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Elecciones en Brasil: el voto evangélico, siempre tan codiciado

Hace cuatro años, el 70% de los brasileños que se declaraban protestantes evangélicos apoyaban a Jair Bolsonaro. Hoy, según varias encuestas, sus preferencias han cambiado. En plena campaña electoral para reconquistar Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva aspira a conseguir su apoyo. El voto evangélico es uno de los principales desafíos de la campaña para las elecciones presidenciales del 2 de octubre.

En la concurrida Plaza Floriano, en el centro de Río de Janeiro, los cariocas caminan a toda prisa al son de los vendedores ambulantes y los tranvías. En medio de todo este ajetreo, la Iglesia Universal del Reino de Dios pasa casi desapercibida. Sin embargo, decenas de fieles pasan por sus puertas a la hora de comer. Unas cincuenta personas asistieron al servicio en el interior. Entre estas, la mayoría son mujeres, algunas todavía con sus uniformes de trabajo, que parecen estar casi en trance.

“Líbrense de esos vicios, invoquen a Dios”, dice el pastor, micrófono en mano, en un discurso contundente y sin límite de decibeles.

A tres meses de las elecciones, la mayoría de los fieles se ponen a la defensiva cuando se plantea la cuestión de la injerencia de la política en la Iglesia y viceversa.

“No hay lugar para la política en la Iglesia. Aquí solo cuenta Jesús”, contestó una mujer de unos cuarenta años que había acudido al servicio. Sin embargo, la Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada en 1977, está estrechamente vinculada al Partido Republicano Brasileño (PRB). En 2020, dos de los hijos de Jair Bolsonaro, Flavio (senador) y Carlos (concejal de Río de Janeiro), y su exesposa, Rogéria Braga, se habían afiliado al partido.

“No me molesta que se hable de política durante el servicio. Si el pastor menciona los temas de la campaña, me parece muy bien”, dice Thiago, mecánico de 36 años, al salir de la iglesia. Al igual que el 70% de los evangélicos de entonces, Thiago votó por el actual presidente en 2018. Tiene previsto repetir ese voto el próximo mes de octubre. “Aquí encuentro un discurso sobre la familia que me gusta y que también tiene Bolsonaro”, añade.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, asiste a una marcha evangélica para celebrar el Corpus Christi en Sao Paulo, Brasil, el 20 de junio de 2019. Nacho Doce / Reuters

El muy conservador electorado evangélico jugó un papel decisivo para llevar a Jair Bolsonaro a la Presidencia de la República.

Algunos pastores famosos incluso lo habían transformado en “mesías”, cuando el actual presidente está más afiliado a la fe católica. Según Magali Cunha, investigadora del Instituto de Estudios de la Religión (ISER) de Sao Paulo, “Jair Bolsonaro ha llevado un discurso religioso muy fuerte, construido en torno a un imaginario evangélico. Se creó una imagen: fue bautizado por un pastor evangélico en Israel y su esposa es evangélica. También forjó vínculos con los líderes de las principales iglesias del país”.

“El voto evangélico no existe”

A tres meses de las elecciones, los evangélicos están siendo cortejados por todos los partidos políticos porque hay mucho en juego. Por un lado, Jair Bolsonaro intenta recuperar su apoyo a toda costa. Por otro, el Partido de los Trabajadores (PT) intenta que se repitan los buenos resultados que obtuvo en esta comunidad durante las cuatro elecciones presidenciales que ganó.

Esta comunidad representa el 30% del electorado brasileño y está extendida por todo el país. Según Magali Cunha, “cuando Lula y Bolsonaro hablan con los evangélicos, saben que están hablando con todo Brasil”.

Desde la elección de Jair Bolsonaro, la opinión pública ha asociado a los evangélicos con la extrema derecha y los valores conservadores. Para Magali Cunha, es importante recordar que esta comunidad no forma un bloque único y uniforme, sino que abarca realidades múltiples y contradictorias: “El voto evangélico no existe, es un mito. Los evangélicos votaron por Lula y Dilma Rousseff durante años porque se identificaban con sus propuestas. Ahora, una parte de ellos sigue siendo leal a Bolsonaro, pero esta parte ha disminuido considerablemente.”

A solo diez minutos a pie de la Plaza Floriano, en la “rua Carioca”, entre las tiendas de música, las rejas negras ocultan completamente la entrada a la Iglesia Bautista Brasileña. En el interior, la decoración es más que modesta. Las pocas decenas de sillas de plástico están desocupadas esta mañana de viernes de invierno carioca.

Tenemos que redefinir la palabra ‘evangélico’, que se ha vuelto peyorativa en Brasil

Marco Davi de Oliveira, con su imponente estatura y su gran sonrisa, es su pastor. Su iglesia se autodenomina progresista. Todos los domingos acoge a personas de todos los orígenes sociales y orientaciones sexuales, y cerca del 80% de sus miembros son negros. Según él, “tenemos que redefinir la palabra ‘evangélico’, que se ha vuelto peyorativa en Brasil. Aquí somos evangélicos, pero también luchamos por la Justicia, por la igualdad y la inclusión. En eso también consiste ser evangélico”.

La caída del apoyo a Jair Bolsonaro

Cuatro años después de su elección, el apoyo masivo de los evangélicos al presidente de extrema derecha tiene sus matices.

Según una encuesta de Datafolha, publicada el pasado mes de junio, solo el 36% de los evangélicos tiene intención de volver a votar por Bolsonaro este año. Para Magali Cunha, el marco de esta campaña es diferente: “En 2018, Jair Bolsonaro era un desconocido. Ahora los brasileños saben quién es. Los líderes religiosos que le son fieles no podrán convencer a los votantes con la misma facilidad”.

Los resultados de su mandato también provocan rabia y decepción en una parte de la comunidad evangélica. Según la investigadora, “los evangélicos en Brasil son en su mayoría mujeres, negras, pobres, que viven en la periferia de las grandes ciudades. Estas son las personas que más han sufrido con este gobierno. Personas que sufren por la inflación, el hambre, el desempleo. La mayoría perdieron familiares durante la pandemia”. El Covid-19 causó la muerte de 675.000 personas en Brasil, lo que lo convierte en el segundo país más afectado del mundo.

Esta opinión es compartida por el pastor de izquierda Marco Davi de Oliveira, para quien este cambio en la intención de voto no es “consecuencia de un magnífico trabajo de la izquierda, sino una consecuencia del hambre del pueblo”.

La inflación galopante y la crisis económica son los puntos negativos del Gobierno de Jair Bolsonaro. Estas afectan a decenas de millones de brasileños, mientras que 33 millones pasan hambre y más de la mitad de la población, 125 millones de personas, están en situación de inseguridad alimentaria. Desde 2020, Brasil volvió a formar parte del “mapa del hambre” de la ONU, después de haber conseguido salir de él bajo el gobierno de Dilma Rousseff (PT) en 2014.

La izquierda codicia el voto evangélico

Luiz Inácio Lula da Silva, que actualmente lidera las encuestas, intenta recuperar a este electorado por todos los medios. Como parte de su operación de seducción, el líder del PT ha organizado varias reuniones con pastores influyentes, como Paulo Marcelo Schallenberger, de la Asamblea de Dios. Al elegir a Geraldo Alckmin como su candidato a la Vicepresidencia, un católico de la derecha moderada que tiene buenas relaciones con los conservadores y evangélicos, Lula se acerca a esta comunidad.

Se hace todo lo posible para no ofender a este electorado. El expresidente evita temas controvertidos como el aborto y, en cambio, parece centrarse en cuestiones económicas como la inflación y el desempleo.

El expresidente brasileño Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva habla en la sede del Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo, estado de Sao Paulo, Brasil, el miércoles 10 de marzo de 2021. © Andre Penner / AP

El Partido de los Trabajadores incluso tuvo un proyecto de podcast para atraer a los votantes evangélicos (suspendido por desacuerdos dentro del partido).

Durante sus dos campañas vencedoras en 2002 y 2006, Lula ya había cortejado al electorado evangélico, al igual que Dilma Rousseff en 2010 y 2014. Sin embargo, según Marco Davi de Oliveira, seducir a los evangélicos no es algo que esté garantizado: “El error de la izquierda fue pensar durante mucho tiempo que los evangélicos no representaban nada”.

El pastor Marco Davi de Oliveira está convencido de esto: “El que consiga seducir a los evangélicos ganará estas elecciones”.

Por Perrine Juan y Julia Courtois-France24