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El Vaticano oficializó la gestión de paz

El cardenal italiano Mateo Zuppi, un especialista en resolución de conflictos internacionales, es la persona encargada por Francisco para avanzar en la búsqueda de acuerdos entre rusos y ucranianos. 

“Por favor, no nos acostumbremos a los conflictos y la violencia, no nos acostumbremos a la guerra, por favor. Y sigamos estando cerca del martirizado pueblo ucraniano” dijo este domingo el papa Francisco, quien no oculta su preocupación por la continuidad de la guerra entre rusos y ucranianos. Pero más allá del ruego Jorge Bergoglio sigue promoviendo gestiones diplomáticas para lograr un acercamiento entre las partes en conflicto y fue el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, quien confirmó “que el Papa Francisco ha confiado al cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, la tarea de dirigir una misión, de acuerdo con la Secretaría de Estado, para ayudar a aliviar las tensiones en el conflicto de Ucrania”.

Zuppi (67 años), forma parte de la Comunidad de Sant´Egidio, un grupo eclesiástico que se ha caracterizado por su compromiso en favor de la paz y por intervenir en la solución de diferendos nacionales e internacionales. El ahora cardenal actuó directamente en Albania, Bosnia, Burundi, Guatemala, Kosovo y Uganda. Se le reconoce que fue principal protagonista del acuerdo firmado el 4 de octubre de 1992 en Roma y que puso fin a la guerra civil en Mozambique, después de dos años de negociaciones.

La estrategia para llegar a ese final estuvo basada en permanentes encuentros que se mantuvieron en sigilo y realizados con la mayor discreción de todas la partes.

Algunos meses atrás el propio Zuppi recordaba que “Mozambique vio surgir la primavera de la paz” y que “este recuerdo es hoy un inspiración, una esperanza en un mundo que se ha resignado a la guerra y habla un lenguaje de guerra” y que ello se manifiesta “en Ucrania de forma cada vez más grave y preocupante”.

En su reciente visita a Hungría el Papa había confirmado la existencia de “una misión en curso” que todavía no había cobrado estado público y adelantó que sería revelada en el momento oportuno.

Con posterioridad a ello, el fin de semana pasado, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, estuvo de visita en Roma y dialogó durante cuarenta minutos con el pontífice a quien le pidió que avanzara en un plan de paz pero bajo los términos dispuestos por Kiev. El presidente ucraniano se niega a cualquier misión que ponga en pie de igualdad a los rusos, a quienes califica de “agresores”, y a los ucranianos consideradas las víctimas del conflicto. “No puede haber igualdad entre la víctima y el agresor”, sostuvo Zelenski.

Después de ese encuentro el Vaticano dijo oficialmente que Zelenski y el Papa discutieron “gestos humanitarios”, y que la Santa Sede estaría dispuesta a colaborar en la repatriación de niños ucranianos hechos prisioneros por los rusos.

Poco después de la reunión Zelenski publicó un mensaje en su Twitter en el que agradeció el encuentro con Francisco y su atención ante “la tragedia de millones de ucranianos”, pero reiteró el pedido para que el pontífice “condene los crímenes rusos en Ucrania”.

De acuerdo a lo informado por el Vaticano el “calendario de la misión (del cardenal Zuppi) y sus modalidades se encuentran en estudio”. Al mismo tiempo, la Santa Sede hizo saber que el arzobispo Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, a quien se había señalado como el interlocutor con el presidente ruso Vladimir Putin, no forma parte, al menos por el momento, de la misión de paz. Algunas versiones indicaban que mientras Zuppi hablaba con los ucranianos, Gugerotti podría hacer lo mismo con los rusos.

Mateo Zuppi, un cardenal que antes de ser ungido como tal se transformó en un especialista en promover procesos de paz como respuesta a graves conflictos, es la persona en la que Francisco ha depositado la responsabilidad para avanzar en búsqueda de la paz entre Rusia y Ucrania.

Zuppi tiene la tarea de dirigir una misión “con la esperanza, nunca renunciada por el Santo Padre, de que esto pueda poner en marcha caminos de paz”, aseguró ahora el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Por Washington Uranga – Página/12