Chubut Para Todos

Emilio Pérsico: “Rezo todas las mañanas para que no haya caos social”

Emilio Pérsico, uno de los principales dirigentes sociales del país, acumula fotos con Néstor Kirchner, imágenes de Evita y del lanzamiento del Movimiento Evita en el Luna Park, en 2006. No hay imágenes de Cristina Kirchner, con quien acaba de reunirse, hace poco más de una semana, tras más de dos años de distancia.

“Me había juntado varias veces con Máximo (Kirchner). Creo que nosotros tenemos que hablar con todos“, dice Pérsico.

—¿Fue una reunión sincera?

—Nosotros tratamos de ser francos con todo el mundo. Yo estoy dispuesto a discutir con el que sea. Y creo que Cristina tiene la gran ventaja de ser la primera presidenta popular que termina el gobierno como lo terminó, nadie terminó en esas circunstancias. Un gobierno popular es muy difícil terminarlo bien en la Argentina. Eso es una gran ventaja.

—El Movimiento Evita se fue del kirchnerismo en 2016…

—No se si hay kirchnerismo. Yo sigo pensando las mismas cosas que pensaba antes.

Entre los cuadros de la oficina, hay uno que pide no fotografiar. Son más de una docena de documentos de identidad, exhibidos detrás de un vidrio y rescatados por sus hijos de algún archivo que había olvidado, que el líder del Movimiento utilizó en la dictadura, durante su militancia peronista.

Pérsico se instaló hace unos años en Isidro Casanova, en la localidad bonaerense de La Matanza, en la casona que alguna vez mandó a construir Mario Firmenich pero que nunca habitó. Néstor Vicente, el menor -Néstor por Néstor Kirchner y Vicente por Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza-, es el único de los 10 hijos que vive con él y su mujer, la diputada bonaerense Patricia Cubría. Una de las paredes de la oficina muestra el bautismo del pequeño en Roma, el primero que realizó el Papa Francisco en el Vaticano.

“¿Por qué el Papa y el Gobierno se llevan tan mal?”, pregunta Infobae. Pérsico piensa unos segundos antes de responder. “Porque hacen politiquería y hacen política”, contesta.

—¿Quiénes?

—El Gobierno y todo el mundo con Francisco. El Papa para mí es una inspiración muy grande en lo que hacemos. A mí me sirvió de mucho como inspiración. Esta frase de Francisco, “hay que transformar los planes sociales en trabajo porque está bien el plan social en la emergencia pero si se queda en el tiempo genera enfermedades sociales”, ¿no te inspira? Si vos estás en el Gobierno, tenés que hacerlo. Tiene que ser un mandamiento.

—Y usted dice que el Gobierno hace politiquería con el Papa.

—Sí, y con nosotros también, no entiende lo que somos. Si sos peronista y popular, tenés que hacer las cosas mal (ríe). Francisco quiere hacer las cosas más o menos bien, es difícil en Argentina, la grieta te lleva a ser parte de la grieta y jugar siempre en ese camino. Cualquier cosa que hacés, jugás en la grieta. Yo no quiero esta grieta. Yo quiero construir la unidad nacional.

—¿Y usted cree que Francisco quisiera llevarse bien con este Gobierno?

—Quisiera que no exista la grieta, resolver el problema de la unidad nacional y construir un proyecto que vaya en contra de lo que piensa este Gobierno. Eso sí está claro. El Gobierno pensó que pensaba como ellos, y no podés pensar como ellos. ¿Qué argentino bien nacido puede pensar que esto es bueno? Es muy difícil gobernar con una división tan grande como a la que hemos llegado. Si uno saca la Asignación Universal por Hijo, la pobreza está por encima de la de 2003, ¿se entiende? Es decir que este Gobierno va a dejar las cosas peores que en 2003.

—¿Hay hambre en la Argentina?

—Hay mucho hambre.

—¿Dónde estaba usted en diciembre de 2001?

—El 19 de diciembre estaba en La Plata con un conflicto docente, pegándole a la puerta de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, hasta que cedió y entramos a la Legislatura.

—Por eso, usted vivió en primer persona lo que fue el estallido de 2001. ¿Ve alguna similitud?

—No, lo que hay es la Asignación Universal por Hijo y las jubilaciones, que es una ayuda que reciben 11 millones de hogares en la Argentina, que en muchos casos superan los ingresos que tienen por trabajos.

—Usted dice que la crisis es peor si se sacan esos planes.

—Es peor, sí. Es peor y va a ser peor, porque todavía no tocamos fondo. Uno no puede gobernar diciendo que los pronósticos para este año van a ser peores. Yo te pago un sueldo para que mejores la situación, ¡al menos mentime!

—¿Lo sorprendió Mauricio Macri?

—(Piensa) No. Yo sabía lo que era Macri, ya era conocido. Había una oportunidad en la Argentina, había un piso de derechos importante, y había una oportunidad de resolver otros problemas.

—¿Y no rescata absolutamente nada?

—Es difícil, ¿qué?

—El entrevistado es usted.

—¿Qué haya mantenido los planes sociales? Eso no lo pudo sacar. Es imposible sacarlos. Están muy institucionalizados en la gente. Ellos reivindican el gasto social, pero porque bajaron todos los gastos y entonces lo único que quedó es esto, el gasto más grande del Estado, como la transferencia que hace la ANSES. Pero eso no se puede considerar que sea bueno.

—¿Usted cree que mantuvieron los planes porque no les quedaba otra?

—No hay otra forma.

—¿Va a ser el peor diciembre de la era Macri?

—Cada vez va a ser peor.

—¿Pero ve un escenario de caos social?

—Yo rezo todas las mañanas para que no haya. Lo digo fervientemente, y pido que recemos para que no suceda. Eso sería muy feo. Hay sectores que con la crisis ganan plata. Muchos sectores ligados al Gobierno ganan plata con la crisis. Hay un señor en el Banco Central, ¿cómo se llama?

—Guido Sandleris…

—Guido Sandleris, que firma en nombre mío, tuyo, en nombre de los más humildes, firma a los bancos, que le dicen “mira, te doy el 70% por tu plata”, que a su vez era plata de un ahorrista, y eso es plata nuestra.

—Pero cuando el Gobierno habla de la famosa herencia, ¿usted cree que es mentira?

—No, yo hablo de la bendita herencia.

—¿Por qué se refiere así?

—Porque hay programas sociales que están sosteniendo esta situación que estamos viviendo hoy. ¿Si había cosas mal? Había muchas cosas mal, nosotros fuimos muy críticos del gobierno anterior, tenemos críticas al gobierno anterior. La grieta política que genera el gobierno con el odio, odiando más que buscar la unidad nacional, eso me preocupa mucho para el futuro, para el próximo gobierno. ¿Cómo va a hacer para cicatrizar las heridas? No lo sé.

—¿Le preocupa que el próximo gobierno sea del PJ y no pueda encontrar una salida?

—Me preocupa, pero que sea este gobierno me preocupa más. Construir la unidad nacional es un objetivo. Hay una grieta social. Nosotros peleamos por la universalización de los programas sociales, que como dice Francisco sirven para la emergencia. Pero vos tenés que salir de ahí, tenés que generar trabajo, yo quiero que todos los compañeros tengan asignación salarial, no universal.

—Pero eso es una deuda de este Gobierno y del anterior.

—No. El anterior tenía una base, se habían resuelto algunos problemas, algunos problemas de derechos se habían logrado. El plan social no puede ser un objetivo en sí mismo.

—Cuando usted escucha la discusión sobre los fondos que reciben los movimientos sociales y la ayuda que se incrementó durante este Gobierno, y un sector del oficialismo que asegura que con eso financian la política partidaria, ¿qué piensa? ¿Cuánto hay de eso? ¿Reciben más planes que antes?

—¿Eso qué significa? En Argentina hubo un momento que hubo 2 millones y medio de planes sociales, que era el Plan Trabajar, que hubo organizaciones que tenían un millón de esos planes. Hoy ninguna organización tiene un millón. Yo he ido a negociar con Patricia Bullrich cuando era ministra de Trabajo.

—¿Y cómo le iba en esa negociación?

—En esos momentos empezaron los planes, Patricia creo que repartió un millón de planes. Y se los dio a las organizaciones. Estuvo poquito, después le explotó el país.

—Patricia Bullrich ahora critica el manejo de los planes sociales…

—Todo eso es politiquería. No discuten modelos de país. Yo no quiero un país con planes sociales, no quiero planes, y mucho menos tener comedores. El problema no es el plan social, ya está. El problema son los comedores, necesito más plata para comedores. Hoy la agenda de las organizaciones es sacar una ley de emergencia alimentaria, yo nunca pensé que iba a volver a pensar en eso. El Gobierno nos pide que abramos más comedores. Nosotros tenemos legalizados por el Gobierno 1.700. ¡Nunca imaginé que íbamos a tener la capacidad de hacerlo! Nunca pensé que íbamos a tener 1.700 comedores en el Conurbano. Nosotros no teníamos comedores, aumentamos de cero a 1.700. Los habíamos cerrado todos. La señora gobernadora (María Eugenia Vidal) abre la ventana de su despacho en La Plata y la gente vende la ropa en la plaza de enfrente. La gente vende su ropa y la cambia por comida. ¡A mí me da vergüenza! Me dan ganas de agarrar a un funcionario y pegarle un fierrazo en la cabeza.

—¿Y no cree que Vidal tiene un costado más vinculado a lo social por sus orígenes?

—¿Pero cómo haces? Tenés que irte del gobierno este.

—¿Es imposible tener una mirada social y pertenecer a este gobierno?

—No, está bien, la tienen, sí. Nos llevamos bien con los que tienen una visión social de este gobierno, pero no puede ser que estemos repartiendo comida. Estamos un escalón más abajo. ¿Cuál es la justificación? ¿El pasado? ¡La gente en el barrio se hipoteca para pagar la luz! Si no lo ven, es un problema.

—Recién decía que rezaba para que no haya un estallido social, ¿en qué medida eso depende de ustedes, de los movimientos sociales, para que no haya un estallido?

—Depende mucho, pero el 90% depende del Gobierno. ¿Me vas a echar la culpa a mí del 20 de diciembre? La culpa la tiene (Fernando) De la Rúa, ¡no me jodás! Mirá si será inteligente el pueblo que después el candidato radical, (Leopoldo) Moreau, sacó el 0,3%.

—Ahora es kirchnerista, Moreau…

—Bueno, será… No importa de dónde viene si no me importa dónde van. Con eso también estoy de acuerdo. A ver si se entiende. Si hay un estallido, los que van a sufrir son los compañeros nuestros. Los señores que dicen esas cosas no sufren. Tienen la heladera llena. El capitalismo financiero aprendió a robarle la plata a los pobres. Es increíble. Te doy un ejemplo, el Puente Pueyrredón. El otro día vi la película de Mandela, muy parecido toda la película a lo que éramos nosotros. Muy bien la actitud que toma Mandela en el puente, y comparo con la actitud que tomamos nosotros en el último puente Pueyrredón. En el primer puente estábamos naciendo las organizaciones, teníamos poca experiencia política, voló un palazo del lado del gobierno y llovieron de este lado ocho millones de palos y piedras, y terminó con un desastre y dos compañeros muertos, y el país que se hundió a pedazos. Y perdimos. En este puente Pueyrredón (se refiere a una de las últimas movilizaciones), yo veía la escena y era lo mismo. Y la llamé a Patricia, y le decía “¡ustedes están locos, es lo mismo! ¿Qué están haciendo?”

—¿Y por qué cree que lo hacen?

—¡Porque ganan plata! ¡Se la llevan, aprovechan las crisis para llevarse la plata del país y dejarnos en pelotas! Pero yo no evalúo el Gobierno, te planteo el tema de las organizaciones, lo que hemos aprendido. No voló una piedra. Mandela se arrodilló cuando vino la represión. Nosotros estábamos de espaldas, a nosotros nos tiraron gas en la espalda. Estábamos de espalda a la Gendarmería, y la Gendarmería tirando gases. Miren las pelotudeces que dicen: “No se puede subir al puente, tienen que subir de a 10 acompañados por tres gendarmes, cincuenta mil personas”. ¿Eso no es una provocación? ¿El que toma esa decisión no quiere que se pudra todo?

—¿Usted dice que el gobierno quiere que se pudra todo?

—No, hay un sector de los sectores financieros de la Argentina que quieren provocar la crisis porque en la crisis ganan plata.

—Pero el que maneja las fuerzas de seguridad es el Gobierno, no los sectores financieros.

—No sé. Después cambió la decisión, porque los re puteamos, y los tipos dijeron “pasen”. Acá el otro día nos empezamos a tirar gases en el Congreso, y terminaron hiriendo a los compañeros en Constitución, desde allá hasta acá.

—¿Qué pasó en el Congreso?

—Y, vos tirás un gas en la Argentina… ¿vos vas a la cancha? ¿Qué pasa si tiras un gas en medio de la hinchada? ¿Me vas a echar la culpa a mí? La gente reacciona. Eso es una cosa elemental.

—¿Pero primero viene el gas o la piedra?

—Yo he estado, te aguantás, te tiran dos millones de piedras y te la aguantás. Si sos policía, te pagan para eso. Les pagamos para que cuiden a la gente, no para que le peguen.

—¿Pero le parece que está bien tirarle piedras a la policía?

—¡No! Pero hay mucha bronca. El Gobierno reconoce que ni un militante del Evita tiró una piedra, que antes lo hemos hecho, yo lo he hecho. ¿Eso no es un avance? Ahora, no podes evitar que haya pibes que lo hagan.

—Eso es lo que le preguntaba, ¿en qué medida ustedes son relevantes para la contención social y para que no haya un estallido?

—No hay manera de evitarlo. No se puede evitar porque vos lo que hacés es un parche. ¿Vos sabés la pérdida de dignidad de que un hijo tuyo vaya a comer a un comedor? ¡No se dan una idea de lo que significa eso! Mis hijos han ido. Eso es una perdida de dignidad que no tiene… Ese pibe se crió ahí en esa situación, eso que ahora está de moda el robo piraña. Ese pibe que no tuvo escuela, que se crió yendo a comedores, porque la crisis esta no es la primera que tenemos en la Argentina, que no conoció que su padre trabaje nunca, que su madre hace lo que puede con lo que tiene, yo no le voy a echar la culpa a ese pibe del estallido social, la culpa es el gobierno.

—¿Se le puede achacar todo eso a este gobierno?

—¡No! ¿Quién está diciendo eso? Vos me preguntas como está la situación hoy. Hoy está muy mal. ¿Es toda culpa de este gobierno? No. Pero hay un piso de dignidad que había que lo que había que resolver era el trabajo, y no se resolvió. Eso sí es culpa de este gobierno. El gobierno anterior construyó un piso de dignidad. Yo no soy fanático de lo que pasó en lo anterior, pero reconozco lo que hizo Cristina y no reconozco lo que hizo este tipo, ¡porque no puedo! ¡Ojalá pudiera! ¿Quién quiere abrir un comedor?

—En enero de 2017 usted le dijo al diario Clarín: “Macri está débil y el peronismo es un tiburón que huele sangre y ataca, y el peronismo se está unificando para tomar el poder en 2019 y no antes, porque nadie quiere una crisis”. ¿Qué opina hoy?

—No nos está uniendo el amor lamentablemente, si no el espanto (ríe). Es una linda frase.

—La semana pasada volvió a reunirse con Cristina Kirchner, ¿cómo le fue?

—Bien… Yo siempre pensé que ese gobierno fue muy bueno, que Cristina hizo la distribución de ingresos más importante que hubo en el capitalismo neoliberal, pero eso no alcanza para construir un modelo de país. Nuestro candidato hoy es Felipe Solá.

—¿No les dijo Cristina si iba a ser candidata?

—No, no. Nos dijo que había que trabajar para construir un frente lo más amplio posible. Hoy hay coincidencias con lo que ella nos dijo.

—Eso sería una gran PASO.

—Una gran PASO entre muchos sectores.

—Pero esa PASO, hoy, la gana Cristina.

—No se, esa es tu opinión, deberás estar con Cristina (risas). Es muy difícil. No es cierto que el candidato más votado es el que gana. Eso es una mentira. Es una frase que utilizan los que quieren ser diputados.

—O sea que ustedes van a apoyar cualquier cosa que no sea Macri.

—No sé, yo no tengo ninguna cosa personal con Macri. No lo conozco. Es una cuestión política, “flaco, me llevaste a donde no quería”. No es un problema de nombres. Es un problema de políticas. Hay que construir un frente con un determinado acuerdo político que nos lleve en otra dirección.

—¿Cristina no es un estorbo para el peronismo?

—¿Cómo va a ser un estorbo la persona más querida para un sector? No. Lo que es un estorbo es la grieta, la división nacional.

—¿Pero cómo se hace para romper esa grieta si ahora muchos sectores, y usted en este caso, vuelven con Cristina?

—No, no. Yo no me voy ni vuelvo a ningún lado. No es verdad eso. Yo quiero resolver los problemas de este país, nada más. Nosotros hemos tenido muchos diputados y pocos diputados, eso no nos cambia la vida. Yo quiero estar colgado de un tipo que me enamore de un proyecto. Si en vez de discutir los problemas nos ponemos a discutir si Cristina o la grieta, ¡anda a cagar! No sirve. Hay una autocrítica que tiene que hacer la política. Macri ganó la presidencial, pero perdió la legislativa. El problema es que las divisiones hacen que no podes construir mayoría. La política quiere trasladar ese quilombo que tiene a lo social, como que no peleamos. ¡No muchachos, ustedes peleen ahí adentro en el Parlamento, y saquen una ley en favor de los trabajadores! ¡Una ley! Las leyes que sacaron a favor se construyeron en la calle y entraron a la cámara. ¿Qué ley salió de adentro de la cámara en favor de los trabajadores en estos últimos 10 años?

—Un acto fallido…

—No, 10 años no, antes hubo muchas. En estos tres años.

—Por eso le pregunto, ¿qué hizo la oposición en estos tres años?

—Cagadas, hizo cagadas.

—¿Pero ustedes desde los movimientos sociales acompañaron a esa oposición que, según usted, hizo cagadas?

—No, la ley de emergencia social que nosotros propusimos la votaron todos. Y las leyes que venimos proponiendo tratamos de construir unidad. La oposición ganó la parlamentaria, y no se notó en este gobierno. Este gobierno, si tiene algo, es mucha habilidad política. Si rescato algo de este gobierno…

—A diferencia de muchos que critican que es un gobierno que no sabe hacer política.

—No, claro. Son muy vivos. Y tienen todo el poder económico detrás, sí saben.

—O sea que usted es de los que creen que sí sabe hacer política.

—Sí, teniendo el parlamento en contra sacaron 100 leyes en contra del pueblo.

—Y en eso tiene responsabilidad la oposición.

—Pero por supuesto. La política nos debe algo a lo social. Y ellos construyeron la idea de que en lo social tenemos problemas. Acá hubo paros, movilizaciones, conflictos, salimos a la calle todos los días, peleamos todos los días contra estos tipos, ¿y el problema lo tenemos nosotros?

—¿Qué le produce la causa de los cuadernos?

—No sé. Me encantaría que vayan todos en cana los empresarios. Eso demuestra la parcialidad de la Justicia. En Brasil el empresario se comió tres años y salió. Acá entran por una puerta y salen por la otra, eso es muy feo. Yo si reconozco un delito, ¿sabes como me mandan a mí? Con pito y cadena y con todas las cosas.

—¿Y la otra parte? ¿Los políticos?

—El que roba tiene que ir preso. La política tiene que dar ejemplo de humildad.

—¿Para usted Cristina no robó?

—No, yo no creo en el caso de ella. Tengo mi visión de lo que fue todo eso.

—¿Y cuál es su visión?

—No, que lo demuestre la Justicia. Cristina tiene un problema grave que no pudo resolver, sí. Que lo resuelva esta Justicia, pero esta Justicia no.

—El Gobierno quiere introducir en el Código Penal la limitación de los cortes de calles, ¿qué opina?

—No resuelve el problema. No resuelve nada. Ya es ilegal el corte de calles. Pero no se resuelve. La huelga fue ilegal durante muchísimos años hasta que se legalizó.

—¿Qué van a hacer durante el G20?

—Vamos a tratar de que sea lo más ordenado posible. Insisto: la crisis no nos beneficia. Beneficia a un sector financiero que quiere la crisis. No hay que pisar el palito, decía un viejo militante nuestro.

—¿Está distanciado de Juan Grabois, con quién comparten la CTEP?

—No. Lo estimo mucho.

—Trascendió eso cuando fue a acompañar a la ex presidenta a Comodoro Py.

—No estoy de acuerdo con muchas cosas que hace, pero bueno. Tenemos que aprender a tolerarnos todos.

—¿Qué pasa si gana Macri en 2019?

—Pobre Argentina. Podemos cantar “no llores por mi, Argentina”. Es muy feo.

—¿Tiene relación con la ministra Carolina Stanley?

—Es pública.

—Más allá de las reuniones públicas que tuvieron.

—Siempre públicas. Hemos tenido buena relación para discutir cosas y tratar de resolver problemas. Hay que irse de este Gobierno para hacer las cosas bien. La mejor puerta de este Gobierno es la de salida. Dentro de poquito esa puerta va a ser giratoria, van a salir todos.

—Pero más allá del gobierno al que pertenezca, ¿ve genuina a la ministra Stanley en su preocupación por la situación social?

—Pero no es un problema de eficiencia, es un problema de proyecto. Es un barco que se hunde y que tiene unos agujeros enormes, vos vas con escarbadientes a tratar de parar… el agua te tapa. No hay manera. Es como con una latita de esas de paté tirar agua afuera del Titanic. Yo lo hago, pero en algún momento te va a tapar el agua, no podés. El problema está en el señor, ¿cómo se llama?

—Sandleris…

—A ese lo odio. A ese sí lo odio, porque me está sacando la plata. ¿Qué querés que haga?