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El ajuste se cobró su primera víctima en Brasil

La salida de Levy, quien defendía una rígida política de ajuste que había generado desacuerdos dentro del gobierno, se veía venir. El empresariado no vio con malos ojos la elección de Barbosa para sucederlo en Hacienda.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, reemplazó ayer a su ministro de Hacienda, Joaquim Levy, por el titular de la cartera de Planificación, Nelson Barbosa, un economista de perfil desarrollista. La salida de Levy, quien defendía una política de rígida disciplina fiscal y generó desacuerdos dentro del gobierno, se veía venir tras su participación –el jueves– en la reunión del Consejo Monetario Nacional (CMN), donde usó un tono de despedida para cerrar el encuentro.

Levy pasó la mañana de ayer esquivando las preguntas de los periodistas sobre su permanencia en el cargo. En un desayuno con periodistas, ofrecido en Brasilia, hizo un balance de su trabajo al frente de la cartera en 2015, pero evitó responder más de diez preguntas que fueron hechas en torno de la posibilidad de dejar su puesto. El ministro saliente publicó una carta en la que pidió al gobierno que no relaje las restricciones presupuestarias para intentar socorrer a determinados sectores económicos, y se despidió con una frase que dijo en el desayuno con los periodistas. “El país no puede quedarse parado, porque quedarse parado es ir hacia atrás.”

Finalmente, hacia la tarde, la Presidencia informó a través de un escueto comunicado que Dilma agradeció la labor de Levy, a quien le atribuye haber cumplido un papel fundamental para enfrentar la crisis económica. La mandataria también le deseó al ministro saliente “mucho éxito en sus desafíos futuros”.

Por su parte, el flamante ministro de Hacienda brindó una conferencia de prensa, en la que afirmó que el gobierno adoptó medidas de gestión para optimizar el gasto público y alcanzar la estabilidad fiscal. “Hoy nuestro mayor desafío es el fiscal. La solución depende solamente del Estado brasileño. Los tres poderes que forman el gobierno federal tienen todas las condiciones para solucionar la situación”, dijo. “Estamos también empeñados en la reducción de la inflación. El Banco Central viene adoptando las medidas necesarias”, señaló, citado por el periódico brasileño O Globo.

Según Barbosa, los esfuerzos para contener la inflación están en marcha y se espera que los resultados comiencen a verse a partir del año que viene. “La desvalorización del real frente al dólar tiene impacto temporario sobre la inflación, pero también promueve el aumento de la competitividad de las exportaciones brasileñas”, opinó. Respecto a la balanza comercial, Barbosa afirmó que el año que viene debería iniciar por encima de lo esperado. “Nuestro saldo comercial este año debe permanecer por encima de los 15 billones de dólares.”

El empresariado no vio con malos ojos la elección de Barbosa para suceder a Levy en Hacienda. Algunos afirman que, de acuerdo con el perfil del ministro, sería el indicado para alejar a Brasil del ajuste fiscal, cuestión que en este momento consideran como prioritaria. No obstante, la oposición criticó la salida de Levy y afirmó que el nuevo jefe de la cartera de Hacienda es uno de los responsables de la situación económica que atraviesa el país, ya que aconsejó a Dilma sobre la política fiscal. Sin embargo, el líder del gobierno en la Comisión Mixta de Presupuesto (CMP), el diputado oficialista Paulo Pimenta, afirmó que la elección de Barbosa es acertada. La CMP y el Congreso aprobaron el presupuesto y la meta fiscal para el año que viene –menor que la sugerida por Levy– el miércoles y el jueves.

La política de Levy, un economista ortodoxo y liberal de reconocida trayectoria en la banca privada, también fue resistida por Barbosa, por lo que los desacuerdos entre ambos fueron la tónica por durante los casi 12 meses que compartieron el gabinete de Dilma, desde que la mandataria asumió su segundo gobierno, en enero. La gota que desbordó el vaso fue la decisión del gobierno de enviar el martes al Congreso un proyecto de Presupuesto para 2016 que contempla un déficit fiscal equivalente al 0,5 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), en contra de la opinión de Levy. Apenas un día después de que el proyecto arribara al Congreso, la agencia de calificación de riesgo Fitch le retiró al país el grado de inversión, tal como lo hizo en septiembre la agencia Standard & Poor’s.

La caída de Brasil al grado especulativo por parte de una segunda agencia calificadora precipitó la salida del ministro, quien asumió el cargo con el rol de fiador del gobierno de Rousseff ante el mercado financiero.

No obstante, el economista, llamado “manos de tijera” por su férrea defensa del recorte de gastos como forma de garantizar el superávit fiscal y reequilibrar las cuentas públicas, no logró aplicar en tiempo y forma las medidas que a su entender son indispensables y urgentes para que la economía brasileña retome la senda del crecimiento.

Barbosa, a su vez, ocupaba la cartera de Planificación desde el 1 de enero. Pese a no estar afiliado al PT, goza del respaldo del partido y tiene una estrecha relación con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El cargo que el flamante ministro dejó vacante será ocupado por Vladir Simao, actual ministro de la Controladuría General de la Unión.

En 2006, el economista ingresó al Ministerio de Hacienda, donde permaneció hasta 2013 comandando diversas oficinas, como las secretarías de Acompañamiento Económico, de Política Económica y Ejecutiva. Hombre de confianza de Rousseff, Barbosa fue uno de los mentores de la política económica que a partir de 2008 llevó adelante el gobierno de Lula primero, y de Dilma a partir de 2011, con la que Brasil consiguió enfrentar la crisis internacional sin perder ritmo de crecimiento.

Entre los años 2004 y 2006 Barbosa trabajó junto al ex ministro de Hacienda Guido Mantega en el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes). Doctor en Economía por la New School for Social Research, en Estados Unidos, el nuevo ministro es además profesor de economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro.