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Yair Lapid, el hombre hecho a sí mismo que cumple los sueños de su padre

El artífice de la nueva coalición en Israel que podría desbancar a Benjamin Netanyahu como primer ministro es un hombre conocido por ser fiel a sus principios de mantener Israel como un país democrático, liberal y laico. Su padre, periodista y político como él, es una de las figuras más importantes en el territorio. Ahora, Lapid quiere dejar su sombra.

Cuando todavía anunciaba las noticias en vez de provocarlas, Yair Lapid siempre hacía la misma pregunta a sus invitados en su programa semanal de entrevistas en el canal israelí Chanel 2.

“¿Qué simboliza Israel para ti?”, preguntaba el apuesto presentador.

Las respuestas solían ser parrafadas, a veces ligeras, a veces sentidas. Pero cuando el periodista tuvo enfrente a su propio padre, el antiguo ministro de Justicia Yosef ‘Tommy’ Lapid, su respuesta fue reveladora. Cuando el hijo le preguntó qué creía que representaba Israel, el padre simplemente contestó “tú”.

Años después de su muerte por culpa de un cáncer, los sueños de Lapid padre podrían hacerse realidad.

Este miércoles 2 de junio, después de semanas de intensas negociaciones entre bastidores, Lapid anunció que había logrado sumar el apoyo de siete partidos distintos para formar un nuevo Gobierno de coalición sin Benjamin Netanyahu, primer ministro durante 12 años.

Según el acuerdo alcanzado con la formación ultraderechista Yamina, un apoyo clave en la coalición, su líder Naftali Bennett será primer ministro durante los dos primeros años de Gobierno, un cargo que luego pasará a manos de Lapid para terminar el mandato.

Lapid ya había cerrado un acuerdo parecido con otro político centrista, Benny Gantz, tras las elecciones legislativas de 2019. Sin embargo, el plan nunca se ejecutó. Gantz cambió de bando y decidió unirse a Netanyahu, un claro ejemplo de las maquinaciones y estrategias fallidas que han abocado a Israel a tener cuatro elecciones en dos años.

Los últimos comicios, celebrados el 23 de marzo pasado, dejaron al partido de Lapid, el Yesh Atid (que se traduce como “Hay futuro”), en segunda posición, con 17 escaños de los 120 que tiene el Knesset, el parlamento israelí. Cuando el intento de formar Gobierno de Netanyahu fracasó, Lapid fue el siguiente encargado.

En un país donde Netanyahu enfrenta serias acusaciones de corrupción pero se ha negado a dejar su cargo durante el juicio, y donde los representantes cambian de bando sin mucha consistencia ideológica, Lapid se ha erigido como un referente aterrizado en el centro político.

Con resolución y sin aspavientos, ha demostrado que es fiel a sus valores fundamentales: preservar la democracia liberal y seglar de Israel, y proteger al poder judicial de los intentos de Netanyahu de inclinarlo a su favor.

Para conseguirlo, este político de 57 años ofreció a su aliado el primer intento de liderar el país, poniendo en segundo lugar sus propias aspiraciones a favor del interés común. Esa actitud de Lapid, que no es la primera vez que sale a relucir, le ha hecho ganar el respeto de los israelíes, según encuestas de opinión recientes.

“A Lapid le ha ido bien políticamente. Era visto como un peso ligero, pero ha demostrado tener profundidad política y humana”, explicó Irris Makler, la corresponsal en Jerusalén de France 24 en inglés: “Los israelíes están impresionados con su habilidad de no perder de vista el objetivo principal y no dejarse llevar por el ego, algo muy raro en los políticos y especialmente en los políticos que solían ser periodistas”.

El viaje ha sido largo desde que el apuesto presentador –que alguna vez fue apodado el George Clooney israelí– decidió apostarle a la vida política hace casi diez años. Desestimado inicialmente como un arribista sin título universitario, Lapid ha terminado emergiendo como un hombre hecho a sí mismo que cumple los sueños de su padre en sus propios términos.

“¿Dónde está el dinero?”

Nacido el 5 de noviembre de 1963, Lapid creció en el barrio Yad Eliyahu de Tel Aviv, precisamente en un bloque de apartamentos llamado “la residencia de los periodistas”, al albergar a muchos comunicadores.

Sus padres formaban parte de la intelectualidad laica de Israel. El padre, ‘Tommy’, era un personaje que desbordaba la realidad: sobrevivió al Holocausto para convertirse en un importante periodista conocido por su ingenio, su lengua afilada y sus vehementes convicciones seglares. ‘Tommy’ Lapid entró en el mundo de la política a finales de la década de los 90 y se convirtió en ministro de Justicia, antes de volver a los medios como comentador de televisión y columnista hasta su muerte en 2008.

Su madre, Shulamit Lapid, tuvo un amplio reconocimiento en Israel por sus novelas y obras de teatro.

Proclamado autodidacta, Lapid abandonó la educación secundaria y empezó una exitosa carrera en periodismo en un diario, donde escribía una columna semanal, antes de pasar a ser presentador en Chanel 2. También publicó varios libros y obras de teatro, e incluso incursionó brevemente en el campo de la actuación.

En 2012, motivado por las protestas que sacudieron Israel durante la Primavera Árabe, Lapid dejó el periodismo para dar el salto a la política. El partido que fundó, Yesh Atid, fue bien recibido por el joven movimiento de protesta. Era un encaje natural: la formación de Lapid abogaba por una distribución equitativa de los recursos y pedía que las responsabilidades nacionales se repartieran igualitariamente. Por ejemplo, quería terminar con las exenciones militares para las comunidades judías ultraortodoxas.

Su plataforma era un reflejo de la clase media laica, un segmento de la población israelí que es vital para la economía del estado, pero que suele ser pasada por alto. Otra bandera de Lapid fue la lucha contra la corrupción en las élites políticas, hasta tal punto que sus seguidores adoptaron un título de una de sus columnas, “¿Dónde está el dinero?”, como un lema de campaña.

Con sus aires de estrella de cine, Lapid fue desestimado como un jovenzuelo arrogante en el duro mundo de la política israelí, donde las carreras militares suelen considerarse indispensables para un buen liderazgo.

Lapid ganó corazones en el extranjero como ministro de Finanzas

Contra las expectativas, Lapid sorprendió a todo el mundo en las elecciones legislativas de enero de 2013, cuando su partido logró 19 escaños y ganó el segundo puesto por detrás del partido de Netanyahu, el Likud.

Con la gobernabilidad de Israel en las manos, Lapid decidió unirse al Likud en una coalición de Gobierno y se convirtió en el ministro de Finanzas, una posición que multiplicó su proyección internacional.

Como ministro, Lapid se reunió con líderes de todos los países, incluido Emmanuel Macron, quien en esa época era también un ministro de Economía joven y ambicioso.

En 2019, Lapid logró volver a encontrarse con Macron, quien lo describió como “un amigo”.

“Palabras bonitas con poca sustancia”

Pero en Israel, las responsabilidades del Gobierno empezaban a oxidar el brillo de la nueva estrella política. Impulsó un plan de austeridad que fue ampliamente impopular, especialmente entre la comunidad ultraortodoxa, que vio recortados muchos de los subsidios estatales de los que se beneficia.

Su aproximación entusiasta a las redes sociales se convirtió en motivo de burla entre los jóvenes. Sus prolíficos escritos en Facebook, que solían hablar de todo y de nada, provocaron la aparición de una página satírica llamada el Lapidómetro.

Los internautas podían escribir una palabra en el Lapidómetro y así se generaba un texto que parecía escrito por el ministro de Finanzas. “Nos dimos cuenta de que el partido Yesh Atid pasa mucho tiempo en Facebook en vez de implicarse en las actividades parlamentarias”, contó en su momento a los medios israelíes uno de los creadores de la página web. “Además, sus escritos no dicen nada. Están llenos de palabras bonitas, pero con muy poca sustancia. Un poco como Yair Lapid”.

A su favor, Lapid demostró tomárselo bien, y relató a los periodistas que había probado el Lapidómetro con sus hijos, quienes habían certificado que el texto que generaba efectivamente parecía estar escrito por él.

La ruptura definitiva con Netanyahu

Su paso por el Ministerio de Finanzas no duró mucho. A finales de 2014, Netanyahu decidió prescindir de Lapid, además de otro de sus ministros centristas, Tzipi Livni.

En una rueda de prensa, las palabras de Netanyahu retumbaron: “No seguiré tolerando oposición desde dentro del Gobierno”, unas palabras que llevaron a Israel a otras elecciones anticipadas.

La línea dura del primer ministro sobre las colonias israelíes en territorio palestino y una ley de nacionalidad que enfatizaba el carácter judío de Israel por encima de sus principios democráticos habían sido los causantes de las divisiones dentro de la coalición.

Imagen de archivo. El entonces ministro de Finanzas, Yair Lapid, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en una rueda de prensa conjunta en Jersualén, el 3 de junio de 2013.
Imagen de archivo. El entonces ministro de Finanzas, Yair Lapid, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en una rueda de prensa conjunta en Jersualén, el 3 de junio de 2013. © Ronen Zvulun / Reuters

Para Lapid era difícil aceptar un aumento del presupuesto para las colonias, mientras él defendía sus medidas de austeridad. Para Netanyahu, la coalición había perdido su atractivo y quería buscar un Gobierno más manejable con partidos de derecha o ultraortodoxos, considerados sus aliados naturales.

Lapid, la figura que sostiene una coalición contra Netanyahu

Las coaliciones han sido inevitables en un sistema de tantos partidos como el de Israel. Lapid ha logrado amalgamar ocho partidos políticos distintos para apartar a Netanyahu del poder, pero en el camino ha debido tender la mano a los ultraderechistas de Yamina.

Makler advierte que la nueva coalición se enfrenta a retos gigantes: “Tiene partidos de todo el espectro de la política israelí, un partido árabe, partidos de izquierda, de centro, y partidos de derecha que eran antiguos aliados del Likud. Una vez quiten a Netanyahu, no hay mucho más que los mantenga unidos”, explica la periodista.

Durante la campaña, Lapid minimizó sus comentarios sobre política exterior en temas tan críticos como el conflicto con Palestina y el acuerdo nuclear con Irán. Oficialmente, su partido defiende una solución de dos estados para Israel y Palestina, pero se opone a dividir Jerusalén, que los palestinos también reivindican como como su futura capital.

Por su parte, en el discurso del 30 de mayo donde anunció su alianza con Lapid, Bennet reiteró su llamado a la “unidad” y recordó que el futuro Gobierno “no estará en contra de ninguna comunidad, ningún grupo, no será hostil con nadie”.

Muchos vieron esas declaraciones como una referencia a la comunidad ultraortodoxa, que compone entre el 10 y el 12% de la población de Israel. Lapid no se ha pronunciado sobre ese tema, aunque recientemente ha tomado un discurso público más conciliador, alejado de los ataques que en su día impulsó su padre con la valentía y la legitimidad de un superviviente del Holocausto.

“‘Tommy Lapid’ fue un hombre excelente, mucho más intelectual que su hijo. Pero su hijo ha vivido su propia vida y ha construido su propia carrera”, reflexionó Mackler. “Quizás ya está más allá de la sombra de su padre”.

Fuente: France24