Chubut naufraga en la parálisis política: las regalías petroleras siguen cayendo y Torres asumirá en medio del caos

En seis de los primeros siete meses de este año los ingresos por regalías petroleras de Chubut han retrocedido de manera permanente. En julio pasado la provincia dejó de recaudar 34,1 millones de dólares cómo producto de la baja en los niveles de producción, pero con el crudo Escalante rozando los 90 dólares por barril. Con un gobierno en retirada y el próximo por asumir en diciembre, el panorama de la recaudación vinculada a los hidrocarburos es cada vez más preocupante.

Los números de las regalías petroleras de Chubut siguen dando muy mal para la provincia y acumulan seis meses consecutivos de caídas interanuales. La gestión de Mariano Arcioni no solamente se va dejándole una deuda enorme al próximo gobernador Ignacio Torres, sino que además le dejará una menor recaudación por regalías de donde se debitan automáticamente los pagos en dólares de los vencimientos de deuda.

Durante el pasado mes de julio la recaudación por regalías de la provincia fue de 34,1 millones de dólares, monto que resultó 9% menor a los 37,9 millones que se habían cobrado en el mismo mes de 2022.

De esta manera la pérdida interanual para Chubut fue de 3,3 millones de dólares en un solo mes, pero lamentablemente se acumulan seis meses consecutivos de retracciones que terminan acumulando 24 millones de dólares menos de los que se habían recaudado en los primeros siete meses del año pasado.

Seis meses de retracción constante

Las pérdidas para Chubut comenzaron en febrero cuando se dejaron de cobrar 4,1 millones de dólares; 4,5 millones en marzo; 2,5 millones en abril; 2,7 millones en mayo; 9,3 millones de junio y los últimos 3,3 millones de dólares menos de julio. Sólo en enero ingresaron 2,6 millones más que en el mismo mes del 2022.

Mientras que en los primeros siete meses del año pasado la provincia recaudó 269 millones de dólares por regalías petroleras, en el mismo período de este 2023 solamente ingresaron 254 millones; lo que genera una diferencia de 24 millones de dólares que representaron una caída del 9% interanual.

Menos producción, altos precios y devaluación

La baja de las regalías está directamente relacionada con la merma de los niveles productivos que vienen protagonizando las operadoras en Chubut y que en los primeros siete meses del año extrajeron 322 mil barriles de crudo Escalante menos que en el 2022.

El precio del barril local aún se mantiene en niveles cercanos a los 70 dólares pero la devaluación del peso se sostiene todos los meses, y ahora se profundizó con las medidas devaluatorias de Sergio Massa en agosto; el panorama de la recaudación en pesos no ha sido todo lo catastrófico que podría haber sido para las arcas públicas.

Por ahora, la guerra en Ucrania sigue sosteniendo precios altos para los commodities en el mundo, junto a las presiones del FMI para que el gobierno nacional siga devaluando; terminan siendo dos variables indirectas que impidieron hasta el momento la explosión de los ingresos chubutenses.

Décadas de llorar sobre la leche derramada

La provincia nada puede hacer para que ambas variables sigan equilibrando el menor ingreso por regalías, pero si podía aprovechar la oportunidad que se abrió con ambas situaciones y podría haber sostenido la producción para beneficiarse con aún mayores ingresos, porque tiene la autoridad y la potestad de imponerle a las operadoras pautas de producción ya que es el Estado provincial el dueño de los recursos y ellas son concesionarias privadas a plazo. Nada de eso sucedió.

Esta lógica ha sido completamente inversa desde hace no menos de 30 años, ya que los privados parecen los dueños del recurso y el Estado un mero espectador que en el mejor de los casos mendiga algún puntito de regalías para poder subsistir.

Arcioni lejos quedó de ser un gobernador que se plante frente a las operadoras, aunque a decir verdad no fue el único desde la privatización de YPF.

Ahora estará en manos de “Nacho” Torres el desafío de marcar la cancha y poner algunas condiciones, aunque por el momento no ha dado claras señales de encaminarse en esa dirección.

El futuro llegó hace rato

Sin una fuerte decisión política, en la actualidad parece casi utópico plantarse frente a las operadoras; a veces por falta de poder real y otras por cipayismo frente a los poderosos de turno.

Hoy ya parece casi imposible revertir la tendencia migratoria de las inversiones hacia Vaca Muerta, eso sucede porque absolutamente nadie pensó y planificó el futuro de la provincia mientras Nación y las operadoras se relamían -en base a diferentes motivaciones y necesidades- con los hidrocarburos no convencionales.

Mientras tanto sigue faltando agua en casi toda la provincia, los cortes son moneda frecuente en verano y también en invierno. Lo mismo pasa con la luz y los incendios arrasan miles de hectáreas cada temporada. El cerro Chenque se desmorona, casi por suerte, solamente cada 30 años. Todo parece quedar a la buena de Dios.

La provincia va naufragando en un mar de penurias climatológicas y naturales que no pueden ser mitigadas por un Estado cada vez más ausente y bobo, condiciones que dan vía libre y sustento a los libertarios exterminadores y a todos aquellos que repiten religiosamente -como hace varias décadas- que “nada debe ser estatal y todo tiene que quedar en manos del mercado”.

Aunque la dirigencia política se llena la boca hablando de la transición energética, lo cierto es que para eso suceda hace falta también una fuerte decisión de transformación, a lo que se deben sumar largos años de construcción y consolidación de un proyecto que por ahora aparece huérfano dirigentes y guacho de ideas.

Mientras el petróleo va en camino de escasear -aunque aseguran que faltan varias décadas para que eso suceda- lo cierto es que Chubut esta cada vez más pobre, inválida de decisión política y inerte frente a una realidad que se instala en forma de tragedia para sus habitantes que deben soportar algo que quizás ni siquiera logren comprender pero que padecen cotidianamente.

Por Marcelo García-EESP