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Violencia en Haití: una pandilla asesina a dos periodistas en Puerto Príncipe

El jueves, una pandilla mató a dos periodistas mientras realizaban una cobertura en el barrio Laboule 12, en Puerto Príncipe, Haití. Los reporteros cubrían el enfrentamiento entre grupos armados en la zona por su control. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse el pasado julio, la situación de inseguridad y violencia sigue en aumento en el país más pobre de la región.

Los periodistas Wilguens Louissaint y Amady John Wesley fueron asesinados por miembros de la pandilla Ti Makak, según fuentes locales. En medio del tiroteo, un tercer compañero habría logrado escapar, confirmó la agencia de noticias AFP.

Wesley trabajaba para la emisora ‘Radio Écoute FM’, con base en Montreal, Canadá, y Louissaint era periodista local. Con base a las primeras investigaciones, el asesinato habría sido una represalia luego de que los informadores entrevistaran al líder de una pandilla rival a la Ti Makak.

“Condenamos con el mayor rigor este acto criminal y bárbaro”, dijo el director general de ‘Radio Écoute FM’, Francky Attis, en un comunicado en el que indicaba que al menos Wesley fue quemado vivo tras recibir varios disparos.

Los homicidios ocurrieron en el barrio Laboule 12, una de las zonas más ricas del país y con gran importancia para los grupos ilegales haitianos. Allí, los informadores reporteaban los conflictos por hacerse con el control de la ruta de Laboule 12, que es la única que permite llegar a la parte sur de la nación.

Tras los hechos, el Colectivo de Medios Online pidió a las autoridades gubernamentales que garantizaran la seguridad de los periodistas y el derecho universal a la información. Con la misma demanda, ‘Radio Écoute FM’ también anunció que el medio suspenderá sus actividades temporalmente por respeto a los fallecidos y a modo de luto.

Los colectivos de periodistas en Haití temen que este crimen quede sin resolver. Y es que no es la primera vez que sucede algo similar. En 2018, el fotoperiodista Vladjimir Legagneur fue a realizar un reportaje del que nunca regresó en el barrio Martissant, totalmente bajo el poder de las pandillas. Todavía no han encontrado su cuerpo.

En junio del año pasado, el informador Diego Charles fue asesinado junto a 13 personas más y todavía no se ha localizado a los responsables. Algo similiar a lo que sucedió con el asesinato de Jean Dominique en el año 2000, que sigue sin resolverse.

Oleada de violencia e inseguridad constante en Haití

En el último año, los niveles de violencia e inseguridad se han disparado en Haití. Las pandillas han tomado el control de muchas partes del país y el ambiente de inseguridad es imperante. Los secuestros se han vuelto algo cotidiano, por lo que miles de ciudadanos han salido a manifestarse en repetidas ocasiones. Una situación a la que se le suma una crisis económica y de abastecimiento en el país más pobre del continente americano.

El Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos en Haití reveló que los grupos armados ilegales controlan casi el 60 % del país. Por su parte, las autoridades se han mostrado incapaces de frenar esta situación sin una operación a gran escala desde marzo de 2021. También el número de secuestros en la isla llegó a 950 durante el año pasado.

Un miembro de una banda, con un pasamontañas y una pistola en la mano, posa para una foto en el barrio de Portail Leogane de Puerto Príncipe, Haití, el 16 de septiembre de 2021. © Rodrigo Abd / AP

Con un sistema judicial que se ha mostrado ineficiente e insuficiente, en sus últimos discursos, el primer ministro Ariel Henry solicitó ayuda de la comunidad internacional para dotar a la Policía y al Ejército de recursos para combatir estos grupos ilegales. No obstante, tres años atrás, la nación caribeña salió de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilidad.

Denuncias por falta de avances en la investigación del magnicidio

En medio del caos nacional, uno de los máximos exponentes de la inestabilidad e inseguridad en el país fue el asesinato del presidente Jovenel Moïse en su residencia de Puerto Príncipe el 7 de julio. Desde entonces, se han barajado diferentes hipótesis sobre los responsables de su muerte, pero todavía no se ha resuelto el magnicidio.

En esta línea, la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDH) denunció el jueves la falta de avances en la investigación del asesinato.

Jovenel y Martine Moïse el 12 de enero de 2020 en Titanyen, Haití. © Andres Martinez Casares, Reuters

“Seis meses después del trágico asesinato de Jovenel Moïse no hay investigación adicional. Ninguna investigación judicial”, denunció en un informe público la organización.

Tras el arresto de un comando de sicarios extranjeros a cargo del asesinato del exmandatario y varios implicados más, la RNDH acusa a las autoridades policiales haitianas de no llevar a cabo una “investigación imparcial”. Los responsables del caso se han negado a “extender la investigación penal a las instituciones bancarias que albergaban cuentas que habían acordado transacciones para pagar a los asesinos de Jovenel Moïse”.

Por el momento, todavía no se tiene pista sobre el autor o autores intelectuales del asesinato, ni se sabe cuáles fueron sus motivaciones.

El lunes, las autoridades detuvieron a Mario Antonio Palacios, exmilitar colombiano, en Panamá. El sospechoso del magnicidio y testigo clave fue extraditado a Estados Unidos, donde espera un juicio programado para el próximo 31 de enero.

Los funerales nacionales del asesinado presidente de Haití, Jovenel Moïse, comenzaron en Cabo Haitiano, con una ceremonia bajo fuertes medidas de seguridad © Valerie Baeriswyl / AFP

Palacios se enfrenta a los cargos de proporcionar apoyo y material para matar a un líder extranjero y también de conspirar para secuestrar y asesinar a un dirigente extranjero. Durante un interrogatorio, el sospechoso detalló que fue contratado para un secuestro pensado para “capturar” a Moïse en el aeropuerto de Puerto Príncipe. No obstante, el 6 de julio le informaron de una nueva orden: asesinar al presidente.

En Haití, el asesinato del mandatario tuvo un efecto devastador y empeoró la situación de inseguridad e incertidumbre. Tras el episodio, fueron muchos los ciudadanos que se sintieron desamparados por las instituciones públicas, que ya gozaban de muy poca confianza entre la población.

Por Alba Santana-France24 con EFE, AP y medios locales