotros mismos. Todos hablaban de nosotros y hay veces que aunque el amor sea muy grande, el dolor y las peleas son peores. Cada vez nos hundíamos más en discusiones que no eran nuestras. Al principio Fede me enseñó que las crisis se superan de a dos pero llegó un momento en el que nos veíamos sólo para pelear… Y si me preguntan si el afuera nos separó, aunque sea muy triste, creo que sí. Nos afectó mucho todo lo que se decía y teníamos una angustia permanente. Ya no podíamos contenernos entre nosotros. Y nos dimos miles de abrazos, miles de besos y de noches de amor pero no estaba bueno seguir así. Yo necesitaba un respiro. No podía más…

—¿Qué le pasa hoy cuando lo cruza en los pasillos de Ideas?
—¡Cuando nos cruzamos se me corta la respiración! Pero estoy convencida de que es lo mejor que nos podía pasar. Yo hoy necesito estar bien. Vivía angustiada y muy triste y eso no es para mí ni para ninguna chica de 25 años.

—¿Pero ese es el hombre con el que usted llegó a planear casarse y tener hijos?
—Sí. Con Fede hablábamos muy a futuro sobre esos temas. El quería ser papá en un par de años y yo se lo venía estirando y le pedía que me bancara unos seis años más… Porque yo tengo apenas 25 y no quiero ser mamá todavía. El tenía como un apurito y yo cambiaba de tema. El me cargaba y me decía “¡A ver si ahora que vas a hacer teatro para chicos te enternecés y te dan ganas de tener un bebé!“ Pero yo tengo una vida que siento ganas de disfrutarla sin molestar al otro y sin que el otro me moleste. Con Fede es todo muy lento. Es más larguero para todo. Es un ser más pensante, más racional. Y me increpaba porque yo era una mandada para todo. Pero yo me muevo por lo que siento y no soy tan “Susanita” de soñar con casarme y tener hijos. Primero quiero desarrollarme bien en el plano profesional como para no quedarme con las ganas de nada. Creo que el amor me potencia pero mis metas hoy están más en lo profesional que en formar una familia. Estoy muy enfocada en mi carrera y, aunque suene fría que no lo soy, hoy ningún hombre me corre mis metas. Pero tampoco eso era un conflicto entre nosotros porque yo siento que el amor verdadero me potenció, no me quitó tiempo. ¡En mi carrera soy como un caballo, sigo para adelante, soy muy segura. Y un hombre que me pida que deje mi trabajo, no es para mí. Soy muy independiente y el hombre que me quiera tiene que seguirme.

—¿Hoy está enamorada o cuál es su estado sentimental?
—Hoy estoy triste y no me gusta verme así. La vida tiene momentos muy buenos y yo los viví y sabía que tenía que venir uno feo y es una prueba para mí superarlo. Pero hoy por hoy no me imagino enamorándome de otro hombre. No creo poder hacerlo. Siento que mi corazón está en un impasse. Tampoco es una etapa de desamor.

—Pero ¿Cómo está? ¿Cómo se siente?
—No me siento soltera pero es raro porque estoy sola. Y extraño el abrazo de un hombre. Extraño la contención que te pueden dar los brazos de un hombre. Extraño dormirme en el pecho de hombre. Porque eso estaba buenísimo.

—¿Siente que la cama le resulta grande?
—Llega la noche y después de la vorágine del día y de toda la energía bien arriba, debo aprender a estar sola. Sé que es un trabajo y también un gran desafío y, aunque estoy segura de la decisión de separarme, cuando me acuesto no puedo dejar de extrañar ese momento de mirar la tele de a dos. ¡No es lo mismo dormir sola que dormir con el hombre que amás! Y sí, en ese punto siento que la cama me queda grande. Pero no me arrepiento…

—¿Y podría vivir una relación sólo de sexo, sin amor?
—Yo creo en el todo. Siempre que estuve con un hombre fue porque tenía un sentimiento por él. Supongo que no tendría una relación sólo por sexo. Por lo menos jamás estuve con un hombre sólo por tener sexo. No me pasó nunca y creo que eso es buenísimo.

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