Chubut Para Todos

Crónica de una censura anunciada: Roberto Saviano, la mafia y el poder

El programa “Insider – Cara a cara con el crimen”, del autor de “Gomorra”, no regresará a la programación del canal estatal RAI, pese a estar ya asegurada su vuelta, por un supuesto incumplimiento del código ético del canal. El escritor, enfrentado judicialmente a Giorgia Meloni y a Matteo Salvini, señala directamente al gobierno. “Me quieren castigar para advertir a todos los demás que si quieren seguir trabajando deben callarse”, denuncia.

El año pasado nos ocupamos en esta sección de la vandalización de obras de arte en Italia, más precisamente aquellas que recuerdan a las víctimas del accionar mafioso. En esa oportunidad, el escritor Roberto Saviano, autor del bestseller Gomorra, así como de CeroCeroCero, y que vive con custodia policial por amenazas de la Camorra, reaccionó advirtiendo el peligro para la democracia que representaba un posible gobierno de derecha (sospechado de sus vínculos mafiosos), como el que finalmente ganó las elecciones con Giorgia Meloni.

Esta semana la RAI (Radiotelevisione Italiana), empresa pública, presentó la programación de lo que queda de este año excluyendo el programa Insider – Faccia a faccia con il crimine (Insider – Cara a cara con el crimen), de Roberto Saviano. El reguero de pólvora del periodismo difundió la exclusión del programa como lo que es: censura. Cuestión que escaló a nivel global, el PEN Club se solidarizó con Saviano, así como distintas entidades que agrupan a periodistas de todo el mundo y a la vicepresidente del Parlamento Europeo, Pina Picierno. 

Consultado al respecto, el director general de RAI, Roberto Sergio –designado por la coalición política gobernante–, expresó que la exclusión del programa se trataba de una decisión ejecutiva invocando, a su vez, un Código de Ética de la institución que nadie conocía hasta el momento. 

Durante febrero y marzo de este año se emitieron, en horario central por el canal RAI3, los cuatro capítulos de la primera temporada de Insider, cada uno con más de cien minutos, llegando a niveles de audiencia de entre 5,7 y 4,05%, récord para un canal estatal. La segunda temporada, similar en extensión a la anterior, no se puede exhibir en otro medio de difusión porque pertenece a la RAI como producción encargada y pagada por ella.

Pero la cuestión no es otra que el contenido de Insider. En la primera emisión, Saviano entrevista a distintos personajes vinculados con el accionar mafioso, como exdelincuentes arrepentidos y colaboradores de la Justicia. Pero, para la segunda, el programa va más allá, y el resultado lo explica el mismo escritor: “Los grabé conociendo a los colaboradores de la Justicia que revelaron la relación entre crimen organizado y política, entre crimen organizado y economía legal. Hice un episodio sobre Don Peppino Diana, una apuesta sobre los periodistas perseguidos, entre ellos Enzo Palmisano, periodista del Movimiento Social, figura fundamental en la transformación de Alianza Nacional y que luego fue apartado de la derecha por su compromiso antimafia, en contradicción con la línea de los nuevos partidos”.

Lo que plantea es que durante la campaña política los Fratelli d’Italia (FdI) invocaron un discurso antimafia y, una vez en el poder, se muestran remisos a combatirla como un mal nacional. De ahí que adquieren notable significado los capítulos censurados y una figura: Don Peppino Diana. Este presbítero y activista antimafia fue asesinado de cinco disparos durante la mañana del 19 de marzo de 1994, mientras se preparaba para celebrar la misa en la sacristía de la iglesia de San Nicola di Bari, Casal di Principe, provincia de Caserta. A raíz del juicio se condenó a cadena perpetua a dos planificadores y al autor intelectual, Nunzio De Falco, capo del clan Casalesi de la Camorra (el mismo que tiene amenazado a Saviano), quien murió este año en prisión domiciliaria, ya con una segunda condena a perpetua por otro crimen.

Hasta aquí el lector seguramente pregunta si esta noticia ya no es digna de una novela sobre la mafia de Leonardo Sciascia –precursor de Mario Puzzo, autor de la saga El padrino–, con El día de la lechuza, publicada en 1961. Desde hace cinco años que Saviano está procesado judicialmente por el actual ministro de infraestructura y transporte Mateo Salvini, todo porque lo llamó ministro della malavita. El escritor explica: “Fue una expresión utilizada por Gaetano Salvemini para criticar el comportamiento de Giolitti hacia el sur de Italia. Uso esta expresión simétricamente en Salvini”. Nota bene: Salvemini fue un historiador, escritor y político antifascista. Giovanni Giolitti, un político que pactó con industriales del norte y mafiosos del sur antes del fascismo.

Existe un proyecto de ingeniería de dudosa ejecución, porque se ubica en zona sísmica y que en las últimas semanas forma parte de la discusión política italiana: el puente sobre el estrecho de Messina, entre Sicilia y Calabria. Salvini, a caballo del mismo, denostó públicamente a un crítico del proyecto, Don Pio Luigi Ciotti (78 años), presbítero, histórico activista antimafia y escritor: publicó 17 libros. Saviano explica: “Salvini lo atacó por una legítima crítica que le hizo don Ciotti, que decía que el puente sobre el estrecho no unirá dos costas, sino dos bandas. Esto es atacar a don Ciotti y su increíble e importantísima lucha contra la mafia”. ¿Coincidencias? Ya es tradición, como en América Latina, que cualquier proyecto de obra pública es una muy segura fuente de corrupción tanto en lo político como en lo empresarial.

Justamente, si los capítulos censurados contenían un homenaje a Peppino Diana, no es casual que se ataque a su heredero natural, don Ciotti, que también vive con custodia policial. Ciotti no contestó al ataque de Salvini, pero advirtió: “Tenga cuidado porque la historia nos ha enseñado que debemos estar alerta con la infiltración criminal”. 

Saviano, cuyas expresiones citadas aparecen en un video que difundió en Fanpage.it, 48 horas después de la cancelación, señaló: “Me quieren castigar para advertir a todos los demás que si quieren seguir trabajando deben callarse”.

Por Omar Genovese-Perfil