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Los Cueto, de rescatados de Piñera a cocinados en el caldo del PRO

En dictadura, compraron la línea estatal a precio vil asociados con el presidente de Chile, que ahora pide su rescate. El plan de hacer negocios sin política.

Al otro lado de la Cordillera de los Andes se discuten cuestiones que en Argentina generaron rechazo del sector corporativo. En enero de este año, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, sugirió que, teniendo en cuenta su aporte al PBI, la empresa LATAM debería ser salvada por tratarse de un “bien estratégico” para la Nación. En la otra esquina, hace unos días y antes de anunciar que entraba en Proceso Preventivo de Crisis (PPC) para achicarse, la pata argentina de la aerolínea rubricó un comunicado del Foro de Convergencia Empresarial (FCE) repudiando la intervención del gobierno de Alberto Fernández en la aceitera Vicentin y cualquier tipo de rescate.

En la compañía, propiedad de los hermanos Cueto, dos nativos de Santiago, la indefinición política a la hora de hacer negocios fue una constante en Argentina. Desde contiendas feroces con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a amores furiosos y desengaños con la apertura de los cielos de Mauricio Macri, hasta una idea que flota hoy: la crisis actual responde, en parte, a que los subsidios del Estado a Aerolíneas Argentinas la terminaron sacando del negocio. Una muletilla que sostienen no pocos dentro de la compañía.

El ministro de Transporte, Mario Meoni, está trabajando en un escrito de 60 páginas presentado por la empresa, con la idea de tratar de sostener su actividad y que no recorten los vuelos internos. Pero LATAM tiene una historia de errores políticos y económicos que la preceden.

En años de la dictadura de Augusto Pinochet, un joven Piñera se asoció con sus amigos, los hermanos Ignacio Enrique Cueto, para pagar monedas por la aerolínea de bandera chilena, por entonces LAN. En 1994, ya en su rol de legislador, el hoy presidente de Chile compró el resto de las acciones en un remate final.

La empresa fue la catapulta política del senador para la carrera presidencial. Años después, la relación entre ellos siguió y hubo investigaciones por manejos espurios de préstamos entre firmas de Piñera y los Cueto y hasta dineros de la campaña. El empresario Enrique Cueto declaró a medios chilenos que “financiar a buenos políticos también es ayudar a un país. Hay buena gente de todos los partidos”.

El paso de los Cueto por los negocios y la política argentina son difíciles de leer. La línea, indefinida y muy poco afecta a negociar con los gobiernos, se ve en las palabras de la carta de despedida a los trabajadores que envió la CEO para Argentina, Rosario Altgelt. “Como hablamos en muchísimas oportunidades en los últimos años, nuestro gran desafío en Argentina siempre fue conseguir la sustentabilidad de las operaciones, para lo cual resultaba imprescindible acordar nuevas dinámicas en materia de productividad, competitividad y eficiencia. Sin embargo, cada iniciativa asociada a estos objetivos fue consistentemente resistida, lo que, en conjunción con un contexto macro cada vez más desafiante, impidió la ejecución de los cambios estructurales necesarios para garantizar nuestra continuidad”, escribió.

Altgelt, que presidió en 2018 el Coloquio de IDEA, siempre esgrimió perfil bajo y le esquivó al barro político. Muy cercana a Cambiemos, fue una de las ceo más militantes. Pero LATAM ya había hecho un trabajo fino: con la asunción de Macri, el ex LAN Gustavo Lopetegui asumió como vicejefe de Gabinete, junto a Marcos Peña. Cambiemos comunicó hacia afuera que Lopetegui estaría lejos de vincularse con la actividad aeronáutica, pero en los papeles fue otra cosa.

Eso, y la relación estrecha de la compañía con el exministro de Transporte Guillermo Dietrich redundaron no solo en favores para sacar aviones para el tramo Buenos Aires-Miami, sino que hicieron que la empresa silencie los efectos del golpe final: en los años de Macri, perdió 200 millones de dólares y los ingresos de la filial argentina pasaron de ser casi el 12% del total de la compañía a casi el 6%.

La firma ya venía en caída desde que se fusionó, en 2012, con la brasileña TAM. Dietrich y Lopetegui, además, fueron los que tomaron la decisión de correr a la ex General Motors Isela Costantini de la cabeza de Aerolíneas.

Como ocurrió con buena parte del establishment, no se llevaron bien con el kirchnerismo. En el inicio, fue Cueto quien elogió la gestión del kirchnerismo en Aerolíneas Argentinas. “Mariano Recalde está haciendo un gran trabajo en Aerolíneas, ha promovido un cambio profundo, con más aviones, con más rutas, con un retorno de Aerolíneas a un nivel de consideración del pasajero que había perdido”, afirmó Cueto. En 2013 se inició la guerra, cuando el gobierno de Cristina pidió que desalojaran un hangar en el aeropuerto. En aquel entonces, Cueto se sentó con el entonces viceministro de Economía, Axel Kicillof, a resolver un asunto que tuvo trascendencia internacional con declaraciones cruzadas de CFK y Piñera, juez y parte.

La intención oficial es hoy contener a la compañía, teniendo en cuenta que están a la espera más de 1.700 empleos y es una tragedia económica perder su actividad. Mientras tanto, LATAM sigue mostrando quebrantos, como la entrada en concurso en Estados Unidos. Cuestiones que enmarcan un quebrante que va más allá del COVID.

Por Leandro Renou – Letra P