Chubut Para Todos

Natanson: “Macri hace política social porque sabe que no le queda otra”

El periodista y politólogo José Natanson acaba de publicar ¿Por qué? La rápida agonía de la Argentina kirchnerista y la brutal eficacia de una nueva derecha, de editorial Siglo XXI. Se trata de un texto que no se limita a ver el triunfo del macrismo como el simple resultado de estrategias de marketing, así como tampoco, un “accidente histórico”.

A lo largo de sus páginas, el director de Le Monde diplomatique se limita a hablar del macrismo, y no de Cambiemos, por una sencilla razón: “Para mí, Cambiemos es una coalición electoral, pero no una coalición de gobierno: gobierna el macrismo, punto”.

En un mano a mano con 3Días, Natanson habla sobre el primer partido de derecha que llegó al poder a través del voto, motivo por el que define al PRO como una “derecha democrática”. También opina sobre su plan económico, cuyo resultado, considera, es incapaz de incluir a los 40 millones de argentinos, y sobre los roles de figuras como Elisa Carrió y Marcos Peña.

Planteás que el macrismo es un fenómeno político nuevo. ¿En qué sentido?

-En que es una nueva derecha, en que si bien abreva en tradiciones, no es nítidamente radical, ni nítidamente peronista, en que incorpora gente que viene de afuera de la política, que viene del mundo de los negocios, de manera masiva, no sólo en el ministerio de Economía o en las empresas públicas, que era donde a veces iban algunos empresarios, sino en toda la estructura del Estado. Todo es o me parece que le da un carácter nuevo, diferente.

También lo definís como una “derecha democrática”.

-Esa es la gran definición del macrismo para mí. Es una derecha nueva por tres motivos: porque es democrática, en el sentido básico: gana y pierde elecciones, y gobierna dentro de los parámetros amplios de un régimen democrático. Tiene comportamientos autoritarios, como todos los gobiernos desde la recuperación de la democracia.

¿Por ejemplo?

-Veo comportamientos autoritarios en el uso de la Justicia para meter presos a funcionarios kirchneristas, creo que es un problema; en la represión muy feroz de la protesta social, y en la política de manos libres de las fuerzas de seguridad. En eso, me parece que tiene comportamientos autoritarios, aun así, creo que no deja de ser una democracia. Es una derecha democrática, que es una novedad: la derecha argentina no era históricamente democrática, era golpista. Después, es una derecha nueva, también, porque es neoliberal, pero no es antiestatista. O, en todo caso, no practica un antiestatismo de shock -se hace como un ajuste del gasto público y del Estado más gradual- y porque tiene política social. Por esos tres motivos. Porque es democrática; porque es neoliberal, pero no antiestatal; y porque tiene políticas sociales es una nueva derecha.

En el libro decís que el legado que dejará es un país más desigual y egoísta. ¿Por qué?

-Porque es el resultado del plan económico. El resultado no es una economía capaz de integrar a los 40 millones de argentinos. Es una economía diseñada para integrar solo a una parte: los sectores a los que ellos apuestan, sobre todo Energía, Minería, Agro, algún sector de Servicios y de Telecomunicación. Son sectores con poca capacidad de generar trabajo, capital intensivo. Y no son sectores inclusivos socialmente, como puede ser, por ejemplo, la industria textil, que son más ineficientes, pero más inclusivos.

Eso quiere decir que gobiernan para los ricos, como se le suele decir…

-Gobierna para un sector, sí. Por supuesto que para los ricos también, pero para un sector, sí. Es un Gobierno de ricos para los ricos, sí.

¿Y esto tiene que ver con el “sesgo de clase”, por venir del mundo empresarial que mencionás en tu libro?

-No, ni siquiera hago ese análisis antropológico. Yo creo que ellos genuinamente creen en que si hacen una serie de cosas con la economía, va a venir la inversión, y la inversión va a echar a andar la rueda de la economía, que no estaría ocurriendo por lo que estoy viendo. Pero creo que lo creen, y creo que creen en la teoría del derrame. La situación es la siguiente: ellos construyen la economía con un sector de la sociedad y hay un sector, 20, 30% que estructuralmente va a quedar afuera. A ese sector lo atienden con el ministerio de Desarrollo Social.

Otro tema que abordás es el de la “igualdad de oportunidades”, y que eso condiciona sus políticas…

-Creo que es, primero, la única idea abstracta que ellos incluyen en su discurso. Es una idea que suena bien, pero que para mí es muy peligrosa, muy falaz y mentirosa, porque lo que creo que tiene que hacer el Estado no es construir igualdad de oportunidades. Siempre digo, un poco en chiste, que estoy en contra de la igualdad de oportunidades. Que no hay que construir una línea de largada para que los individuos compitan, sino una sociedad más igualitaria: una pirámide social más chata, eso es lo que tiene que hacer el Estado. Pero creo que con la idea de igualdad de oportunidades enmascaran el resultado de una política económica que es desigualadora.

De hecho, en el libro señalás el protagonismo que le dan a los emprendedores y a sus historias

-Sí, historias individuales de éxito; creen en eso. El problema es que es el árbol que tapa el bosque. Puede haber un emprendedor exitoso, que salió de una villa, pero va a ver millones que no llegaron a ningún lado porque las condiciones sociales de arranque no se lo permiten. Entonces, parece que con esas historias de éxito están transmitiendo una idea que, tal y como está la Argentina de hoy, es falsa. Podía ser cierta con nuestros abuelos inmigrantes, que efectivamente llegaron y, una generación después, sus hijos eran doctores, ingenieros o arquitectos. Pero esa Argentina no existe más, esa economía no existe más: ya no puede incluir a todo el mundo como antes. Por eso me parece mentirosa.

También hablás de “liberalismo posibilista”.

-Sí. Es una definición de Grimson, que dice que es un neoliberalismo que hace política social porque sabe que no le queda otra. Porque sabe que si no hace un poco de política social, el país vuela por el aire. Para garantizar la gobernabilidad, la estabilidad política y la paz social, tiene que mantener la AUH, la jubilación, hacer un poco de obra pública. ¿Cuánta plata está dispuesta a poner en política social? La necesaria para que el país no estalle, pero ni un peso más. Ese es el posibilismo neoliberal.

En el libro siempre te referís al macrismo y no a Cambiemos. ¿Por qué?

-Porque, para mí, Cambiemos es una coalición electoral, pero no una coalición de gobierno: gobierna el macrismo, punto. Los radicales, en el mejor de los casos, son un adorno o un estorbo, pero no tienen ningún protagonismo, no deciden nada. ¿Qué deciden? Nada. Tienen tres ministerios subalternos radicales que eran más macristas que radicales, digamos, por eso hablo del macrismo.

Y Elisa Carrió, ¿qué rol juega?

-Es una mano de cal: los limpia. Hay un sector de la sociedad que cree que lo que Carrió dice está eximido de pecado. Entonces es una especie de ombudsman moral, un supuesto ombudsman moral, que le garantiza al Gobierno una imagen de transparencia ante un sector de la sociedad que cree en lo que Carrió dice. Por eso digo que es como una mano de cal: el problema de la mano de cal, cuando pintás con cal, es que se borra rápido, la tenés que renovar todo el tiempo. Eso pasa con Carrió también.

¿Qué rol le atribuís a Marcos Peña?

-Creo que es el interpretador del Presidente, la figura más cercana al Presidente: tiene un poder delegado que no tuvo ningún jefe de Gabinete desde Alberto Fernández hasta ahora. Creo que es, al mismo tiempo, la cabeza de la comunicación, el responsable de la estrategia de comunicación, y el que le incorporó, junto con Jaime Durán Barba, la novedad al macrismo. Son los responsables de haber hecho muchas de sus innovaciones, como candidatear a María Eugenia Vidal en la Provincia, no hacer alianza con el peronismo, ni hacer un Pacto de la Moncloa como muchos le pedían. Creo que mucho de esto tiene que ver con ellos.
Sin ideología

“Le resulta más cómodo decir que nació por germinación espontánea”, dice José Natanson cuando intenta formular una hipótesis sobre por qué el PRO trata de mostrarse como un partido sin ideología.

Y es que, para al experiodista de Página 12, eso es imposible: “En la política, como en la vida, todos somos resultado de algo”. Y agrega una descripción sobre el partido fundado por Mauricio Macri: “Tiene una ideología confusa, es una mezcla de conservadurismo, neoliberalismo, liberalismo, republicanismo de derecha, etc. Hay una serie de tradiciones que confluyen ahí de manera tensa y confusa. Y creo que siente que no le conviene hacer explícitas esas tradiciones”.

Por Deborah de Urieta