Chubut Para Todos

La macabra pareja que violaba y asesinaba jóvenes por placer

Karla Homolka y Paul Bernardo se conocieron en el restaurante de un hotel en Scarborough, Canadá, en 1987. Ella tenía 17 años, él 23. Se enamoraron rápido. Compartían una misma avidez sexual. Él escondía en sus rasgos perfectos y en su apariencia libre de prejuicios la oscuridad de un violento criminal. La caída del autor de más de treinta violaciones y tres asesinatos, y la complicidad de su pareja

Una navidad como esta, hace 33 años, ocurría uno de los casos policiales más conmocionantes de Canadá. Y, por qué no, del mundo.

1990. Es la previa a Nochebuena en Ontario. Casa de la familia Homolka. Los padres duermen en el piso superior. Dos de sus hijas y el novio de la mayor de ellas miran una película en el piso inferior.

Está por suceder un crimen perverso del que nadie, en principio, se percatará.

Empecemos por el principio.

Conocer al mal

Karla Leanne Homolka nació en Port Credit, Ontario, el 4 de mayo de 1970. Era la hija mayor de la pareja conformada por Dorothy Seger, nativa de Ontario y empleada en una clínica geriátrica, y el inmigrante checoslovaco Karel Homolka, un viajante de comercio. Al año siguiente de la llegada de Karla a la familia fue el turno de Lori y, el 1 de enero de 1975, el de la menor Tammy.

Karla tuvo una infancia relativamente normal donde en la adolescencia alternó episodios de borracheras con algún bajón depresivo. Era inteligente y, al mismo tiempo, podía ser muy dominante y cabeza dura. Hizo todo el secundario en el colegio Sir Winston Churchill con excelentes notas. El 17 de octubre de 1987, antes de terminar el colegio y con 17 años, conoció al atractivo Paul Bernardo de 23 años. Fue en un restaurante de un hotel en Scarborough a donde ella había ido para asistir a una conferencia sobre mascotas. A Paul no le costó nada seducirla. Sesenta minutos después de conocerlo, Karla estaba revolcándose con él en una cama delante de sus amigos. Compartían la misma avidez sexual y las mismas fantasías sadomasoquistas así que resultó un flechazo absoluto. Se pusieron de novios tan rápidamente como habían consumado el sexo.

Al terminar el secundario, ella fue contratada como asistente en una Clínica veterinaria en Thorold. Poco tiempo después tuvo que renunciar: la habían pescado robando fármacos. Brillante y con muy buena presencia no le fue difícil conseguir otro empleo en la Clínica Animal Martindale.

Aunque Karla había sido aceptada por dos universidades, la de Toronto y la de Nueva York, decidió seguir trabajando en vez de estudiar.

Descarrilaba ante la mirada de unos padres cortos de vista.

El vínculo con Paul Bernardo se consolidó cuando él descubrió que Karla, a diferencia de las otras chicas que se horrorizaban con sus perversiones, compartía sus fantasíasEl vínculo con Paul Bernardo se consolidó cuando él descubrió que Karla, a diferencia de las otras chicas que se horrorizaban con sus perversiones, compartía sus fantasías

De bastardos y putas

Paul Kenneth Bernardo, hijo de Marilyn y Kenneth Bernardo, nació el 27 de agosto de 1964 en el barrio de Scarborough, Ontario.

Aparentaba ser un chico normal en el colegio y en sus actividades con los Boy Scout hasta que a los 17 años descubrió dos terribles secretos familiares: Kenneth abusaba sexualmente de su hermana menor y no era su padre biológico sino su padrastro. Paul era el resultado de un encuentro casual de su madre. Este hecho hizo que el joven se volviera sumamente agresivo con Marilyn y la insultara a diario. La llamaba “puta” y ella no se quedaba atrás y le gritaba “¡bastardo!”. Constituían una familia absolutamente disfuncional.

La primera novia de Paul, Nadine Brammer, no aguantó el control que él pretendía ejercer sobre ella y lo terminó dejando por uno de sus amigos. Paul se llevaba mal con los abandonos y tuvo una reacción poco normal: hizo una fogata con los regalos que Nadine le había hecho.

Al graduarse en el secundario Sir Wilfrid Laurier, Paul entró a trabajar a la empresa americana Amway y comenzó a cursar para ser contador en la Universidad de Toronto. Ya por esta época había comenzado a tener oscuras fantasías sexuales. Al tiempo ingresó al área contable de Price Waterhouse. Era inteligente, pero sus delirios eran un pésimo pronóstico. En su cabeza nada marchaba demasiado bien. Uno de sus grandes y perversos planes era fundar una “Granja de Vírgenes”, dónde criaría a muchas chicas para luego poder violarlas. La oscuridad interna de Paul contrastaba con su belleza exterior. Alto, atlético, de rasgos perfectos y ojos transparentes podía ser encantador con las mujeres. Se había gestado el tipo de depredador más peligroso: seductor primero y, acto seguido, agresivo al extremo.

Paul empezó a ejercer con todas las mujeres que seducía sexo anal violento y forzado para luego degradarlas en público. Su sed de perversión iba escalando al tiempo que sus relaciones se volvían más breves. Ellas caían rendidas ante él para luego huir asustadas por su comportamiento sádico.

En 1986, antes de conocer a Karla, hubo dos jóvenes que consiguieron restricciones perimetrales en su contra. Estaba desatado, pero lejos todavía de alcanzar la cima del mal que soñaba.

Karla Homolka en el medio, a su lado izquierdo su hermana menor, Tammy, a su derecha su mamá Dorothy. Entre las hermanas se llevaban cinco años de diferenciaKarla Homolka en el medio, a su lado izquierdo su hermana menor, Tammy, a su derecha su mamá Dorothy. Entre las hermanas se llevaban cinco años de diferencia

Apariencias mentirosas

La primera violación concreta fue en la puerta de su propia casa el 4 de mayo de 1987. Esa noche violó a una joven de 21 años durante media hora. A partir de allí, someter se convirtió en su única obsesión.

Ese mismo año empezó a salir con Karla Homolka. Él acababa de recibirse de contador y ya había cometido más de veinte agresiones de índole sexual.

La relación con Karla no impidió que él continuara haciendo lo que le daba la gana. El 24 de diciembre de 1989 Paul le propuso matrimonio: le regaló un costoso anillo y se comprometieron. Ella orgullosa le mostró a todo el mundo el regalo de su adorado novio. Para Karla la propuesta de casamiento había sido “lo más romántico de mi vida”. Tendrían un año y medio para planear la boda.

Mientras, él siguió con sus asaltos a jóvenes de entre 15 y 21 años. Las seducía, las arrastraba hacia algún sitio oscuro y las atacaba. Se sentía todopoderoso.

La policía estaba preocupada por las denuncias que comenzaron a llover y trazó un perfil del agresor al que llamaban “El violador de Scarborough”. Era, por la información recolectada, un sujeto joven, de buen aspecto, que estaba camuflado en la sociedad.

Hicieron un identikit e interrogaron a decenas de sospechosos. Incluso el mismísimo Paul fue entrevistado dos veces. Una porque la novia de uno de sus amigos lo había denunciado revelando que el joven solía alardear frente a ellos de practicar el sexo duro con muchas mujeres y ella creía que podía arrastrar algunas agresiones sexuales. Pero él, en la entrevista, se mostró sereno, controlado y convincente. La policía vio a un tipo normal, que había estudiado y tenía novia. Ese no era el violador que buscaban.

Errores que ocurren cuando los prejuicios están instalados.

Tammy Homolka, 14 años, fue violada y asesinada por su cuñado, Paul Bernardo. Su hermana mayor, Karla, la anestesió para facilitar el crimenTammy Homolka, 14 años, fue violada y asesinada por su cuñado, Paul Bernardo. Su hermana mayor, Karla, la anestesió para facilitar el crimen

El “regalo” de Navidad

Al verano siguiente, en julio de 1990, Paul se obsesionó con la hermana menor de Karla: Tammy Homolka (15).

La comenzó a espiar por la ventana de su cuarto e incluso se atrevió, en varias oportunidades, a entrar mientras ella dormía. Se masturbaba a oscuras mirándola. Karla tenía sentimientos encontrados respecto de su novio ya que sabía perfectamente lo que él hacía. Se sentía “humillada” porque él quisiera salir con otras mujeres y violarlas. Pero cuando lo enfrentó, él demostró no tener ninguna intención de dejar de hacerlo y la desafió: si realmente lo amaba, tenía que ayudarlo a que pudiera violar a su hermana Tammy.

Una noche de esas, Karla colocó diazepam (un relajante muscular y tranquilizante) en el plato de fideos de Tammy y Paul le dio varias cervezas. Tammy se durmió, pero no con la suficiente profundidad. Cada vez que él intentaba avanzar y comenzaba con sus manoseos, la joven se despertaba.

Karla no quería que él se aburriera sexualmente de ella, así que no solo aprobó que Paul volviera a avanzar sobre Tammy sino que lo siguió ayudando. Rompió las trabas de la ventana de la habitación de su hermana para que Paul pudiese concretar todas sus fantasías.

Paul y Karla planeaban al mismo tiempo dos cosas: su boda para el año siguiente y la violación de Tammy.

En diciembre de 1990, Karla robó una potente droga anestésica llamada halotano (un vapor para inhalación que se utiliza para la anestesia general) de la veterinaria Martindale donde trabajaba. Como ella cuando lo conoció ya no era virgen, ahora le entregaría como un presente la virginidad de su hermana. Que pudiera concretar la ansiada violación sería su regalo navideño para su amado Paul.

El 23 de diciembre de 1990 pusieron en marcha el siniestro plan. Mientras los padres de Karla dormían en el piso de arriba ellos bajaron y se dispusieron a ver una película. Eran alrededor de las once de la noche. Karla había disuelto las pastillas anestésicas en un preparado con ron y huevo que convidó a la adolescente. Llegaron a ver solo quince minutos del filme porque Tammy cayó inconsciente. La pareja entró en acción: la desnudaron y Karla, por las dudas, le aplicó un paño empapado en más halotano cubriendo su nariz y su boca. No quería correr el riesgo de que su hermana menor se despertara y armara un escándalo.

Al volver a la casa esa madrugada después de la muerte de Tammy y como no habían quedado satisfechos sexualmente, Karla se vistió con ropa de la difunta y mantuvieron relaciones escenificando la pérdida de la virginidad de la adolescente muertaAl volver a la casa esa madrugada después de la muerte de Tammy y como no habían quedado satisfechos sexualmente, Karla se vistió con ropa de la difunta y mantuvieron relaciones escenificando la pérdida de la virginidad de la adolescente muerta

Violadores convertidos en asesinos

Karla y Paul se filmaron violando a la inconsciente Tammy en una grabación que duró unos nueve minutos. Pero de pronto, la joven sin recobrar la consciencia, comenzó a vomitar y se ahogó. Intentaron reanimarla y no lo lograron. Escondieron la evidencia, vistieron a Tammy, la llevaron a una habitación y, recién una hora después, a la 1:18 de la madrugada llamaron al 911.

Siete minutos después, frente a los paramédicos Derek Hicks y Scott Bird, y a los padres de la familia, relataron otra historia: Tammy se había emborrachado hasta perder la consciencia.

La adolescente, que cumpliría 16 años en una semana, no tenía signos vitales y sus pupilas estaban fijas y dilatadas. Le aplicaron un shock eléctrico para ver si su corazón volvía a arrancar a las 1:29 y repitieron la maniobra dos veces más a la 1:31 y a la 1:33.

No hubo caso. Tammy fue trasladada al Hospital General St Catharines donde fue declarada muerta.

A pesar del comportamiento de la pareja, que en medio de la noche pasaba la aspiradora, y de la insólita y gran quemadura roja en la cara de Tammy, en el cachete izquierdo, la policía y los padres creyeron la versión de la pareja: Tammy se había ahogado con su propio vómito luego de haber consumido cantidades excesivas de alcohol.

Nadie podía tener una mente tan retorcida para pensar que su hermana mayor con su novio la habían drogado para abusar de ella.

Al volver a la casa esa madrugada, como no habían quedado satisfechos sexualmente, Karla se vistió con ropa de Tammy y mantuvieron relaciones escenificando la pérdida de la virginidad de la adolescente muerta. Lo filmaron todo. Habían pasado pocas horas desde que habían asesinado a Tammy y no parecían tener el más mínimo remordimiento.

Unos días más tarde, en febrero de 1991, Karla y Paul decidieron mudarse para dejar a sus padres a solas con su duelo.

Lo de Tammy nunca pudo ser una sobredosis accidental. Karla, como técnica veterinaria, sabía muy bien cómo debía usarse esa droga anestésica y su mortal potencial. Simplemente no le importó el riesgo.

El 29 de junio de 1991 una pareja que circulaba en canoa por el lago descubrió extraños bloques con restos humanos y dio aviso a la policía. El mismo día Paul Bernardo y Karla Homolka se estaba casando a lo grande El 29 de junio de 1991 una pareja que circulaba en canoa por el lago descubrió extraños bloques con restos humanos y dio aviso a la policía. El mismo día Paul Bernardo y Karla Homolka se estaba casando a lo grande

“Obsequios” perversos

El curriculum perverso de Paul siguió creciendo. Dos semanas después del crimen de Tammy, insaciables, secuestraron a otra chica que hacía dedo en el camino, a la que llamaron “niña de enero”. La llevaron a su casa, la violaron, pero en esta ocasión la abandonaron viva cerca del lago Gibson.

En abril de 1991 Paul atacó a una menor de 14 años que estaba por empezar su práctica de remo. El 7 de junio de 1991 volvieron juntos a las andadas. Karla invitó a una chica de 15 años, a quien la justicia bautizó “Jane Doe” para resguardarla, a una fiesta de chicas en la casa que la pareja alquilaba en Port Dalhousie, en el número 57 de la avenida Bayview. Karla la conocía desde cuando trabajaba en el negocio de mascotas y la adolescente la adoraba y admiraba.

Una vez en su casa, Karla le ofreció alcohol hasta que logró que quedara inconsciente. Entonces le avisó a Paul que fuera: su obsequio de casamiento estaba listo. Desvistieron a la menor y la violaron primero con un consolador. Luego él la penetró y sodomizó. Cuando casi se ahoga con su vómito la pareja llamó a emergencias, pero los paramédicos no se dieron cuenta de nada ni sospecharon una agresión sexual.

A la mañana siguiente la joven se levantó sintiéndose enferma y dolorida. Creyó que era por el exceso de alcohol. No se acordaba absolutamente de nada. No se enteró en ese momento de que había sido brutalmente violada.

Las tumbas grises

La noche del 15 de junio de 1991, dos semanas antes de la fiesta de casamiento de Karla y Paul, él estaba robando matrículas de autos cuando se topó con la que sería su nueva víctima. Leslie Mahaffy de 14 años había llegado a la puerta de su casa después de haber estado en el velorio de un amigo que había muerto en un accidente de auto. Volvió a su casa acompañada por un compañero de colegio. Ella se había olvidado las llaves y eran las 2 de la mañana: no quería despertar a sus padres. Leslie le anunció que entraría por la puerta trasera que siempre estaba abierta y su amigo se fue tranquilo. Pero Leslie se llevó una sorpresa porque la puerta de atrás estaba cerrada. Decidió caminar hasta un teléfono público para llamar a su compañero y pedirle ir a dormir a su casa. Él le dijo que no quería despertar a sus propios padres. Leslie resignada volvió a su casa a las 2:30 con la decisión de levantar de la cama a su madre, no le quedaba otra opción. Paul acechaba y de casualidad la vio llegar. Se acercó y ella le contó a este desconocido, pero simpático joven lo que pasaba. Paul le ofreció un cigarrillo y le dijo que tenía que buscar el paquete en el auto. Leslie lo acompañó y se sentó en el lugar del acompañante con la puerta abierta y los pies fuera del coche para fumar. Paul tenía otras intenciones. Un rato después la sorprendió por detrás poniéndole su buzo sobre la cabeza. La secuestró y condujo 53 kilómetros hasta su casa en Port Dalhousie donde Karla estaba durmiendo.

La mantuvieron en cautiverio durante 24 horas en las que fue sometida a violentos ataques sexuales incluyendo sodomización. Todos fueron filmados. Entre ataque y ataque le dieron a Leslie un osito de peluche como contención. En una de las escenas filmadas, Karla mira a la cámara antes de violentarla. Horas después, cansados de los excesos, se dieron cuenta de que ella los podría reconocer y decidieron asesinarla. En el juicio Karla diría que fue Bernardo quien la estranguló con un cable de electricidad y que recién lo logró en el segundo intento porque en el primero solo la desvaneció. Bernardo, en cambio, sostendría que él se fue a duchar y a preparar el auto para llevar a Leslie a un lugar para liberarla, pero que cuando volvió Karla ya le había dado demasiado anestésico y que la idea de su mujer era inyectarle a Leslie una burbuja de aire en su torrente sanguíneo para que eso le causara una embolia. Había otro regalo de Karla para Paul, este era para la boda.

Ya era la madrugada del 16 de junio de 1991, cuando decidieron bajar el cuerpo de Leslie al sótano. Después de recibir la incómoda visita de los padres de Karla Homolka porque era justamente el Día del Padre, iban a decidir qué hacer con Leslie.

Apenas los mayores se fueron, ellos bajaron al sótano y con una sierra semicircular procedieron a desmembrar el cadáver de la adolescente. Fueron colocando los trozos en varios bloques de cemento que luego Paul fue a arrojar al Lago Gibson.

El 29 de junio una pareja que circulaba en canoa por el lago descubrió los extraños bloques y dio aviso a la policía. El más grande, que pesaba 90 kilos, era el que contenía el torso.

Increíble coincidencia, pero ese mismo día la pareja asesina se estaba casando a lo grande en la bella ciudad Niagara on the Lake. En una fiesta fastuosa regada por champagne a la que llegaron en un elegante carruaje blanco tirado por caballos. Al día siguiente, los recién casados partieron de luna de miel hacia Hawái. Mientras, los análisis dentales de los restos hallados dentro de los bloques de concreto, terminaron por certificar el horror: eran las tumbas grises de Leslie Mahaffy.

Leslie Mahaffy tenía 14 años el día en que fue raptada de la puerta de su casa, violada y asesinada por la pareja de asesinos Leslie Mahaffy tenía 14 años el día en que fue raptada de la puerta de su casa, violada y asesinada por la pareja de asesinos

Viernes diabólico

Diez meses después, el Viernes Santo del 16 de abril de 1992, la pareja paseaba con su auto cuando vieron, en el estacionamiento de una iglesia luterana a una bella adolescente. Era Kristen French (15), alumna del colegio Holy Cross y miembro del equipo de patinaje de la institución, quien estaba regresando a su casa cuando se topó con los bellos monstruos.

Karla bajó de su vehículo con un mapa, simuló estar perdida y le pidió ayuda. Apenas Kristen se acercó para asesorarlos, Paul apareció desde atrás y la amenazó con un cuchillo para que subiera al coche.

Había gente en el lugar que vio cómo raptaron a Kristen introduciéndola en un auto. En el sitio del secuestro quedaron tirados el mapa, un zapato de la joven y un mechón de su pelo.

La pareja la llevó a su casa donde la tuvieron cautiva unos tres días. La obligaron a tomar enormes cantidades de alcohol, la sometieron sexualmente, la golpearon y la torturaron. Una de las torturas consistió en mostrarle los videos que habían hecho con Leslie Mahaffy en la misma habitación donde ella sufría su calvario.

Como tenían que pasar la cena de Pascuas con los Homolka, debían deshacerse de ella. Y lo hicieron sin titubear. ¿Cómo? La asesinaron.

Una vez apresados Karla y Paul contarían historias cruzadas sobre la manera en que lo concretaron. Karla dijo que Paul la había estrangulado durante unos siete largos minutos mientras ella miraba; Paul dijo que Karla la había golpeado infinidad de veces con un mazo para luego ahorcarla con una soga. Además, reveló que, una vez que Karla terminó su tarea, dejó el cuerpo tirado allí para ir a bañarse y secarse el pelo. Luego de la cena de Pascua volvieron, raparon la cabeza de Kristen, la bañaron y la arrojaron a una zanja.

El caso de Kristen fue tratado por la policía, desde el principio, como una desaparición forzada. No tenía problemas en su casa, sus padres hicieron inmediatamente la denuncia y había testigos que dijeron haber visto como la subían por la fuerza a un Chevrolet Camaro dorado.

Paul Bernardo tenía un Nissan dorado. La confusión lo ayudó. Paul fue uno de los llamados a declarar por el llamativo color de su auto, pero los policías otra vez prejuzgaron. Ese joven rubio y agradable no tenía pinta de criminal. Además, para mayor confusión, Karla y Paul habían adoptado otro apellido: Teale.

A tal punto se sentían inatrapables que se habían puesto ese nombre en honor a un asesino en serie de una película.

El cuerpo desnudo de Kristen fue hallado en una cuneta de Burlington el 30 de abril. Estaba a un kilómetro y medio de dónde habían arrojado a Leslie. Diez días después Kristen hubiera cumplido 16 años.

Kristen French tenía 15 años, era alumna del colegio Holy Cross y miembro del equipo de patinaje de la institución, y estaba regresando a su casa cuando se topó con los bellos monstruosKristen French tenía 15 años, era alumna del colegio Holy Cross y miembro del equipo de patinaje de la institución, y estaba regresando a su casa cuando se topó con los bellos monstruos

Denuncias desoídas

Por otro lado, algunos amigos de la pareja habían empezado a hablar en voz alta en reuniones con amigos. Van Smirnis, un conocido de Paul, estaba conversando en una mesa familiar cuando dijo que su amigo podía ser “un buen sospechoso del asesinato de Kristen French” porque una vez había violado a una joven en su sótano. Uno de los integrantes de esa velada era oficial de policía y tomó nota al vuelo. Hizo un reporte y el 12 de mayo de 1992 Paul Bernardo fue citado a declarar. El informe policial concluyó que era un sospechoso muy poco probable.

Tres días más tarde se creó un grupo policial especial para investigar las muertes de Leslie Mahaffy y Kristen French. Creían que habían sido asesinadas por la misma persona.

A finales de mayo, John Motile, otro amigo de Paul y de Van Smirnis, también lo señaló como un posible asesino. De no creer. Las señales rojas estaban flameando, pero nadie las veía.

En agosto de ese mismo año, “Jane Doe” fue nuevamente invitada para pasar la noche en la casa de sus amigos Karla y Paul. Fue sedada por ellos en exceso y mientras, Paul la violaba, comenzó a tener problemas para respirar. Karla se asustó y discó al 911, pero al rato llamó de nuevo para decir que ya todo estaba bien. De todas maneras, los servicios de emergencia llegaron hasta la puerta. Se retiraron sin preguntar demasiado.

Hubo una tercera visita de “Jane Doe” a la pareja el 22 de diciembre de 1992. Esta vez Karla le pidió directamente que tuviera sexo con Paul. Ella se asustó y huyó inmediatamente. “Jane Doe” no lo sabía pero, en comparación con las otras víctimas, había sido extremadamente afortunada.

Con el aspecto de niño bien que tenía, no le costaba ganarse la confianza de las desconocidas a las que abordaba en la calle para sus fines perversosCon el aspecto de niño bien que tenía, no le costaba ganarse la confianza de las desconocidas a las que abordaba en la calle para sus fines perversos

Fin del amor

Fue el 27 de diciembre de 1992 que Paul cometió un error que quebró la lealtad de Karla para con él. Le dio una paliza brutal que la mandó al hospital: la atacó a golpes con una linterna en la cabeza, en la cara y en las piernas. El 4 de enero de 1993, después de los feriados de año nuevo, Karla volvió a su trabajo e intentó explicar su estado físico diciendo que había tenido un accidente de auto. Sus compañeros desconfiaron del relato y llamaron a sus padres. Por fin hubo una reacción familiar: la sacaron por la fuerza de la casa que compartía con Paul y la llevaron al hospital donde revisaron sus heridas. Recién ahí ella reconoció que su marido la había golpeado con salvajismo. Esa misma noche le reveló a sus tíos que Paul Bernardo era el famoso “violador de Scarborough” y que los dos habían estado involucrados en varios crímenes. Les contó de las violaciones y de los videos que habían grabado. Karla tenía los dos ojos en compota y había empezado a temer por su vida.

Se mudó primero con sus tíos a un suburbio en Toronto al tiempo que denunció a Paul por malos tratos.

Él fue arrestado enseguida, pero por su pronta colaboración fue puesto en libertad en horas.

Sin embargo, esto llevó a que el Centro de Ciencias Forenses decidiera analizar las muestras de ADN que Paul Bernardo había entregado a la policía cuando investigaban las violaciones de Scarborough el 20 de noviembre de 1990, más de dos años antes.

Ese mismo mes de enero de 1993 tuvieron el resultado: él era el violador de Scarborough.

La policía no salía de su asombro. Lo habían tenido varias veces al alcance de su mano y lo habían dejado ir.

Las autoridades fueron a buscar a Karla, necesitaban de su colaboración. Pero ella no quería hablar. Junto con su abogado querían negociar la menor pena posible. El 9 de febrero de 1993 Karla Homolka fue interrogada. No parecían importarle mucho los crímenes de su marido sino solo la paliza que él le había proporcionado.

La policía, mientras tanto, había decidido reabrir la causa por la muerte de Tammy Homolka. Sospechaban.

El 11 de febrero Karla con su abogado decidieron empezar a negociar la pena que podría caberle sabiendo que la inmunidad total, debido a su complicidad, resultaría imposible.

Paul Bernardo fue arrestado en su domicilio el 17 de febrero de 1993. El 19 comenzó el allanamiento a su casa y la búsqueda de pruebas. No sería fácil porque no podían dañar paredes ni derribar muros. Terminó extendiéndose durante 71 días. Lo primero que encontraron fue el diario personal de Paul Bernardo donde detallaba absolutamente todo lo que había hecho, pero no pudieron encontrar los videos de las violaciones. Karla acompañó a la policía para que pudieran tomar muestras de ADN y de los bloques de cemento donde estaban incrustados los restos de Leslie Mahaffy.

El 5 de mayo de 1993 el gobierno le ofreció a Karla una pena de doce años a cambio de su colaboración plena. Tenía una semana para decidirse. Si no aceptaba sería acusada de tres asesinatos y numerosas violaciones.

El 6 de mayo Ken Murray, abogado de Paul Bernardo, consiguió ingresar a la casa y llevarse los videos escondidos en el techo del baño del piso superior.

Karla aceptó el acuerdo y el 14 de mayo comenzó a hablar. Lo señaló como el autor de más de treinta violaciones y de tres asesinatos.

En sus primeros tres años de acción depredadora, Paul Bernardo violó o intentó violar al menos a 19 mujeres jóvenes. La policía llegó a interrogarlo dos veces pero nunca lo categorizó oficialmente como sospechosoEn sus primeros tres años de acción depredadora, Paul Bernardo violó o intentó violar al menos a 19 mujeres jóvenes. La policía llegó a interrogarlo dos veces pero nunca lo categorizó oficialmente como sospechoso

Palabras como dagas

La frialdad con la que Karla relataba las cosas que habían hecho era pasmosa.

Cuando le preguntaron en cuántos bloques de concreto habían dispuesto el cuerpo de Leslie dijo: “Bueno, como le dije, yo creo que había 10 partes del cuerpo. La prensa dijo que había ocho bloques, yo creo que nunca dijeron cuántas partes del cuerpo había… Probablemente yo esté confundida con el número de bloques (…). Mmm había partes de una pierna, los dos muslos, el torso, del codo a la mano y luego para arriba. Eso, me parece que serían diez”.

Aseveró que todo lo hacía bajo las órdenes de Paul Bernardo porque él, sostuvo, la chantajeaba con un video que tenía de ella teniendo sexo con su hermana inconsciente.

Tuvo una oportunidad de librarse de Paul Bernardo, pero no la aprovechó: él intentó suicidarse con una sobredosis de pastillas y ella no lo dejó morir. Cuando le preguntaron por qué, respondió irónica: “Yo no soy de ese tipo de personas, una asesina”.

Entre las cosas que reveló hubo algunas sorprendentes. Contó que Paul justificaba sus violaciones diciendo que en definitiva estas “beneficiaban a las mujeres porque se prestaba más atención a los asaltos sexuales y que así los violadores iban a ser detenidos (…). Paul me decía que no odiaba a las mujeres. Que él amaba a las mujeres. Sostenía que la violación era un acto sexual, no un acto de poder”.

También contó que una vez él la había hecho comer sus heces, pero que aún así lo quería: “Yo tenía sentimientos por él, quería que las cosas funcionaran (…). Desearía que no hubiera violado a esas chicas. Desearía que no las hubiese matado. Deseaba que tuviéramos una relación normal”.

El doctor Murray se quedó con esas cintas incriminatorias de Paul y Karla durante 16 meses. Pero en septiembre de 1994 renunció a defender al acusado y le pasó esos videos a su sucesor quien a su vez los entregó a la policía. Allí estaba todo lo que ya sabían, pero que ahora quedaba expuesto con crudeza en imágenes y sonido: los gritos, los llantos, las torturas, los desgarradores pedidos de clemencia y las violaciones de Tammy Homolka, “Jane Doe”, Leslie Mahaffi y Kristen French. En una de esas cintas de video Karla le practicaba sexo oral a “Jane Doe”.

Quedaba clarísimo que había sido una participante sádica y activa en las violaciones y los asesinatos. Era tan culpable como él, pero tenía un trato firmado y solo podrían darle doce años de cárcel.

Era asqueante. Sobre todo para los familiares de las víctimas.

“Yo tenía sentimientos por él, quería que las cosas funcionaran. Desearía que no hubiera violado a esas chicas. Desearía que no las hubiese matado. Deseaba que tuviéramos una relación normal”, dijo Karla Homolka“Yo tenía sentimientos por él, quería que las cosas funcionaran. Desearía que no hubiera violado a esas chicas. Desearía que no las hubiese matado. Deseaba que tuviéramos una relación normal”, dijo Karla Homolka

Pacto con el diablo

El 28 de junio de 1993 comenzó el juicio contra Karla Homolka. Se realizó a puertas cerradas. La prensa no podía ingresar, ni informar, ni decir qué pasaba dentro de la sala. Supuestamente era para proteger a Paul Bernardo, para que tuviese un juicio justo.

Los medios enojados hablaron de que la fiscalía había hecho “un pacto con el diablo”. Ni a la prensa ni al público le gustó o le pareció justo el acuerdo con Karla Homolka. La acusada se declaró culpable de dos cargos de asesinato y recibió los 12 años de sentencia. Nunca fue juzgada por el caso de su hermana Tammy. Tampoco por el caso de “Jane Doe”.

Los psiquiatras no pudieron dar un diagnóstico claro de Karla y dijeron que, si bien demostraba una gran habilidad para presentarse a sí misma, habían encontrado una moral vacía, imposible de explicar. No habían hallado en ella remordimiento, vergüenza o responsabilidad.

Internet estaba en sus comienzos y funcionó como una filtración perfecta para evadir la censura impuesta por el juez del caso. Los rumores de lo que la pareja había hecho estaban en la red al alcance de cualquiera.

La edición de la revista Newsweek del 6 de diciembre de 1993 levantó mucho revuelo: en sus páginas contaban que los perversos secuestradores cortaban con elementos quirúrgicos los tendones de las piernas de las chicas para que ellas no pudiesen escapar. Cuando se conocieron los detalles de las cintas y la perversidad de Karla como cómplice perfecta, la sociedad estalló de rabia.

Paul aprovechó para repetir que él había violado, pero que la que había asesinado era Karla. Muchos sostenían que el acuerdo no era justo, pero lo cierto es que fue gracias a la información que ella brindó que habían esclarecido el caso.

En prisión Karla tuvo un amante llamado Jean Paul Gerber (38, francés quien había asesinado a su novia hacía siete años). Muchos temieron que ella estuviera reemplazando a Paul por este otro criminal.

Paul Bernardo fue condenado a cadena perpetua el primer día de septiembre de 1995. Los psiquiatras dijeron que era un “psicópata incurable” y la ley canadiense lo declaró “delincuente peligroso”Paul Bernardo fue condenado a cadena perpetua el primer día de septiembre de 1995. Los psiquiatras dijeron que era un “psicópata incurable” y la ley canadiense lo declaró “delincuente peligroso”

Jamás un perdón

El juicio contra Paul Bernardo comenzó el 18 de mayo de 1995. El 29 de junio declaró Karla Homolka en su contra.

El 1° de septiembre de 1995, Paul Bernardo fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional antes de que transcurrieran, al menos, 25 años de prisión efectiva.

Los psiquiatras que lo entrevistaron dijeron que era un “psicópata incurable” y la ley canadiense lo declaró “delincuente peligroso”.

En 2006 el convicto admitió haber agredido sexualmente a otras diez mujeres en 1986. En 2018, habiendo cumplido los 25 años mínimos tras las rejas, intentó obtener la libertad condicional. Se la denegaron visto y considerando que jamás mostró arrepentimiento ni pidió disculpas a los familiares de sus víctimas. En junio de 2021 volvió a pedirla y nuevamente le fue rechazada.

Además de los asesinatos confesados hubo otros crímenes que podrían ser obra suya. Entre ellos:

-Elizabeth Bain: desapareció del campus universitario el 19 de junio de 1990 y su cuerpo no apareció jamás. Muchos la vieron con un joven rubio cuya descripción se corresponde con Paul Bernardo y subida por la fuerza a un auto parecido al que él tenía.

-Lois Hanna (25): desapareció luego de ir a una fiesta en Ontario. Nunca fue hallada, pero su cartera y su documento de identidad fueron hallados en la casa que Paul Bernardo compartía con Karla Homolka.

-Melissa Sheppit (15): fue encontrada apuñalada, cerca de donde se halló el cuerpo de Kristin French, en mayo de 1992.

-Terri Anderson (14): desapareció de su casa el 30 de noviembre de 1991. Vivía demasiado cerca de la pareja Homolka-Bernardo. Su cuerpo fue encontrado en mayo del año siguiente.

-Cindy Halliday: se evaporó en abril de 1992 mientras hacía dedo. Sus restos desmembrados, había sido apuñalada, fueron hallados en la misma ruta por la que Paul Bernardo solía manejar para ir a visitar a sus amigos.

En 2017, Karla fue descubierta trabajando como voluntaria en la misma escuela primaria “Greaves Adventist Academy” donde estudiaban sus hijos, en el tranquilo barrio Notre Dame de Grace, de Montreal. Significó un escándalo de alcance globalEn 2017, Karla fue descubierta trabajando como voluntaria en la misma escuela primaria “Greaves Adventist Academy” donde estudiaban sus hijos, en el tranquilo barrio Notre Dame de Grace, de Montreal. Significó un escándalo de alcance global

Libertad sin sabor

Lori Homolka, la hermana del medio, para evitar el asedio social y ser vinculada al caso decidió cambiarse, en 1996, su nombre por Logan. Estudió, se casó con Dominic Valentini y tuvo tres hijos siempre manteniéndose lo más lejos posible de los titulares de la prensa.

En diciembre de 2001 seis videos que contenían las torturas y violaciones de Paul y Karla fueron destruidos para evitar siniestras filtraciones.

Karla salió libre el 4 de julio de 2005, con 35 años. Se le impusieron varias restricciones: tendría que notificar a la policía su lugar de residencia, su lugar de trabajo y con quien vive; informar cualquier cambio de nombre; pedir permiso para ausentarse de su hogar; no contactar jamás a Paul Bernardo ni a las familias de Leslie Mahaffy, Kristen French ni a la de “Jane Doe”; no trabajar con jóvenes menores de 16 años ni consumir drogas y continuar con terapia. Tampoco podría visitar sin previo aviso a su propia familia.

A la salida de su detención no se presentó a buscarla ningún familiar. Su padre, Karel Homolka, dijo no estar preparado para reconstruir una relación con ella y dijo: “Quizá algún día”.

Karla apenas estuvo en libertad otorgó una entrevista a Radio Canadá en la que pidió perdón por los hechos “terribles” que había cometido. Pero se justificó diciendo que había estado en una “situación en la que no era capaz de pedir ayuda y que estaba completamente trastornada”. Aseguró que continuó su relación con Paul solo por “miedo a ser abandonada” y que actuaba bajo su influjo: “No quiero que la gente crea que soy peligrosa y que le voy a hacer algo a sus chicos. Cuando pienso lo que hice no creo merecer ser feliz”.

Luego de esta nota Karla cambió tres veces de identidad. Le pidió a un juez de Quebec protección frente a los medios, pero este falló en su contra: no restringiría a los medios cubrir su vida después de la prisión porque ella seguía siendo un peligro para el público. Karla pretendió presentarse como una mujer golpeada y manipulada por Paul, pero los que conocían su causa sabían cuánto había estado involucrada en las violaciones, torturas y asesinatos. Los videos habían sido clarísimos delatores.

En 2007 Karla dejó Canadá con destino a la isla de Guadalupe con su nuevo marido Thierry Bordelais, hermano de uno de sus abogados, y el primero de los tres hijos que tuvo (dos varones y una mujer). En 2014 la familia volvió a Canadá y se instalaron en Chateauguay, a pocos minutos de Montreal. Los vecinos se enteraron de quién era ella y empezaron a preocuparse. En abril de 2016 la prensa la volvió a encontrar y en 2017 el mundo se escandalizó porque fue descubierta trabajando como voluntaria en la misma escuela primaria “Greaves Adventist Academy” donde estudiaban sus hijos, en el tranquilo barrio Notre Dame de Grace, de Montreal. Su colaboración era acompañarlos en las salidas temáticas y ayudarlos con la interacción con mascotas. Cuando corrió la voz de que ella era la mismísima Karla Homolka, los padres entraron en pánico. Iniciaron una petición para poner a Karla Homolka en el Registro Nacional de Delincuentes Sexuales que consiguió más de 41 mil firmas.

Hoy, no sabemos con qué nombre, Karla sigue disfrutando de su libertad. Escapar de quien se fue no es fácil. El peor castigo para ella podría ser el juicio ético al que podrían someterla sus propios hijos. Eso si es que alguien se anima (o se animó) a contarles los horrores que cometió su madre, a sangre fría, cuando era joven. Como por ejemplo drogar, violar, torturar y asesinar, incluso a su propia hermana hace 396 meses, en una navidad como esta. Nada menos.

Por Carolina Balbiani-Infobae