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Lucila de Ponti: “Tengo confianza que la Ley va a salir”

Es una de las diputadas más jóvenes de la Cámara baja y firme defensora del proyecto de la Campaña por el Aborto. En una nota con Miguel Jorquera para Página/12 cuenta por qué es optimista respecto del resultado de la votación: los argumentos que convencieron, la influencia del círculo íntimo, el debate en la calle.

Lucila de Ponti se define como “militante feminista, del Movimiento Evita y de la CTEP”. Es una de las diputadas más jóvenes de la Cámara baja y de las más firmes defensoras del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el Congreso. Es optimista con la posibilidad que Diputados de media sanción a la interrupción voluntaria del embarazo en la sesión fijada para el 13 de junio, donde el debate público, en la calle y puertas adentro –con las mujeres de sus familias a la cabeza– empezaron a inclinar la postura de legisladores y legisladoras indecisos.

–¿Con la fecha del debate ya fijada, como ve la posibilidad de que Diputados dé media sanción a la ley de interrupción voluntaria del embarazo y que finalmente se transforme en ley?

–Creo que el proyecto se va a aprobar en Diputados, tengo confianza en que vamos a tener los votos y con mucha expectativa que llegue el 13 de junio, que es el momento que estamos esperando para llegar al recinto y votarlo, en un debate que es válido con las diferentes posturas. Es un hecho histórico que este proyecto tenga al menos media sanción y que comencemos a saldar esa deuda del Estado argentino, con las personas gestantes que es el objetivo fundamental, mas allá del proceso de debate que esta vez fue mas público, extendido y participativo.

–El optimismo de quienes impulsan el proyecto fue creciendo a medida que avanzaba el debate. ¿Considera que el debate fue fundamental para ayudar a revertir posturas en diputados que antes tenían posturas más rígidas sobre el tema?

–Considero que sí. A raíz de este debate, que fue tan público y donde se vertieron tantos argumentos, de alguna manera se rompió un tabú que había alrededor del aborto, que parecía que no podía ser discutido y generaba posiciones irreconciliables. Más allá de que existan, hubo un montón de argumentos que se corresponden con el derecho, con una perspectiva sanitaria, con los derechos humanos y los derechos de las mujeres y experiencias de otros países que sirven para argumentar una posición. Muchos sectores de la política se rehusaban, se negaban a ver. Pero los argumentos a favor de la ley fueron muchos más contundentes que los argumentos en contra, que quizá no lograron salirse de esa posición dogmática o basada en la moral vinculada a creencias religiosas o consideraciones sobre el momento en que empieza la vida. Y el debate transitó por la necesidad de crear una política pública que reconozca un nuevo derecho. Creo que eso quedó realmente saldado en el debate.

–A pesar de la multiplicidad de argumentos que se dieron en el debate, ¿considera que muchos diputados terminarán definiendo su postura en la charla con su familia y su círculo más íntimo?

–Tanto la influencia de la opinión pública, como la de la familia, ha sido un factor trascendental para tomar decisiones. Conozco diputados y diputadas que me comentaron casos en los que sus hijas fundamentalmente, o en el caso de las esposas de los legisladores, les habían manifestado la necesidad de que voten a favor, vinculado al reclamo del movimiento de mujeres y una demanda que hay que atender. Creo que ese también fue uno de los factores más importantes para dejar menos margen a algunos diputados que tenían dudas y también están mirando el sentir social para tomar una decisión. Que tiene que ver con una época en la que las mujeres estamos discutiendo en distintos ámbitos qué pasa con nuestros derechos y eso es también una puerta de entrada a la reflexión que puedan hacer legislares y legisladoras.

–El debate entonces no solo atravesó el Congreso y llegó a la calle, la sociedad y las casas de los legisladores.

–Absolutamente. Desde el principio, cuando el debate empezó, había como dos núcleos muy duros de diputados, entre los que estaban a favor y en contra, además de un montón de indecisos que con el correr de los días se fueron decidiendo. Muchos diputados me contaron que fueron sus hijas las que les pidieron que votaran a favor.

–Cree que esta situación también pueda revertir la postura de una Cámara más conservadora como el Senado si logra atravesar la Cámara baja?

– Creo que sí. Que el Senado va a tener un ojo en lo que pasa en Diputados el día de la votación y lo que va a suceder, junto a la movilización social que va a ocurrir, además de repetirse la misma influencia familiar que atravesaron diputados y diputados. Un ejemplo concreto es el de Cristina (Fernández de Kirchner) que ha expresado públicamente cómo su hija le plantea que cambie de posición. Lo mismo se va a repetir en muchísimos casos.