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Esa costumbre de infiltrar: confirmaron la condena contra Américo Balbuena por inteligencia ilegal

Casación confirmó la condena contra el espía de la Federal

El agente se había infiltrado en la Agencia Walsh, donde se había hecho pasar por periodista. Sus jefes Alfonso Ustares y Alejandro Sánchez, de la División Análisis de la PFA, también fueron sentenciados.

La Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena de Américo Balbuena, el integrante del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal Argentina (PFA) que se infiltró durante más de una década en la agencia de noticias Rodolfo Walsh. Los camaristas de la sala I ratificaron también la sentencia condenatoria de dos de sus jefes. El año pasado, el juez federal Daniel Rafecas condenó a Balbuena a dos años de prisión por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público en la causa iniciada por los abogados y abogadas del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh) Myriam Bregman, Matías Aufieri, Liliana Mazea y Carlos Platkowski. “Este fallo llega en un momento muy especial de la vida política en Argentina porque este gobierno está avanzando con cambios en la SIDE, con Patricia Bullrich en la creación de un ejército de buchones para tener su propia inteligencia y así infiltrar organizaciones sociales y a todos los que luchan”, dijo Bregman a Página12.

El “Pelado” Balbuena –un “pluma” de la Federal, como los llaman, que se hizo pasar por movilero– y sus jefes Alfonso Ustares y Alejandro Sánchez, de la División Análisis de la PFA, fueron enjuiciados y encontrados responsables de haber desarrollado tareas de inteligencia tendientes a obtener información sobre integrantes de distintas organizaciones, valiéndose del rol de periodista infiltrado como espía durante once años en la Agencia Rodolfo Walsh. En ese tiempo estafó la confianza de su ex compañero de colegio, Rodolfo Grinberg, y de los demás periodistas de la agencia. Los dirigentes entrevistados por él recordaron durante el juicio oral que Balbuena hacía muchísimas preguntas pero nunca veían el contenido de sus respuestas reflejado en reporte alguno. La defensa argumentó largamente sobre el objetivo del Cuerpo de Informaciones, que sería la realización de inteligencia criminal a requerimiento judicial, pero no lograron convencer al juez Rafecas, quien se inclinó por un fallo condenatorio.

Los jueces de la sala I de Casación Daniel Petrone, Diego Barroetaveña y Carlos Mahiques rechazaron los recursos interpuestos por las defensas de los tres condenados y así quedó ratificada la sentencia de Rafecas. “La confirmación de la condena se transforma en este contexto en un mensaje político. Esta pelea que dimos desde el año 2013 para que Balbuena y sus jefes sean condenados cobra un significado especial, el espionaje se castiga y lo vamos a seguir denunciando, no nos vamos a callar ante cada caso que vuelva a aparecer”, agregó Bregman.

El abogado querellante Aufieri explicó a este diario que en su extensa resolución los camaristas analizaron las nulidades planteadas por las defensas, la figura penal aplicada, la interpretación de la prueba y consideraron que no hay fundamentos suficientes para revertir la sentencia de Rafecas. Para ellos, está bien fundamentada, no es arbitraria y se trata solamente de una expresión de disconformidad de quienes fueron condenados. En definitiva, no es procedente el recurso de Casación. Así, la sentencia quedó confirmada en dos instancias y resta saber si los abogados de Balbuena, Ustares y Sánchez irán en queja a la Corte Suprema.

La resolución a la que tuvo acceso Página12 parafraseó al juez Rafecas, quien había destacado en su fallo los elogios de sendos jefes de Balbuena. Tales dichos “engarzan perfectamente con el excelente desempeño que Balbuena como agente secreto infiltrado en su rol de falso periodista, en una agencia de noticias que le permitía acceder al mismísimo corazón de un sinnúmero de agrupaciones políticas, sindicales y de derechos humanos cuyos objetivos muchas veces chocan con los intereses corporativos e ideológicos de la Policía Federal, por ejemplo, en punto al control de la calle, o al verse frente a frente en manifestaciones o protestas, o también, allí cuando agrupaciones como la CORREPI o La Alameda efectúan denuncias penales contra la Policía Federal, por casos de violencia institucional (CORREPI), o por corrupción vinculadas a la trata de personas en talleres clandestinos o prostíbulos (La Alameda)”. 

Esa costumbre de espiar 

“La creación de un cuerpo de agentes encubiertos en el ámbito del Ministerio de Seguridad, con el descontrol que sabemos sería eso en manos de Bullrich como hicieron durante el macrismo en la AFI, recibe un golpe con este fallo”, manifestó Aufieri. “Los órganos de inteligencia de las fuerzas de seguridad actúan de manera completamente ilegal”, agregó. Como suele suceder, el actual gobierno justifica la iniciativa al decir que los agentes investigarán delitos haciendo “inteligencia criminal”, lo cual encuadra en la ley. “En la realidad tenemos el caso Balbuena que muestra que en la mayoría de los casos no investigan delitos sino a organizaciones, el espionaje estatal en Argentina fue siempre apuntado en todos los gobiernos a hacer inteligencia ilegal sobre las organizaciones y militantes políticos”, completó el abogado del Ceprodh.

A excepción de una iniciativa del menemista Víctor Alderete, que en 1999 usaba los recursos del PAMI para espiar a políticos de la Alianza, periodistas y jubilados, los hechos recogidos en una cronología de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) pertenecen a actividades de infiltración y espionaje concretadas por uniformados militares y de fuerzas de seguridad y penitenciarias. Balbuena fue uno más de los espías infiltrados en cuarenta años de democracia para realizar ilegales tareas de inteligencia interior sobre agrupaciones de izquierda y del campo popular: 

* Los primeros antecedentes detectados por las organizaciones populares son de los años ’80 cuando trascendieron las operaciones del Departamento de Protección al Orden Constitucional de la Policía Federal.

* Durante el gobierno de Carlos Menem, su ministro del Interior Carlos Corach fue responsable del espionaje de la Policía Federal reunido en el llamado “Libro Azul”.

* En 2006 se supo que Raúl Tarifeño, miembro activo del MST de Neuquén y vendedor de libros, era en realidad integrante de los Servicios de Inteligencia del Ejército.

* En 2011 Página12 reveló el espionaje de Gendarmería denominado Proyecto X, que husmeaba en las actividades de los trabajadores del cordón industrial del norte e infiltraba sus marchas, además de hacer seguimiento de referentes de derechos humanos como la Madre de Plaza de Mayo Elía Espen.

* En 2012 la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos detectó al espía Alberto Amarilla, ex miembro del Batallón de Inteligencia 601, como militante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. 

* Ese mismo año la jerarquía de la Armada fue condenada por desplegar tareas de inteligencia desde la base Almirante Zar.

* Mauricio Macri estuvo procesado por utilizar el aparato de inteligencia de la AFI para espiar a los parientes de los submarinistas del ARA San Juan. 

Por Adriana Meyer-Página/12