Entre lo ideal y real de la inclusión educativa en Argentina. La igualdad y equidad educativa no es un tema que esté hoy en el tope de la agenda, lo que expongo aquí NO es una barrera actitudinal.
Hoy en muchas escuelas estamos a un paso de escuelas segregadoras. La inclusión educativa no debe ser un rejunte de alumnos en el aula y que el docente de aula se encargue. Todos nos debemos incluir, NO algunos.
El concepto de diversidad se ha vuelto uno de los temas centrales en la educación del siglo XXI. Son niños con necesidades educativas especiales por lo que requieren atención especializada junto con medios individualizados que el estado, las autoridades, los padres, los docentes y las escuelas deben ser capaces de poder ofrecer desde el personal hasta la preparación del aula, pero…está muy lindo escrito en los textos y anda más. Es un derecho de los alumnos recibir una enseñanza de calidad y es una responsabilidad del sistema estar a la altura y alojar a todos péro… estamos solos en el aula, nos arreglamos como podemos.
A nivel internacional, en el año 1994 se llevó a cabo la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales: Acceso y Calidad en Salamanca, con la participación de representantes de 92 gobiernos y 25 organizaciones internacionales. Allí se aprobó la Declaración de Salamanca de principios, política y práctica para las necesidades educativas especiales (NEE) y el Marco de Acción sobre NEE. El tema central de dicha Declaración es la Educación para Todos, y la necesidad de brindar enseñanza a todas las personas con necesidades educativas especiales dentro del sistema común de educación.
En Argentina la Ley 26.378, sancionada en el año 2008, reconoce el derecho de los niños, adolescentes y adultos con alguna o varias discapacidades a una educación inclusiva en todos los niveles. Si bien el país avanzó en esta materia, el análisis de las estadísticas demuestra que la equidad y la inserción incondicional continúan siendo una deuda pendiente.
Referirse al tema de las escuelas inclusivas significa pensar en una escuela para todos los estudiantes, independientemente de su discapacidad, donde las dificultades no se entienden como imposibilidades de los estudiantes, sino como barreras para el aprendizaje hecho por las escuelas.
Aulas con más de 30 hasta 35 alumnos cuando la media ideal es 25 alumnos por aula, escaleras es raro que las escuelas tengan ascensores, salvo las “caras”, baños que no están adaptados, falta de personal especializado en todo sentido ejemplo no está bien que solo sea un acompañantes en el aula(muchas veces se convierte en otro factor de dificultad) ese acompañante tiene que tener un mínimo de saberes pedagógicos, esos alumnos demandan mucha atención si tiene alguna dificultad desde lo intelectual con lo cual se desatiente a los otros alumnos; muchos docentes no estamos preparados para adaptar contenidos a un nivel primario(tenemos el título para otros saberes), ejemplo la Revolución Francesa, el concepto de Estado son conceptos totalmente abstracto, un alumnos en tercer año de secundaria no se puede adoptar la tarea solo a dibujar, porque eso NO es prepararlo para la vida con una mayor independencia o lo que es el nivel secundario.
Otro ejemplo las MAI en el estado tiene varios alumnos más de 10 y hasta que hace la recorrida por esos alumnos puede llegar a tardar más de un mes y vos no ves al docente, NO está en el aula ayudando a ese alumno, solo el voluntarismo y buena voluntad NO alcanzan. Una clase inclusiva no puede trabajar con una metodología clásica eso lo sabemos y lo hacemos. Las clases se basan en la participación del alumnado y las actividades reales, pero…
La falta de información sobre las discapacidades crea un entorno escolar hostil en todos los componentes del sistema en todos, que repercute en el aprendizaje de todos los alumnos y en su integración al entorno social. Está claro que no es fácil y hay que invertir tiempo, espacio y cambios en la metodología, pero los docentes de secundaria como es mi caso para recibir un buen salario y que vivamos de esta profesión tenemos que tener de promedio más de 200 alumnos con una buena cantidad de años de antigüedad, luego tenemos una vida. No alcanza el tiempo físico.
Ningún docente baja los brazos, pero los docentes somos realistas, estamos todo el día en el aula. Todo niño tiene derecho a la educación y que esta se lleve de manera satisfactoria en el proceso de enseñanza-aprendizaje, no deben de sufrir distinción alguna, de raza, color, sexo, idioma, religión, estatus social, o cualquier otra, tienen derecho a que se les proteja y a que vivan dignamente.
Se considera a un niño o niña con capacidades diferentes, cuando tiene dificultad para seguir el mismo ritmo de aprendizaje del grupo y no llega a cumplir con la currícula escolar de acuerdo a su edad y su proceso evolutivo, por lo tanto estamos ante un niño o niña que necesita una escolarización y soporte especial, ya sea a nivel individual o grupal.
La Educación Inclusiva requiere de cambios en la aproximación y las prácticas, pero además en repensar actitudes fundamentales acerca de la educación.
Hay que sublevarse frente a la voluntad de programarnos para que aceptemos este estado de cosas, entendiendo que no hay soluciones fáciles ni mágicas, y que las situaciones son más complejas y difíciles de lo que parecían inicialmente. Y hay que seguir intentando. El derecho a la educación no tiene excepciones, es universal y el Estado no puede hacerse el distraído pero… se está haciendo.
La educación inclusiva es vista como un modelo que propone cambios estructurales en Argentina un país que no invierte en educación que todo está atado con alambres, debe verse como una aproximación al desarrollo de todo el sistema escolar. Es necesario comprender que la inclusión implica la construcción de una cultura de diversidad que trascienda los valores de estigmatización aún presentes en nuestra cultura
Ley 26.378
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su protocolo facultativo, aprobados mediante resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas del 13 de diciembre de 2006.
Por Daniela Leiva Seisdedos – revista.elarcondeclio.com.ar