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Juan Grabois: “Para Joe Lewis, Julián Ercolini es un sudaca como cualquiera”

El referente del Movimiento de los Trabajadores Excluidos aclaró que son falsas las versiones que aseguran que ejerció violencia en el acampe a orillas del Lago Escondido y aseguró que las reuniones realizadas en la estancia son una ostentación de poder.

El referente social, Juan Grabois, reveló detalles del acampe en Lago Escondido, los métodos que utiliza para manifestarse y lo que busca visibilizar. “No es para tomar en broma que el patrimonio de nuestro país sea apropiado por una multinacional”, aseguró en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).

Me gustaría comenzar pidiéndote una aclaración respecto de la información que circuló acerca de una agresión a una trabajadora de Lewis.

La patota de Joe Lewis le cruzó un auto a un grupo de chicas que habían ido al campamento, luego hubo un forcejeo y estaba la gerenta de relaciones públicas de Lewis, una mujer que es militante activa del macrismo, pero yo no tuve contacto de ningún tipo con esa persona.

¿Cómo son tus métodos para este tipo de manifestaciones que buscan tener relevancia pero sin violencia?

Gandhi, en su lucha contra el colonialismo inglés, utilizaba este tipo de métodos. Eran acciones que no implicaran el uso de la violencia, ni dañar a otro ser. Pero sí, ejercer con el poder de nuestras convicciones, nuestra inteligencia y nuestros cuerpos.

En Buenos Aires te están ridiculizando por tus métodos y hasta insinuaron que los militantes que llegaron con vos a Lago Escondido no pudieron aguantar el frío. ¿Cuál es tu defensa frente a esto?

Nuestro objetivo es poner temas en la agenda y lo hemos logrado. Además, por un lado nos hacen bullying y dicen que somos imbéciles y por el otro lado nos muestran como una especie de terroristas internacionales. Son falacias argumentativas para no discutir las cuestiones de fondo. No está mal que se discuta sobre las formas.

Tanto en aquella ocasión en la que ingresamos al campo de Etchevere, como también en esta última manifestación, nosotros entramos por la puerta, sin violentar ninguna tranquera y con total legitimidad jurídica. No existe el delito en nuestras formas. Es un acto de resistencia civil. Creo que no es para tomar en broma que el patrimonio de nuestro país sea apropiado por una multinacional.

Además, desde el 2012 hay una sentencia firme del Superior Tribunal de Río Negro que dice que se tiene que abrir un acceso público al Lago Escondido. Desde ese momento los únicos que pudimos pasar sin autorización de Lewis fuimos nosotros y un periodista de Caiga Quien Caiga.

¿Ser abogado te ayuda a implementar estos métodos para saber hasta qué punto pueden realizar las manifestaciones?

Sí, nosotros hacemos una planificación previa con una parte jurídica y otra parte operativa. El delito de usurpación se configura cuando hay clandestinidad, violencia o abuso de confianza. Por eso entramos de día, sin ejercer fuerza física y sin engañar a nadie para que nos deje pasar. Además, todo el tiempo estuvimos en un lugar público.

Estas acciones sirven de formación para militantes, en algunos casos de sectores populares humildes, otros de clase media y también hay de posiciones económicas más cómodas.

Elisa Carrió defendió tu acampe y dijo que todos debemos tener acceso al Lago Escondido.

Ella fue quién hizo la primera denuncia de este tema, hace muchos años. Le agradezco su coherencia por acordase de esto. Lo que está pasando es un escupitajo para la sociedad argentina. Hay que discutir si nos parece bien que un multimillonario utilice un espacio público del país para que sea una sede explícita de conspiraciones que atentan contra el orden republicano.

También deberíamos preguntarnos si las propiedades del grupo Lewis no constituyen una amenaza para la seguridad nacional, ya que tiene una estancia de 12.000 hectáreas, con un montón de recovecos en una zona fronteriza con Chile y a pocos kilómetros del océano Pacífico, un aeropuerto en Sierra Grande del cual hubo informes de las fuerzas armadas que aseguran que recibió vuelos provenientes de las Islas Malvinas y, además otra estancia en el Estrecho de Magallanes.

Tu objetivo, además de visibilizar el cercamiento del acceso público a Lago Escondido, era discutir sobre las reuniones que se hicieron allí con jueces, empresarios y funcionarios.

Es cierto, pero también es verdad que nunca podrían haber realizado estas reuniones si el acceso público estuviera abierto, porque eso es lo que les permite el secretismo en un contexto de absoluta ilegalidad.

Podrían haber hecho la reunión en cualquier otro lado.

Pero no en cualquier lado pueden hacer esa ostentación del poder. Para Joe Lewis, Julián Ercolini es un sudaca como cualquiera, no debe saber ni el nombre. A D’Alessandro lo debe considerar un “negro de mierda”. Son cosas chicas que hay en Sudamérica y se sienten atraídas por el poder y para eso tenés que ostentar la impunidad.

No es lo mismo ir a reunirte al subsuelo de Clarín en Constitución, que ir a un lago y demostrar que tenés la impunidad de hacer lo que quieras. Eso genera una tracción muy fuerte en los que tienen el alma corrupta, disfrutan el hecho de estar por encima de los demás.