Chubut Para Todos

Peligrosas “teorías antiinflacionarias” Por Juan Carlos de Pablo

El Poder Ejecutivo tiene en carpeta una grandiosa política antiinflacionaria, pero como no cree que llegó el momento de ponerla en práctica, mientras tanto dice estupideces; el Poder Ejecutivo, en materia antiinflacionaria, está completamente desorientado y por consiguiente dice estupideces.
¿Más cerca de cuál alternativa está la verdad, en Argentina 2016? Me encantaría que de la primera, pero mucho me temo que esté de la segunda.
Cito de memoria. Primero dijeron que iban a retrotraer los precios al 30 de noviembre de 2015; luego que –más allá de la extrema gradualidad con la cual se está encarando el frente fiscal- la tasa de inflación entre diciembre de 2015 y de 2016, se ubicaría “entre 20% y 25%” (más cerca de 20%, lo hicieron entusiasmar al presidente de la Nación); que si fuera necesario se abriría la importación; y por último que se autorizaría el endeudamiento de las provincias, para evitar que la inflación supere 25% anual; que se volvería a poner en funcionamiento la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia; y que se obligaría a los supermercados a publicitar sus precios “online”.
Lo digo de frente. Si un alumno mío propone esto, para disminuir la tasa de inflación, cordialmente sonreiré y lo mandaré a estudiar. Lo haría con cariño, como lo hago con el actual gobierno, pero en el plano de ayudar, tanto al estudiante como a las autoridades, lo único que no sirve es disimular.
Los argentinos sufrimos inflación desde fines de la Segunda Guerra Mundial, de manera que tenemos vasta experiencia. A veces la inflación fue baja, a veces alta, a veces altísima. En más de una ocasión sufrimos hiperinflación. Como se explica en otra porción de esta entrega de Contexto, también contamos con abundante experiencia en la lucha contra la inflación, caracterizada por notables éxitos iniciales, que no pudieron mantenerse a lo largo del tiempo (si bien los períodos de estabilidad monetaria fueron muy variables, desde pocos meses hasta una década).
Por todo lo cual los argentinos tenemos una sensibilidad especial con afirmaciones referidas a cómo controlar la inflación actuando directamente sobre los precios, o endeudando a las provincias.
El Gobierno presidido por Mauricio Macri arrancó con fuerte credibilidad, que según las encuestas fue aumentando con el correr del tiempo. Ojalá no se embelese con el “enamoramiento societario”.
El Gobierno puede tener muy buenas razones económicas y extraeconómicas para adoptar medidas que, en el corto plazo, alimentan la tasa de inflación. Porque la política económica es una, e ineludiblemente está al servicio de la “política-política”. Esta no es la cuestión. La cuestión es que, adoptadas las decisiones requeridas para seguir pagando los salarios públicos, comenzar a corregir la distorsión de las tarifas públicas, etc., la tasa de inflación no puede ser fijada como una meta, independiente del resto de la política económica.
¡Ánimo!