Por primera vez se conoce una grabación de Antonio “Jaime” Stiuso, el ex espía más temido de Argentina, indagado por el fallecido fiscal de la causa AMIA.
El video de esta nota es inédito y a la vez revelador. Es el testimonio vivo de la génesis de la relación entre Alberto Nisman y Antonio Stiuso. Estas imágenes, jamas vistas hasta ahora, muestran el día que Nisman interrogó a Stiuso en el marco de la causa AMIA. Fueron dos largas jornadas divididas entre el 1 y 2 de octubre del 2003, en las que “Jaime” declaró ante el tribunal.
Allí se ve a Stiuso en movimiento, hablando, interactuando, respondiendo las preguntas, poniéndose los lentes o sacándoselos, mirando la documentación que llevó. Se lo ve sonriendo o molesto. Se lo ve.
Cuando le toca hablar a Nisman, el interrogatorio empieza con cosas esenciales.
Alberto Nisman: ¿Hace cuanto que se desempeña en la Secretaría de Inteligencia?
Antonio Stiuso: Casi 31 años.
Nisman: ¿Siempre estuvo en el sector de Contrainteligencia?
Stiuso: 24 años.
Nisman: ¿Usted tiene alguna profesión, algún título terciario?
Stiuso: Ingeniero en electrónica.
Esta fue la primera vez que se los vio juntos y fue el origen de una relación que duró más de 10 años. Al año siguiente de conocerse y tras crearse la UFI AMIA, Nisman fue designado para hacerse cargo de esa unidad especial. En el 2013, la firma del memorándum con Irán despedazó la relación entre el Gobierno y Nisman, quien comenzó a investigar a la presidenta Cristina Kirchner y terminó con la denuncia contra ella y el canciller Héctor Timerman por encubrimiento. El Gobierno, al tanto de la excelente relación entre el fiscal y Stiuso, acusó al agente de haber sido el autor intelectual de la denuncia. “Fue la persona que intervino desde el primer momento del atentado en 1994. Él manejaba al fiscal (Nisman) y es el que lo proveía de toda la información, aparentemente, a través de servicios extranjeros”, afirmó CFK.
Cerebro o no de la denuncia, cuando Nisman conoció a Stiuso, allá, a principios del milenio, jamas pensó que, en la víspera de su muerte, “Jaime” dejaría de atenderle el teléfono.
Por Rodis Recalt