Vengo caminando y de repente tropiezo con un obstacculo. El Gobierno. Vivvir en Democracia es lo mejor que nos puede suceder; pero veamos el bosque y no el árbol. Es que que siempre atrás del árbol hay alguien que asusta.
Y el tema es que me asusta la Corrupción, si confieso, me asusta la Corrupción. De los que ya fueron y la de los que están. Es un problema personal, íntimo, de mi conciencia que solo pretende que los Ciudadanos podamos vivir en Paz. La utopía y la paradoja están felices en mi mente; pero la realidad me ofusca: el Poder de controlar al Poder gobernante es lo mismo que el Gobernante con Poder.
Triste realidad estimado Ciudadano… no poder ser más de lo que podríamos… no te parece desagradable que nos controlen los mismos que nos gobiernan? Y sabes qué? Te diré algo más triste: “El Poder somos los Ciudadanos, no esos que se representan a sí mismos”…. La Oficina AntiCorrupción es el Despacho de la nada misma. Prolijos en los papeles pero muy desordenados en lo que sirve a la ciudadanía y, he aquí el dilema: somos presos Políticos de estos gobernantes o libres de nuestra propia opresión gobernada?
Volvamos a la Realidad. ¿Quién decide el importante cargo del control de la corrupción en la Argentina? ¿Quién pretende ser el veedor de los asuntos estatales?, porque es necesario, pero más urgente, que procuren no haya corrupción. Triste la operación del cirujano que teniendo al paciente en la mesa desesperante le da a estudiantes la Auditoria de su Operación. Pobre paciente.
La Oficina Anticorrupción no es ajena a este pobre relato, es otro papelón de este Gobierno, es, a decir verdad, víctima de lo que se podría llamar: gobiernicidio… el Pro es un asesino intelectual. No piensan, no reflexionan y, mucho menos, nos Gorbiernan. Sólo gestionan la empresa que suponen es su Patria.
*Dirigente de Ser