Chubut Para Todos

La lengua de Carrió, el fantasma de Nosiglia y los desafíos a Larreta

Por qué Lilita es eterna. Por qué el Coti también. Por qué la UCR adelantó todas las batallas y puede romperse. Por qué hacen fila para limar el Horacio 2023.

Elisa Carrió, cuándo no, hizo saltar los tapones de la precaria instalación de Juntos por el Cambio. Por alguna razón, que no está clara o no se puede contar, sus socios mayoritarios todavía le tienen miedo. La jefa de la Coalición Cívica está supuestamente retirada de la política, su salud le impide volver a ser candidata y Patricia Bullrich le arrebató la franquicia de antikirchnerista dura, pero funciona todavía como la fiscal implacable de su propio y heterogéneo espacio. A Lilita le alcanzó el acto por el 20 aniversario de la creación de su sello para mostrar todas las costuras del armado opositor, solo disimuladas, de a ratos, por las penurias del Frente de Todos.

Para defender a su principal socio en el radicalismo, el derrotado cordobés radical Mario Negri, Carrió no dudó en incinerar a los epígonos de Enrique Nosiglia y a los peronistas que tienen en su ADN una trayectoria que los hermana con Sergio Massa. Desde el frente antiperonista, Lilita, sigue dos décadas más tarde y después de haber girado 180 grados en todo sentido, disparando contra el bipartidismo que se recicló incluso dentro de Juntos. Lo sabe Horacio Rodríguez Larreta, que ahora ve como Santa Lilita vuelve a coquetear con el reincidente Mauricio Macri.

Según declaró hace unos años el expresidente Federico Pinedo, a Carrió a veces la lengua le va más rápido que su cerebro. Sin embargo, cada una de sus granadas tiene un objetivo claro. Antes que nada, Lilita busca conservar su protagonismo y se vale, para eso, del temor que la dirigencia política -incluidos sus socios, claro- le tiene al show decadente de la denuncia. A partir de retener su papel en la escena mediática, la jefa de la CC aprovecha para condicionar a sus aliados y compensar con advertencias lo que le falta en el terreno de los votos, donde sus discípulos no pueden siquiera igualarla a la hora de las urnas. El nuevo cisma radical

Carrió no sólo defiende a Negri, sino que resiste el avance que Martin Lousteau y su socio Emiliano Yacobitti pretendían consumar en el Congreso. El cordobés, que viene de morder el polvo mal en la interna con Rodrigo De Loredo, quien compitió pese a un sinfin de obstáculos que le plantearon sus rivales internos, les da a los lilitos el mejor de los tratos. Eso genera que los radicales ligados a Nosiglia -y no sólo- concluyan en una máxima que suena a herejía en el Instituto Hannah Arendt: “Lilita también quiere cargos, como todos”. La frase pertenece a un radical que dice pararse equidistante en la pelea Negri vs. Yacobitti, traducida por algunas fuentes como Carrió vs Nosiglia. Aunque sus rivales internos se rían de la afirmación, quienes más cerca están del exministro de Interior de Raúl Alfonsín dicen que tomó distancia de esta puja interna y no participa.

La batalla por la presidencia del bloque de Diputados cuenta con pronóstico reservado y no pocas voces anuncian que el radicalismo se partirá en la Cámara baja. El propio Yacobitti lo insinuó en una de las entrevistas que dio esta semana en América TV, parte de un ejercicio nuevo para alguien que se reservó siempre la negociación detrás de escena y ahora supone que le llegó la hora de pelear un lugar en la superficie. “No estoy dispuesto a someterme a una extorsión de nadie, porque tengo el culo lo suficientemente limpio como para decir y hacerme cargo de lo que hago”, dijo el vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en alusión a Carrió en el canal de José Luis Manzano Daniel Vila. De eso lo acusan en el radicalismo más duro, de ser tan acuerdista que no se distingue de Massa. También, de tener demasiado diálogo con Eduardo de Pedro Máximo Kirchner o -lo que lo crucificó con Carrió- de idear un proyecto en agosto pasado para entregarle la presidencia de la Corte a Ricardo Lorenzetti. Con siete vidas, Ritondo retiró su firma después de oír los alaridos de Lilita.

Todos tienen una debilidad que los condiciona. Negri lleva cuatro mandatos como jefe de bloque y viene de perder mal en el que se suponía era su bastión, pero Yacobitti no es el más indicado para encarnar la renovación que pretenden los socios de Lousteau. Tanto De Loredo como el mediático Martín Tetaz hubieran sido, suponen algunos radicales, mejores candidatos. Negri ya tiene el respaldo de los otros jefes de bloque, el lilito Juan Manuel López y Ritondo, otro de los vapuleados por Carrió. Todos rechazan la postura de mínima de Yacobitti: que el dirigente histórico de la Franja Morada se convierta en jefe del interbloque sin ser presidente de ninguno de los bloques.

Lo paradójico es que el beneficiado del choque entre radicales se encamina a ser Ritondo, que quedaría como jefe de un interbloque que podría tener hasta ocho bancadas, incluidas tres unipersonales como la de Ricardo López Murphy. Para eso, tiene que superar el filtro de … Carrió, además de rezar para que Rodríguez Larreta la convenza de hacer silencio por un tiempo.

El martes 7, antes de las 12 del mediodía -la hora en la que juran los nuevos legisladores-, se sabrá si hay cisma en el radicalismo. En cambio, el nombre de los jefes de bloque puede esperar hasta la primera sesión del nuevo Congreso, que sería a mitad de diciembre. Se espera que antes, el lunes, haya una reunión de todo el radicalismo, algo que todavía está por confirmarse.Lousteau, aislado en el reino de Morales

Diputados es el capítulo más ruidoso de una pelea que incluye al Senado y a la jefatura de la UCR. El tándem Yacobitti-Lousteau también lleva las de perder en el territorio donde el peronismo acaba de resignar la mayoría por primera vez desde el regreso de la democracia. El exministro de Economía de Cristina Fernández quiere retener la vicepresidencia de la Cámara, pero la cúpula radical ordenó reemplazarlo por la animadora Carolina Losada, una de las grandes sorpresas de la UCR en Santa Fe. El Senado sigue siendo hoy dominado por el oficialista permanente Gerardo Morales. Luis Naidenoff es considerado apenas un apéndice del gobernador de Jujuy y, como Negri, viene de perder en Formosa.

En línea con el cordobés y con el respaldo de los tres gobernadores radicales, Naidenoff seguirá al frente del bloque y Alfredo Cornejo se perfila para asumir como presidente del interbloque, un cargo decorativo pero que garantiza la atención de los medios opositores. Sin embargo, el exgobernador de Mendoza y todavía titular del partido carga con un antecedente reciente que conspira contra sus aspiraciones -apoyó a Lousteau-Yacobitti en la interna contra Negri-, aunque ya avisó que no está dispuesto a partir el bloque en Diputados y se reconcilió con Morales. Si en Diputados Yacobitti llegó a juntar 18 diputados contra 27 de Negri, en el Senado la mayoría de Naidenoff implica una ventaja de 16 a tres a favor de la línea Morales.

Como capítulo a esta altura menor de la disputa, está la elección por la jefatura de la UCR, prevista para el 17 de diciembre. Morales reclutó la mayor parte de los apoyos y en su entorno afirman que Lousteau no se va a presentar porque sería un pasaporte seguro a la derrota. Sin embargo, el senador de Evolución dice que la elección debería postergarse porque todavía hay dos distritos intervenidos y cuatro con mandatos vencidos y prorrogados desde hace años sin elecciones. Cornejo busca pararse como mediador y propone postergar los comicios para marzo. De fondo, Lousteau insiste en que es el viejo radicalismo el que viene de perder una vez más las elecciones y acusa a sus rivales -en especial, a Morales- de manejar todos los recursos: en el Congreso, en el Consejo de la Magistratura, en la AGN y en el Enacom.  Teléfono, Horacio

El arsenal de Carrió no sólo apuntaba a laudar en la interna radical, sino a condicionar a Larreta, su socio de los últimos tiempos. El jefe de Gobierno porteño salió más debilitado de lo que se suponía de las elecciones generales y todos quieren darle batalla. Su alianza con Lousteau en la Ciudad, producto del susto de su vida, le está costando cara en la relación con el resto del radicalismo, que ambiciona liderar la alianza antiperonista. Los radicales hacen cola para desafiarlo. El primero es Morales, el mandamás del norte que hasta se candidateó a vice de Patricia Bullrich en su provincia con tal de encender las alarmas de Uspallata.

Hasta hace dos años, el mayor activo de Lousteau era ser una cara nueva para un radicalismo que venía de años sin ningún tipo de renovación y que tenía dirigentes -como Morales- que habían sido parte distintiva del fracaso de la alianza UCR-Frepaso. En los últimos tiempos, la elección en la provincia de Buenos Aires y la aparición de Facundo Manes alteraron la ecuación. Enfrentado a más no poder con Larreta -no es un detalle que no exista ninguna foto que los muestre juntos-, el neurólogo está dispuesto a cualquier cosa con tal de lograr que el radicalismo enfrente al alcalde porteño. Con ese tablero en la mano y en vistas de la alianza Larreta-Lousteau, Manes votó por Negri como jefe de bloque en el radicalismo. Por si alguien no lo entendió, el lunes habrá una foto, entre el médico de Salto y el cordobés que resiste la ofensiva de Yacobitti.

Por Diego Genoud – Letra P