Chubut Para Todos

Argentina no sobreviviría a tres años más de este Gobierno

Libertarianos de parabienes

“Donald Trump no es un error de época, representa cabalmente a sectores internos de Estados Unidos opuestos a una globalización cuya deslocalización geográfica industrial ha dejado un reguero de nuevos pobres y desempleados, sobre todo en aquellos sectores de baja capacitación, otrora fuente de potencia electoral de los viejos sindicatos demócratas y hoy  vulgarmente llamados White Trash, descriptos maravillosamente por Nancy Isemberg y sobre todo por el electo Candidato a Vicepresidente de Trump, J. D. Vance, en su multipremiado libro ‘Hillbilly Elegy: A Memoir of a Family and Culture in Crisis’, un relato autobiográfico que se convirtió en bestseller y película de Netflix, en el que Vance narra su infancia en unos Estados Unidos de blancos castigados por el desempleo y las adicciones, dando voz a una clase trabajadora desilusionada y resentida (…) La ultraderecha es la hija no reconocida del fracaso del progresismo neoliberal. Se impone una autocrítica feroz y una renovación en lugar de descalificar a electores desesperados. Aplica en Estados Unidos y también en Argentina”.

Marcelo Brignoni

en La Tecl@ Eñe

Indicios del damero global inmediato

En ningún caso lxs americanxs del Sur sacaremos buen partido de una contienda electoral en el Gran País del Norte. Pero resulta indiscutible que, al menos en principio, una nueva presidencia del republicano Donald Trump constituye una buena nueva para los libertarianos argentos, que seguramente brindarán con el mejor champán al culminar 2024, despidiendo un primer año de gestión sumamente favorable a sus aspiraciones. Aunque, en los hechos, el destino económico de nuestro país hoy dependa más de Pekín que de Washington. 

Como nota al pie, y sin entrar en detalles finos, no está de más recordar que en EEUU hay 65.000.000 de latinos, y que alguna vez John William Cooke -el mentor del peronismo revolucionario – aventuró que esa masa crítica, a la larga o a la corta, sería la sepulturera del Imperio. El tiempo lo dirá.

Ahora lo cierto es que Trump ha vuelto a imponerse gracias al llamado “cinturón del óxido” (región del Nordeste y Medio Oeste de Estados Unidos que ha sufrido un marcado proceso de decadencia industrial y económica a partir de los años 70) y a una base conservadora constituida por los excluidos de esa globalización expresada por Kamala Harris.

El gran desafío del magnate estadounidense para cumplir con su lema de “hacer a América grande nuevamente” será acotar el enfrentamiento entre la OTAN y la Federación Rusa mediante barreras arancelarias que producirán una austeridad  destinada a sostener el complejo armamentístico yanki, desalentar la criminal escalada sionista en Medio Oriente, y hacerle respiración boca boca a un patrón dólar amenazado por el decidido avance de los BRICS.

Ni lerdo ni perezoso, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, se apresuró a felicitar a Trump por su victoria, expresando su deseo de trabajar con él para lograr “paz y seguridad” en la región y materializar las “aspiraciones legítimas” de los palestinos. 

Por su parte, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha declarado que llegó una era “de cambios cardinales y revolucionarios”.  “En cierto sentido, se acerca el momento de la verdad”, agregó durante su discurso en el XXI Foro Internacional de Discusiones Valdái, desarrollado en la ciudad rusa de Sochi. “La vieja estructura del mundo ha desaparecido irrevocablemente, se podría decir que ya ha desaparecido. Y se está desarrollando una lucha seria e irreconciliable por la formación de un nuevo orden”, explicó. “Es irreconciliable, en primer lugar, porque ni siquiera es una lucha por el poder o la influencia geopolítica, sino un choque de los principios mismos sobre los cuales se construirán las relaciones entre países y pueblos en la próxima etapa histórica”, sostuvo. “Vemos un conflicto entre la gran mayoría de la población del planeta, que quiere vivir y desarrollarse en un mundo interconectado de enormes oportunidades, y la minoría global, a la que solo le preocupa una cosa: mantener su dominio”, concluyó.

En nuestra latitud, poniendo de manifiesto paradojales coincidencias de sentido común entre el Norte y el Sur Globales, así como a nivel regional vastos sectores de la militancia anti sistémica – no la progresista -, sabedores de la corruptela que campea en el PSUV, no se rasgaron las vestiduras ante la relativa dilación con que fueron presentadas las actas electorales desde la Venezuela bolivariana, en el entendimiento de que su eventual derrumbe traería siniestras consecuencias geopolíticas para Nuestra América, es de suponer que el presidente electo de los EEUU proceda con similar pragmatismo en favor de un Javier Milei que no es proteccionista ni estatalista ni laboralista como él. 

Repensando la génesis del momento que transita la Argentina

Desde 1945 hasta 1975, la participación de la clase obrera nacional en el PBI osciló entre el 42 y el 48%. Su empeño en perforar ese techo es la explicación más sintética y taxativa que se nos ocurre ofrecer para entender la carnicería que sobrevino a partir de 1976, cuyo mayor logro consiste en que aquellos indicadores actualmente se han reducido aproximadamente a la mitad.

Mucho han discurrido los analistas políticos en torno al supuesto pacto de gobernabilidad establecido entre los genocidas del proceso y una clase política que desde 1983 jamás se aventuró a revisar la deuda contraída a sangre y fuego por la dictadura ni a desmontar la matriz productiva extractivista y agroexportadora de acumulación por desposesión. 

Sería infantil suponer que alguna vez los representantes del gobierno de facto en retirada se sentaron con los futuros funcionarios de la recuperada democracia a pactar sus límites, pero nunca está de más refrescar el detalle no menor de que los golpistas no fueron desalojados del poder por la ofensiva de un pueblo que los echó a patadas, sino más bien – y sin quitarle mérito alguno a la resistencia popular, que desde luego existió… ¡y cómo! – por el desprestigio internacional generado a causa de las inocultables violaciones a los DDHH y la bochornosa derrota en la guerra del Atlántico Sur.

En todo caso, a la clave que explica el corset establecido sobre nuestra vida política a partir de la restauración del orden constitucional vigente haya que buscarla en la naturaleza del Juicio a las Juntas, que resolvió escarmentar con exclusividad al brazo ejecutor uniformado del baño de sangre perpetrado en la Argentina a fines de transformar al país en furgón de cola del nuevo orden internacional en ciernes, ya que – como es público y notorio – los sponsors de la desaparición forzada de al menos 30.000 compatriotas visten trajes Pierre Cardin y continúan viajando impunes en los charters presidenciales.

En consecuencia, así como en 1985 el alegato del Nunca Más consagrado por la democracia radical impugnó por igual a una represión sin límites como a la lucha armada que le salió al cruce, la institucionalización peronista llevada a cabo a partir de 2003 abortó el reclamo antineoliberal del Argentinazo de 2001 resumido en la consigna “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.

Y así venimos desde entonces, marchando sobre las brasitas de viejas luchas asordinadas por los cantos de sirena de una prosperidad que nunca llega (brotes verdes, segundos semestres, “ya lo vas a entender”), al menos para los de abajo.

No obstante, promediando datos de media docena de consultoras, Milei cayó 7 puntos en septiembre, y subió 8 en octubre, conservando en su primer año de gobierno alrededor de un 46% de aprobación. 

Hay que creer o reventar que el elenco gobernante, profusamente satirizado a través de incontables memes (hasta ser comparado con Los Locos Addams), no solo tiene poder de fuego sino que está resuelto a avanzar a la velocidad de un tren bala, imponiendo sus ideas en todos los frentes, como lo demuestra la reciente resolución de que  el superministerio de Calidad Humana se desprenda de la Secretaría de Cultura, que por decreto 989/2024 pasó a revistar bajo la órbita de Presidencia de la Nación, donde se espera que esté bajo el ala de la hermana y secretaria de Presidencia, Karina Milei, lo que desde ya promete nuevos jalones de la “batalla cultural”. 

Pese a ello, este economista anarco – liberal que se babea por la Escuela Austríaca, solo es el simulador de un escarmiento a la inoperancia de la clase política. Porque su mayor estafa al contrato electoral de campaña reside en que la casta a la que aludía eran las mayorías nacionales, lo que ya ha quedado dramáticamente demostrado. 

Para más dato, como acaba de trascender, el patrimonio de un Primer Mandatario que la va de unicornio en un año creció un 495%, “apareciéndole” una cuenta con 65 mil dólares en su declaración jurada, en tanto su casa y autos también aumentaron de valor sin una explicación clara.

Vale decir que esta democracia de la que somos prisionerxs ha dado muestras de tanta ineficacia que el 10 de diciembre pasado muy probablemente haya parido a su propio sepulturero, acaso la expresión terminal de esa casta que dice combatir.

De todos modos, en tanto Milei consiga conjurar medianamente la inflación y la seguridad – que aún constituyen la prioridad de sus votantes (incondicionales: 30%, y no tanto: 26%) -, lo más probable es que la mayor urgencia cambie, y pase a ser el empleo y la hambruna. Si el hombre no les da respuesta, su electorado condicional buscará a quien se encargue de hacerlo. 

Mientras, desde la vicepresidencia de la Nación se incuba una alternativa diferente a la de este gobierno apátrida, cimentada en un nacionalismo falangista, que va de Villarruel a Moreno, y de ahí a Berni; en la cúpula del movimiento nacional, casi sin excepciones,  se gesta una opción de “centro” que  ni sueña con desmarcarse del occidente capitalista; y en amplios sectores de la sociedad – como lo viene demostrando la lucha en defensa de la universidad pública que sostienen docentes y estudiantes, o la que llevan a cabo en el campo de la salud  la Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan y la Junta Interna de ATE – crece la demanda en favor de un Estado presente, a sideral distancia de los primeros, y a considerable de los segundos.

A todo esto, en la base de una pirámide social cuyo vértice festeja el “control” inflacionario, el supuesto descenso del Riesgo País, y vuelve a exhibir al Presidente junto a su Vice en un homenaje a la Policía Federal (porque, a la hora de alentar la represión, “entre bueyes no hay cornada”, y para demostrarlo está el docente jubilado Gerardo Mirkin, gaseado casi hasta la asfixia en la última protesta del sector pasivo), como botón de muestra de la expansión del Estado Profundo, un grupo de personas, de manera violenta, amenazando con armas y golpeando a tres activistas sociales, se apropió en los últimos días del Centro Comunitario Hermanas Mirabal, sito en la calle Adolfo Alsina 3353, de Claypole, Partido de Almirante Brown. Ese espacio fue fundado en el año 2007 y ahí funciona un comedor, el Club Social y Deportivo Hermanas Mirabal y el espacio ambiental Proyecto Hábitat Claypole. Uno de las integrantes del grupo, que desalojó a quienes allí realizan tareas solidarias, es policía de la bonaerense, otro está acusado de venta de drogas en el barrio y estuvo preso por asesinato. Si bien se pudieron recuperar casi todos los enseres sustraídos, se robó una heladera, las máquinas de cortar el pasto con la que se mantenía la cancha del club, herramientas, y algunas cosas más.

Hace tiempo que el activismo del lugar viene alertando sobre la persecución, la criminalización y el hostigamiento a las organizaciones sociales, vaciándolas de recursos, y dando pie a que en los barrios proliferen el narcotráfico y la delincuencia y se vivan situaciones como las de Rosario. El que referimos es un claro ejemplo de esa avanzada (que los políticos fingen no ver) y del peligro al que nos enfrentamos, si permitimos que se vuelva moneda corriente. 

Tales son algunas de las alarmantes consecuencias ¿invisibles? del modelo que el oficialismo celebra, y al que muchxs desprevenidxs recomiendan darle tiempo.

Si la Revolución fracasó, se nos impone reinventarla

Aunque nuestro mundo gire exhausto ante tantos flagelos que lo aquejan, el poder detrás del trono continúa afinando cálculos para seguir acumulando ganancias, totalmente ajeno al veredicto de las urnas globales.

En un marco semejante, resulta sumamente auspicioso rescatar mojones trascendentales de la lucha de los pueblos, sobre todo aquellos que evocan las tantas oportunidades en que estos supieron decir BASTA y pararse de manos: La CTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores, por ejemplo, acaban de llevar a cabo en la ciudad de Mar del Plata un acto en conmemoración de los 19 años del “No al ALCA”, como parte de las actividades que surgen del proceso de reunificación que vienen afrontando ambas centrales obreras. A paso firme, avanzan en una nueva movilización. La actividad se desarrolló en el Aula Magna de la Universidad Nacional de Mar del Plata, donde sentó presencia, entre otros, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.

Casi con simultaneidad, en el porteño Anfiteatro “Eva Perón” de ATE se lanzaba la convergencia popular miguelhernandianamente bautizada Vientos del Pueblo (conformada por Marabunta, MULCS, CPI, La Fragua, FPDS – CP, Emancipación Sur, y Contrahegemonía Web), una alternativa política  desde abajo y a la izquierda, dispuesta a devolver la esperanza al pueblo trabajador, postulando el deseo de “construir organización, solidaridad, unidad de quienes resisten y en particular de quienes luchan por un horizonte anticapitalista, de sororidad feminista, de democracia directa”. Su manifiesto fundacional expresa “Queremos atrevernos a recuperar utopías. Para estar en cada grito, en cada gesta de rebeldía, en cada puño alzado, en cada Viento del Pueblo. Esos vientos que empujaron cada intento de forjar una humanidad emancipada y que hoy enfrentan a la ultraderecha y las distintas variantes que quieren mantener la pesadilla de lo existente”.

Y poco después, desde La Docta, esa provincia en la que el Presidente dice jugar de local, con epicentro en el legendario sindicato de Luz y Fuerza que fue testigo de la gesta del inolvidable Agustín Tosco – arquetipo mayor de dirigente sindical al servicio de sus representados – se presentó públicamente el espacio Córdoba Comunidad (integrado, entre otras organizaciones, por el Movimiento Campesino de Córdoba, Trabajadoras Unidas por la Tierra, y Comuna Esperanza), que aunque para nada descarta competir electoralmente, en esta etapa pone el foco en construir fuerza popular desde las periferias y con una impronta feminista. Levanta una agenda que no está en los grandes medios y que la política tradicional evita o aborda tarde y – las más de las veces – mal, sin participación de los destinatarios. Dicha formación en las próximas horas celebrará un nuevo “encuentro con otros sectores de la clase trabajadora, del estudiantado, los movimientos sociales y vecinales, profesionales, científicos y otros ciudadanos que deseen transformar esta realidad en la que estamos viviendo”. Se trata de una oportunidad más para avanzar en consensos, una plataforma y estrategias políticas construidas desde la escucha activa, la impronta colectiva y una perspectiva federal y soberana.

Resulta evidente que, en toda latitud y casi siempre sin mayor resonancia mediática, a estas horas la militancia vive un lento pero intenso proceso de reorganización destinado a afrontar en las mejores condiciones la complejidad de la etapa que transitamos. 

Puestos a hacer balances que vayan hasta el hueso, corresponde admitir que la traición de la clase política que rigió nuestros destinos durante las últimas cuatro décadas estriba ineludiblemente en el tácito acuerdo de no investigar – y seguir pagando – una deuda ilegítima y odiosa que impide siquiera concebir la posibilidad material de propender a un destino autónomo, lo cual supone que cualquier programática surgida del campo popular dispuesta a recuperar la autodeterminación nacional debe partir necesariamente del desconocimiento liso y llano de ese yugo, o el único destino para nuestro país será la ruina. 

Como se desprende de la cita que encabeza esta nota, el garrón que nos estamos comiendo lxs argentinxs es el precio de haber hecho las cosas a medias durante 40 años, como pisando cuidadosamente cáscaras de huevo para que no crujan, lo que tarde o temprano redunda en una contraofensiva cada vez más feroz de los poderosos. Se trata pues de una lección feroz. Pero es de esperar que las penurias del presente nos vuelvan lo suficientemente sabios y audaces como para levantar la vara en materia de aspiraciones, demostrando – y demostrándonos – que ya no alcanza con “volver para ser mejores”.

Ninguna otra idea remataría mejor esta nota, aportando un norte a sus lectores, como la expresada en una estrofa de la canción popular Triunfo Agrario, cuya letra pertenece al inmortal poeta huarpe Armando Tejada Gómez: “Hay que dar vuelta el mundo / como la taba, / el que no cambia todo / no cambia nada”. – 

Por Jorge Falcone- La Gomera de David