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Recorrer Europa en tren: viajar para volver a viajar

Cuando tomar low cost resulta un problema por la cantidad de horas que se pierden en la previa al vuelo, hay otra forma de recorrer el Viejo Continente. Un viaje dentro de otro viaje.

Hay diferentes maneras de recorrer ese continente maravilloso que cada año se convierte en el destino soñado por miles de viajeros. Los vuelos low cost suelen ser una opción a la hora de echarse a andar por distintos países y ciudades, aprovechando al máximo nuestra estadía en tiempo y calidad. Dejar el majestuoso Charles de Gaulle para aterrizar en el Marco Polo veneciano en una hora cuarenta minutos resulta más que tentador cuando viajamos on a budget y, principalmente, con los días sincronizados casi artesanalmente porque el itinerario es sólo el que tenemos. Pero ese itinerario no acepta demoras ni cancelaciones: si esa hora y esos cuarenta minutos en realidad se multiplican porque los aeropuertos requieren nuestra presencia dos o tres horas antes de la salida, entonces lo que era tentador se vuelve una buena alternativa que exige, además, un determinado y austero equipaje para despachar. Shopping fans, abstenerse.

Hay otra posibilidad, recorrer Europa en tren.

No es necesario presentarse con gran antelación. Tal vez en los primeros trayectos no parezca una gran diferencia, pero a medida que el viaje transcurre, los días pasan y el cansancio va jugando su pasada, contar con unas horas extra para armar las valijas, dormir un poco más si el tren sale a las siete de la mañana o tomar el transporte público para llegar a la estación, es definitivamente un plus. Y utilizar el transporte público es de mucha ayuda en todos los sentidos. Los taxis en Europa son caros. Todo está conectado, hay que saber aprovecharlo.

Una vez en la estación, sólo hay que encontrar una pantalla, identificar el tren y esperar a que se anuncie la plataforma desde donde partirás hacia tu destino. Eso sí, apenas cuentes con esa información, ya no habrá tiempo para comprar el souvenir que no pudiste conseguir en Plaza de Cataluña o en Montmartre. Hay que ir a tomar el tren. Ya en la plataforma, hay que reconocer el número de coche que indica el ticket y subirse. ¿Puedo subir a cualquier coche? Sí, pero no sería recomendable porque en lugar de atravesar la plataforma del andén con tus valijas, deberás hacerlo de vagón en vagón. Además, si tu equipaje es, digamos, de más de tres bolsos y tu compañero/a de viaje es tu pareja, probablemente los nervios hagan surgir frases del tipo “te dije que era mejor ir por abajo” o “te dije que no compraras tanta ropa” con su consecuente discusión. Sólo es recomendable jugarse al estrés del “vagón en vagón” si el reloj nos apura y ya quedan poco minutos para que el tren salga. Porque en Europa los trenes salen en horario y el horario es el que dice el ticket. Ni un segundo más, ni un segundo menos. Si perdiste el tren, la única escena posible es la de Penélope.

Otra ventaja que ofrecen los trenes en Europa es la posibilidad de viajar durmiendo… en cama. Hay vagones equipados con cuatro o seis camas –en primera clase, hay dos cuchetas con cuatro camas, en las de segunda clase, cuatro cuchetas y seis camas–, preparadas con sábanas y frazadas para pasar la noche. En general, es un buen servicio aunque no se trate de colchones ultra cómodos y el vaivén del recorrido pueda complicar el sueño. Existen también trenes con dormies para dos personas como, por ejemplo, en Praga, República Checa. En estos trenes-hoteles, las “habitaciones” cuentan con dos camas, una mesa plegable y un vanitory evitando que los pasajeros deban salir para utilizar el baño compartido que se encuentra en cada vagón. Este servicio ofrece además otro baño con ducha de agua caliente ubicado en el otro extremo del coche. Si tu viaje es largo y, después del viaje en tren, todavía te queden horas de recorrido en transporte público hasta llegar a tu destino final, vas a querer ducharte antes de seguir camino. Seguro.

¿Cuándo compro los boletos? De ser posible, antes de viajar a Europa para poder organizar tu itinerario de la manera más conveniente. Algunas empresas, como por ejemplo Eurail, ofrecen distintos pases de acuerdo a las necesidades de los turistas: el pase global, que te permite recorrer 5 países o más; el pase selectivo, con un tope de 4 países limítrofes y el pase para un solo país que, como su nombre lo indica, te permite recorrer todas las ciudades de un mismo país. Luego, podés seleccionar el paquete más conveniente según el tiempo total que dure tu viaje – 5 días en 1 mes, 7 días en un mes, 10 días en dos meses, 15 días en dos meses, 15 días continuos, 22 días continuos y 1 mes continuo–, y finalmente reservar los trenes. En su mayoría, todos los trenes requieren de reservapor lo que planificar tu viaje en tren antes de llegar al continente es un beneficio que sólo necesita un poco de tiempo frente a la computadora para elegir la ruta que mejor se adapte a tus necesidades.

Los precios varían de acuerdo al pase que elijas. Hay pases que pueden costar 130 euros para uno o dos países y alrededor de 160 euros o más para cuatro países limítrofes mientras que otros pueden valer desde 500 hasta 900 euros si vas a recorrer más de cinco países. De todas maneras, y dependiendo también de las temporadas alta, media y baja, las empresas van modificando los valores y publicando distintas promociones en sus páginas web.

Recorrer Europa en tren es divertido y muy agradable. Las vistas que proponen los enormes ventanales de los coches son sin duda dignas de portarretrato y la geografía en ciertos recorridos es verdaderamente imponente. También es interesante porque te permite conocer cómo viajan los parisinos, los madrileños o los romanos y aprender formas de vida y cultura nuevas. Es salirse, aunque sea un poco, de la rutina propia del “viajero tradicional”. Recorrer Europa en tren es, en definitiva, un viaje dentro de otro viaje.