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La increíble historia de Jerónimo, el hijo hippie de Julián Weich

A los 19 años se fue de su hogar para emprender un viaje de mochilero por Sudamérica. Ahora vive en Buenos Aires y hace malabares en los semáforos.

A los 19 años, Jerónimo Weich (23) le dijo a sus padres, el conductor de TV Julián (51) y Valeria, que había decidido dejar la facultad (era estudiante de cine), los entrenamientos de rugby y el gimnasio para emprender un viaje de mochilero rumbo al norte, sin destino específico.

La historia de Jerónimo, el hijo hippie de Julián Weich: “Me siento como en casa en la naturaleza”

La historia de Jerónimo, el hijo hippie de Julián Weich: “Me siento como en casa en la naturaleza”

“A los tres días estaba en Bolivia. Llegó a México y no sabía hacer nada en particular: en el camino aprendió a hacer malabares. Estuvo un año y medio de mochilero por Sudamérica y cada tanto avisaba que estaba vivo. Al año me preocupé y lo traje a la Argentina para ver cómo estaba físicamente. Cuando cumplí 50 la idea era ir toda la familia con él. Fui yo y vivimos en la calla en Panamá, sin rumbo, gastando lo menos posible. Él hacía malabares en la esquina y yo pasaba la gorra”, contó el conductor.

Jerónimo ya está de regreso en Buenos Aires y trabaja haciendo malabares en la esquina de los semáforos. En diálogo con Infama, contó por qué decidió llevar este estilo de vida: “Estaba en la ciudad, estudiaba cine y laburaba: una vida normal. Pero me cansé de la ciudad, del ruido, de todo. No les di muchas opciones a mis papás. La familia siempre me bancó. Por suerte tuve el privilegio de que me escuchen siempre y me banquen en lo que haga. Mi familia siempre me dijo que vaya para adelante: si quiero viajar de vuelta me apoyan y me dicen que haga lo que quiera”.

Respecto a su trabajo en las esquinas de la ciudad de Buenos Aires con sus malabares, confesó que le gustaría “tener un show más profesional”. Y explicó: “El semáforo es algo aparte: me gusta conectar con la gente del lugar e intentar sacarles al menos una sonrisa. Es lo que me propongo en el día a día, y se logra. Me gusta estar un fin de semana en una ciudad, juntar plata e irme para la naturaleza”.

Con lo que juntás un día en la ciudad podés vivir dos meses en la naturalezaque es donde me siento más en casa, donde puedo ser libre. La libertad de saber que sos vos en esta tierra: todo tu futuro y tu presente depende de lo que cada uno haga. Encontrar tu casa en cada lugar del mundo es hermoso, nunca te va a faltar una casa”, concluyó.

Jerónimo Weich, haciendo malabares

Jerónimo Weich, haciendo malabares

Su madre también habló sobre los dolores de cabeza que le trajo la vida nómade de su hijo, y contó: “De él es esperable cualquier cosa. Es un tipo libre, jamás en su vida le importó la plata”.