Chubut Para Todos

Drácula en la espléndida Costa Británica

Muchos viajeros creen que Rumania esconde los secretos que dieron vida al irredento Drácula. Sin embargo, toda la verdad clama al cielo desde Whitby, sobre la costa británica de Yorkshire.

Desde el muelle de verano, Whitby era un idilio acariciado por el sol, aleteándose con los adornos de la típica costa británica en vacaciones. Los negocios de souvenirs pregonaban postales y juguetes de arena, los camareros servían la pinta de cerveza de los mediodías, y el olor de los “fish and chips” colgaba del aire. A lo largo de la orilla, una línea de valientes nadadores se daban ánimo para darse un baño en el Mar del Norte.

Un grupo de colegiales ascendían por una calle de adoquines hacia un acantilado. Los seguí, hasta que su charla animada dio paso al silencio. “Por favor, señorita, no puedo ir allá arriba”, suplicó una niña a su maestra. No era difícil saber por qué. En la cima estaba la materia de sus pesadillas: las ruinas de la Abadía Whitby, del siglo XIII. Rodeada de tumbas, ofrecía la única señal obvia de que esta ciudad pintoresca de la costa inglesa de Yorkshire fuera el lugar de origen del villano más famoso del horror gótico: Drácula.

Bram Stoker apenas pasó un mes en Whitby, pero esas semanas entre julio y agosto de 1890 fueron importantes para su creación más famosa. El año pasado, Whitby celebró el 125º aniversario de la visita del novelista irlandés. A pesar de que extensas partes de Drácula se despliegan en Transilvania (ahora Rumania), que la obra describe como “una de las zonas más salvajes y desconocidas de Europa”, Stoker nunca se aventuró más allá de Viena. Por el contrario, en esta villa victoriana de pescadores comenzó a trabajar en su relato fantástico e hizo honor a su musa ubicando segmentos clave de su narrativa en sus calles encantadoras.

“Un montón de basura se escribió sobre Bram Stoker”, sentencia David Pybus, director honorario del Museo Whitby. “Tome por caso ese banco donde dice: ‘La vista desde este punto inspiró a Stoker para usar a Whitby como escenario de parte de su novela’. Eso es imposible. Esa área era inaccesible al público en la época en que estuvo el escritor. Se hospedó en Royal Crescent 6, en el Acantilado Oeste, un barrio residencial, hoy plagado de “bed & breakfasts”. Su esposa y su hijo eventualmente lo acompañaron, dedicándose a asistir a conciertos, tés y funciones teatrales amateurs. Stoker prefería caminar por los acantilados, contra el viento, investigando en la Biblioteca para la quinta de sus doce novelas –hoy el lugar alberga el restaurante Quayside–. Allí, en el libro «Informe sobre los Principados de Valaquia y Moldavia » encontró el nombre Drácula, que significa “demonio” en dialecto valaquiano. “El libro aún está en nuestro catálogo, pero no podemos encontrarlo”, apunta Pybus.

Como el personaje de Mina, Stoker también pasó horas en el cementerio St. Mary’s, que miraba hacia la ciudad. A pesar de que las bandas de rudos marineros desaparecieron de la industria pesquera de Whitby en la curva del siglo XX, el camposanto sigue siendo un destino popular entre el turismo, a pesar de los 199 escalones ascendentes que llevan hasta él. Desde allí hacen una pausa para admirar la vista del puerto abierta hacia el Mar del Norte. En 1885 una goleta rusa chocó contra la playa, un naufragio que captó la atención de Stoker. Buscó detalles para su libro, sumando una tormenta espectacular, unos cuantos cadáveres y un Drácula triunfalmente metamorfoseándose en un perro negro para llegar a la playa.

Muy cerca se puede ver una fotografía sepiada del naufragio, expuesta en Sutcliffe Gallery, dedicada al trabajo fotográfico de Frank Meadow Sutcliffe, un cronista de la vida victoriana del siglo XIX. “Whitby no ha cambiado mucho, excepto la industria pesquera; ahora dependemos del turismo”, explica Mike Shaw, director de la galería. Dos veces al año, en abril y octubre, la ciudad alberga la Semana Gótica Whitby, un festival musical creado en 1994. Aún así, todo el año, las boutiques hacen honor a las calaveras, las arañas y los vampiros. Por las dudas, duerma con la ventana cerrada.