Adrián Paenza fue cómplice de la persecución hacia los periodistas independientes. Adrián Paenza miró para otro lado, se lavó las manos y no dijo una palabra pese a que el ataque brutal del estado kirchnerista incluyó a algunos colegas que eran muy amigos suyos como el doctor Nelson Castro. El que calla otorga y el calló frente al despiadado plan sistemático para destruir a Jorge Lanata. En este caso tal vez primó el resentimiento y la bronca porque Jorge lo acusó en una ocasión de haberle robado su programa en América TV. Dijo que se fue un tiempo de vacaciones y cuando volvió Paenza se había trepado al lugar de conductor en “complicidad con las autoridades del canal que lo podían manejar más fácilmente”. Son declaraciones textuales de Lanata que recuperé del archivo.
Por eso digo que Adrián Paenza fue cómplice y militante fanático del gobierno que más atentó contra la libertad de prensa. Todos los argentinos tuvimos que pagar 140 mil pesos semanales para que hiciera su programa sobre ciencia en el canal que en lugar de ser del estado era solo de Cristina y sus caprichos. Es un dinero importante. En un mes, supongamos de cuatro programas, todos poníamos de nuestro bolsillo 560 mil pesos para que Claudio Martínez pudiera realizar la producción. No se sabe con certeza cuando de esos 560 se llevaba Paenza como honorarios. Algunos empleados de canal 7 dicen que la mitad era para el conductor y el resto para la realización del programa. Otra vez: 280 mil de sueldo mensual por un programa semanal es un dinero que en la actividad privada hay que romperse el lomo para ganarlo. O ser una figura muy popular y atractiva para el rating. Eso solo lo ganan las estrellas.
Adrian Paenza también hizo silencio frente a ese grosero caso de censura y discriminación. Todo sea por la patria liberada y el socialismo de Puerto Madero o el Frente para la Valija.
Paenza debería resolver un problema, algo que le gusta tanto: ¿Cómo hizo Cristina trabajando siempre para el estado y Lázaro Báez en 12 años para pesar la plata y levantarla en pala para esconderlas en bóvedas. Es un gran desafío intelectual y aritmético resolver ese problema. Tal vez solo lo pueda resolver la justicia.