Chubut Para Todos

Flor de violencia política

La sinergia entre bandas de trolls y halcones con fueros. Iglesias & Vidal. Ruido en el bloque PRO y ¿silencio en el recinto? La misoginia, en números.

En el juego de las semejanzas y diferencias entre Luis Brandoni y Florencia Peña, hay un par de las primeras (la actuación y los ingresos a Olivos durante la cuarentena) y un par de las segundas: están en las antípodas políticas y, aunque caiga de maduro, Brandoni es varón y Peña es mujer. La última diferencia no es menor, porque es la que detona la otra gran diferencia: el tratamiento mediático y la “polémica” generada en redes sociales alrededor de la actriz, sobre quien se insinuó que había entrado a la quinta presidencial por cuestiones sexuales, cuando ya se sabía que concurrió para hablar de la situación de su gremio. No fue sólo una horda de trolls en Twitter, que se mantuvo intensa por una semana, sino también la voz de Fernando Iglesias, diputado y actual precandidato al mismo cargo por la lista de Juntos Podemos Hacer que encabeza María Eugenia Vidal en la Ciudad de Buenos Aires, en la televisión y durante un intercambio de chistes alla Rompeportones junto a su compañero Waldo Wolff en la red del pajarito.

La experiencia de Peña, lamentablemente, no es excepcional. El diputado Iglesias tiene un historial de ataques misóginos dentro y fuera de la Cámara baja. Lo conocen sus colegas de bancada y también en los otros bloques. Sin embargo, sus expresiones no reciben repudios ni condenas al interior del Congreso. Un pedido de acción disciplinaria lo esperaba en el freezer hasta estos días, en los que la diputada del Frente de Todos Gabriela Cerruti decidió empujarla y sumar sus últimas declaraciones al antecedente de haber dicho que con la precandidata a diputada por el FdT y recién renunciada titular del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, Victoria Tolosa Paz, era más difícil discutir porque “es mujer y bonita”. “Estos dichos constituyen un acto de violencia mediática y política contra las mujeres que se encuentra alcanzado por la Ley Nacional 26.485 en sus incisos f y h, recientemente modificada por el mismo cuerpo legislativo del que el propio diputado es parte”, expresa el proyecto de resolución impulsado por Cerruti.

La 26.485 es la Ley de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, sancionada en marzo de 2009 y modificada en julio de 2018, cuando se le incorporó la violencia política. El pedido de acción disciplinaria, que ya cuenta con 14 firmas y varias adhesiones, relata el episodio en el que el número 4 de la lista de Juntos por el Cambio se refirió a Florencia Peña en un programa de TN. La cuenta de Mujeres Gobernando repudió los ataques contra la actriz y también se manifestaron por separado la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.

Iglesias no es un revoltoso paracaidista ni un marginal, sino que está en la boleta encabezada por Vidal a pedido de Patricia Bullrich y de Mauricio Macri y sus aparentes exabruptos suman a la consolidación del ala dura del macrismo agitador del ejército de trolls que pueblan las redes sociales y se ensañan con las mujeres y el colectivo LGBTQI+.

En el bloque de Juntos por el Cambio suenan algunos ruidos. Aunque la exgobernadora de la provincia de Buenos Aires defendió a Iglesias en el programa de Romina Manguel, la diputada Silvia Lospennato posteó dos tuits en los que repudió los dichos de su compañero de bancada y puso énfasis en las visitas a Olivos de personas “no esenciales”. “Como no tengo doble vara puedo criticar a un compañero de mi espacio político sin peros. Ojalá un día todos tengan esa libertad y coherencia”, cerró el último tuit de la secretaria parlamentaria del interbloque de JxC. También el jefe de bloque, Cristian Ritondo, durante una entrevista en Futurock, dijo que las declaraciones del exjugador de vóley no le parecen “chistosas”: “No las comparto. La política tiene que tener otra altura. La respeto mucho a Florencia Peña como actriz”.

El enojo con Iglesias en algunos sectores de su propia fuerza tiene que ver, justamente, con que corrió el eje de la discusión: de las visitas a la quinta presidencial a sus ataques a la conductora de Flor de equipo. La pregunta entonces es si lo del diputado se trató de un error o de un gesto deliberado hacia una porción de votantes. La magnitud del fenómeno de la violencia política en redes hace pensar que este tipo de agresiones tiene su público.

Violencia política

La discusión sobre la violencia política no es nueva y recrudece en campaña electoral. Varios estudios dan cuenta de lo masivo y persistente de este fenómeno. Según una investigación de Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) que recopila experiencias en primera persona de mujeres políticas dentro del Poder Legislativo, más del 80% de las encuestadas sufre o sufrió este tipo de violencia y, de acuerdo con un informe del Observatorio Julieta Lanteri, nueve de cada diez mujeres que participan en política fueron víctimas de algún tipo de violencia en ese ámbito.

A estos hallazgos se suman los de la encuesta realizada por Amnistía Internacional Argentina: En 2019, una de cada tres mujeres había sufrido violencia en las redes sociales en el país; un 26% recibió amenazas directas y/o indirectas de violencia psicológica o sexual; un 59% manifestó que fue objeto de mensajes sexuales y misóginos y un 34% recibió mensajes con lenguaje o comentarios abusivos en general. En las nubes de palabras, una de las destacadas para agredir a las mujeres es “gato”.

El acoso sistemático en Twitter y en algunos medios de comunicación llevaron a la legisladora Ofelia Fernández, por ejemplo, a cerrar su cuenta personal en la red del pájaro. Pero se manifestó en Instagram, una lugar más “amigable”, todavía, para los colectivos discriminados: “Jamás a un tipo se lo podría desacreditar diciendo que tuvo sexo con alguien del poder sin evidencia ni criterio alguno. Ninguno de los nombres que se fumaron cien titulares arbitrarios merece ser el chivo expiatorio de sus repudiables estrategias”.

A las ofensas e insultos en redes sociales y en medios de comunicación, se suman los reclamos, también a las mujeres, en especial a las feministas, de que manifiesten repudios varios, frente a todos y cada uno de los ataques a otras. Entonces, aquellas que están en inferioridad de condiciones, por género y número, además de ser hostigadas a diario por sus propias manifestaciones, también lo son cuando se les reclama poner el cuerpo mientras la mayoría de los varones calla y omite. La igualdad de derechos y oportunidades, esa consigna que hoy es consenso social, no se construye sobre la base del silencio y la complicidad. Esos pactos de caballeros que se sellan en los asados de rosca son los que se tienen que resquebrajar para que la política cambie de verdad.

Por Ingrid Beck – Letra P