Chubut Para Todos

La competencia de los Mellizos eleva la mayoría de los niveles individuales en Boca

A los Barros Schelotto les gusta poseer un grupo numeroso para tener alternativas y que nadie se relaje; quiénes aprovecharon las chances.

Quizás porque disfrutó de cada uno de sus 16 títulos como jugador de Boca. Quizás porque nunca nadie le regaló nada, porque a él no le resultó sencillo mantenerse en el club, Durante los diez años que vistió la camiseta xeneize (1997 a 2007) tuvo a un socio letal (Martín Palermo), pero también wings y delanteros que pretendían su lugar: Caniggia, Latorre, Delgado, Barijho, Iarley, Marioni, Rodrigo Palacio, Christian Giménez, Adrián Guillermo, Moreno, Carreño, Cángele; hasta Carlos Tevez. Con varios compartió duplas de ataque y hasta tridentes (como con Tevez y Delgado en la Libertadores 2003), hasta que se dio cuenta de que al imparable Palacio, un wing de su grupo de amistades, no había forma de darle batalla. Y en abril de 2007 emigró a la MLS.

Por una causa u otra, o por ambas, Guillermo Barros Schelotto, lejos de apostar a un equipo “de memoria”, se apoya como DT en la meritocracia. Lo hace en Boca desde que debutó, el 3/3/2016 ante Racing. Y mantiene firme la idea: son titulares los que trabajan mejor, los que se esfuerzan más, los que no claudican ante la primera adversidad.

El Mellizo dejó clara su forma de conducir al grupo: “Me tocó vivir la época de los 11 de memoria del Coco [Basile] y también la de los 11 mejores, de Bianchi. Ésta es una época en la que juegan los 11 mejores”. Por eso se apoya mucho en las prácticas y los amistosos para resolver quiénes son titulares. Por eso no lo molesta tener un plantel de 26 futbolistas, aunque dos no están disponibles por lesiones, Gago y Sebastián Pérez. Por eso trata de no reforzar a otros equipos argentinos cuando alguno pone la lupa en un futbolista xeneize que no es muy tenido en cuenta. Sucedió con Pablo Pérez (lo quiso Independiente), Castellani (Lanús) y Bouzat (Estudiantes). “Estoy convencido de que la competencia eleva los rendimientos. Y Boca debe tener un plantel con variantes para ser protagonista de todos los torneos”, explica el entrenador.

Que hoy Boca marche firme en la punta y haya ganado sus seis partidos (algo que había pasado sólo en los torneos amateurs de 1919 y 1924) se debe a que el Mellizo no permitió que los jugadores se relajaran luego de conquistar el título 2016/2017.

Que ahora cuente con tres arqueros, nueve defensores, ocho mediocampistas y seis delanteros para un solo certamen (fue eliminado de la Copa Argentina) implica que mira el presente pero también el futuro (la Libertadores 2018), aunque en cada mercado de pases trae refuerzos para que hasta los referentes sientan que, si se descuidan, su titularidad puede ser amenazada.

Uno de los principales ejemplos es Pablo Pérez, muy bien considerado por los Barros Schelotto, a tal punto que es el subcapitán, detrás de Gago. Pero los entrenadores sumaron a Nahitan Nández, que no sólo era un buen volante, sino también alguien que podía darle otra característica al equipo como interior. ¿Es casualidad que justo en este torneo Pérez venga de jugar (con continuidad) sus mejores partidos en Boca? En la intimidad del plantel creen que no, aunque siempre elogian gestos de Pérez, como el que tuvo en Paraná, donde decidió jugar pese a enterarse de que su padre estaba internado.

Apuntan a generar “disparadores de contagio”, que la competencia eleve los niveles de todos. Fabra era suplente de Silva: cuando el lateral izquierdo titular se fue a Portugal, el colombiano siguió teniendo “rivales” en Evangelista y Molina Lucero. Y hoy Fabra es el titular porque corrigió desatenciones defensivas, sobre todo de concentración, más allá de mantener su peligrosidad en ataque. El arribo de Espinoza coincidió con el momento más “maduro” de Pavón; la recuperación del lesionado Sara, con la de mayor seguridad del arquero Rossi; Benedetto es intocable pero sabe que detrás están Bou, Benítez y un Wanchope Ábila que se incorporará en 2018; Cardona llega con pergaminos, pero deberá adaptarse rápido al fútbol argentino…

Uno de los casos de excepción es el de Gino Peruzzi, que perdió el puesto frente a Jara y no mostró signos de rebeldía para recuperarlo. Zuqui tampoco logró reactivarse y emigró a Estudiantes. Ejemplos que confirman la regla de que, en Boca, hasta el más experimentado y ganador puede verse amenazado si se duerme en los laureles y no renueva los esfuerzos.

Por Christian Leblebidjian – La Nación