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Hallaron muerto a Carlos Liñani, uno de los procesados por la causa D’Alessio

Se habría quitado la vida en su departamento de Palermo; estaba vinculado a las extorsiones a Pablo Barreiro, exsecretario de Cristina Kirchner; dejó varias cartas en las que explicó su trágica determinación

El despachante de Aduanas Carlos Liñani, uno de los procesados por la Justicia Federal de Dolores en la causa por las extorsiones a Pablo Barreiro, el exsecretario de Cristina Kirchner, y lobbista del falso abogado Marcelo D’Alessio, fue hallado muerto anoche en su departamento de Palermo. Todo indica que se suicidó: estaba tirado en el piso del living y junto a su cuerpo exánime había una manguera conectada a un caño flexible de gas y, en la punta, una mascarilla. Además, dejó varias cartas en las que habría dejado explicados a sus allegados los motivos de la trágica decisión.

Fuentes de la investigación confiaron a LA NACION que el hallazgo se produjo ayer, a las 19.30. Vecinos del edificio situado en Soler 6018 habían llamado al 911. Reportaban una fuerte emanación de gas que provenía del departamento 1°B. Cuando los bomberos y el personal de la Comisaría Vecinal 14B entró en la vivienda encontró a Liñani, de 48 años, tendido en el suelo.

Ventanas y puertas habían sido selladas con cinta desde adentro. La policía no encontró desorden dentro del inmueble; tampoco se advertía que hubiese ingresos forzados ni signos de violencia en el cuerpo exánime. Solo la manguera, conectada al flexible de gas de la cocina y coronada con una mascarilla que, según presumen los peritos, la víctima habría utilizado para asegurar su cometido fatal.

Había en el departamento varias cartas rubricadas por Liñani, que fueron secuestradas por orden del fiscal Adrián Guillermo Pérès, el mismo que, en 2018, debió intervenir por el deceso del financista Aldo Ducler, que, según determinaron los peritajes, también se quitó la vida.

Liñani había sido procesado por el exjuez federal de Dolores Alejo Ramos Padilla en agosto de 2019 como integrante de una asociación ilícita paraestatal que, entre otros hechos intentó extorsionar a Pablo Erasmo Barreiro, hijo de Ricardo Barreiro, el “jardinero” de los Kirchner que había estado preso en la causa de los cuadernos de la coima, investigación multipremiada revelada por LA NACION.

En esa causa estaban en su misma situación, entre otros, D’Alessio —que se presentaba a sí mismo como abogado de la DEA o de la Embajada de Estados Unidos—, el espía de la AFI Rolando Hugo “Rolo” Barreiro; el ex fiscal de Mercedes Juan Ignacio Bidone, y los expolicías bonaerenses Ricardo Oscar Bogoliuk y Norberto Aníbal Degastaldi, reconvertidos en “servicios”. Otras víctimas de esa metodología de aprietes, tráfico de influencia y extorsiones fueron, según surge de la causa que tramitó en Dolores, Gabriel Traficante (al que buscaban ligar en la causa de la Mafia de los contenedores) y el empresario Pedro Etchebest (causa cuadernos).

Liñani concertó con Pablo Barreiro y su hermano Sebastián una reunión en el hotel Hilton de Puerto Madero, el 4 de octubre de 2018, con la intención de convencerlo de que se presentara al día siguiente en la fiscalía federal de Carlos Stornelli para declarar como arrepentido en la causa de los cuadernos, por la que había sido arrestado su padre. El nexo entre ellos había sido Fabián Gutiérrez, que acababa de acogerse a ese beneficio ante el juez Claudio Bonadio y, en consecuencia, había recuperado la libertad.

También tenía procesamiento confirmado por la Cámara Federal por el delito “defraudación con influencia mentida en grado de tentativa”, dado que para convencer a su interlocutor sobre su “influencia” en eventuales decisiones que podían tomarse en los tribunales de Comodoro Py, invocó una supuesta relación con el fiscal federal Carlos Rívolo, que resultó falsa.

La maniobra y las escuchas

Según surge de la resolución de la Sala II de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal (integrada por los jueces Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia) al confirmar el procesamiento que el juez Sebastián Casanello había dictado contra el despachante de Aduana y lobbista por la defraudación con influencia mentida, “ante la insistencia de Pablo Grillo, el día 4 de octubre de 2018, los hermanos Pablo Erasmo y Sebastián Raúl Barreiro se reunieron con Carlos Liñani en el Hotel Hilton Madero. Allí, este último les manifestó que era inminente la detención de Pablo en la misma causa en la que había sido detenido su padre, Ricardo Fabián Barreiro, —causa “Cuadernos”—, y que eso lo sabía a raíz de un almuerzo que había compartido con dos abogados penalistas, Marcelo D’Alessio y Rodrigo González [entonces, abogado de Leonardo Fariña], en el que también se encontraba Claudio Bonadio, entre otras personas destacadas del ámbito judicial”.

En el fallo se destacó que “el encuentro con Liñani, debido a la desconfianza producida por la coyuntura de los acontecimientos, fue parcialmente grabado por Pablo Barreiro”. Y que de esas grabaciones surgían, entre otras, las siguientes frases del lobbista:

“… Hablo mucho con Marcelo porque estoy colaborando, tengo una consultora de seguridad y colaboré en el tema de la Aduana paralela, varias cosas, y tengo una muy buena relación de hace muchos años con él; y hay dos abogados que trabajan conmigo que son […] uno es Marcelo D’Alessio, el abogado de la DEA, de la Embajada de Estados Unidos, es el que le hizo el quilombo a [Julio] De Vido, ¿entendés? Que estuvo con De Vido cuando estaba en Enarsa […]. Después está Rodrigo González; Rodrigo González es el que le hizo el quilombo con el padre Grassi, con Nisman, toda la pelota. Rodrigo está todo el día con Bonadio. Ellos supuestamente […] a vos te tiene una carpeta así, toda, toda tu carpeta; a vos te van porque no te da el blanco, no te cuadra”.

En ese encuentro invocó a Rívolo y lo definió como el “encargado de organizar la situación” y el “jefe de los fiscales”. Le mencionó a Pablo Barreiro su situación procesal en la causa —en la que ya se estaba detenido su padre— y que su detención era inminente. Con ese “ablande”, le recomendó recurrir a los servicios de D’Alessio y González, a quienes describió como “las personas que podían ayudarlo a ejercer su defensa técnica”. Según el fallo, así “intentó la obtención de un rédito económico y/o de otra clase de prestaciones o beneficios indebidos”.

Pablo Barreiro dijo, en su denuncia, que Liñani le puso al teléfono a D’Alessio, y que le había llamado la atención que el falso abogado supiera que iba a contratar para la defensa de su padre a los letrados Fernando Archimbal y Luis Vila (dato que, según le dijo, le habían pasado desde la cárcel persona de Inteligencia del Servicio Penitenciario Federal).

“… Mirá, gordo, mañana te salen a buscar, así que, si querés, yo te puedo llevar a ver a Stornelli, porque yo soy el tipo que llevó al primo del presidente a Comodoro Py, que entró por una puerta y salió por otra […] Entrás por la puerta de atrás, lo ves a Stornelli y a la hora sale tu padre […] Yo te busco mañana, en un auto de la AFI que nadie reconoce, y entrás, lo ves al fiscal, y te va a salir un par de ceros menos que lo que te cobran Archimbal y Vila”.

La cita serían, entonces, el 5 de octubre a las 8 en Comodoro Py. Pero, finalmente, Pablo Barreiro no fue. Por eso, su caso quedó como una extorsión en grado de tentativa.