Los sospechosos principales son dos amigos de la víctima que tenían una deuda con él, y lo habrían asesinado a tiros antes de descartar su cuerpo en un arroyo. Entre los imputados se encuentran una escribana y un ex policía de la Ciudad de Buenos Aires.
El financista Fernando “Lechuga” Pérez Algaba fue asesinado el 18 de julio de 2023 y su cuerpo apareció casi una semana después descuartizado en una valija arrojada a un arroyo de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge. Ahora, el crimen fue elevado a juicio oral con siete acusados por un delito que contempla la pena única de prisión o reclusión perpetua.
El juez de Garantías de Lomas de Zamora Sebastián Ariel Monelos dio por cerrada la instrucción, a cargo del fiscal Marcelo Adrián Domínguez, y decretó la elevación a juicio de la causa, que por el momento no tiene una fecha fijada para su inicio.
La imputación es por “homicidio triplemente agravado por ser cometido con alevosía, por codicia y por ser cometido por el concurso premeditado de varias personas, ello con el uso de arma de fuego”, ya que antes de ser desmembrado y descartado en el río, el trader de 41 años fue asesinado de dos disparos por la espalda en una casilla dentro del barrio privado Renacer, en un emprendimiento que tenía junto a otras personas.
Los procesados son Nahuel Vargas y Maximiliano Pilepich -amigos de Pérez Algaba-; la escribana Flavia Bomrad -pareja de Pilepich-; Horacio Córdoba -ex comisario de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires-; y Luis Contreras, Matías Gil y Fernando Gastón Martín Carrizo, acusados de “preparar” la escena del crimen en la mencionada localidad de Lomas de Zamora.
El juez Monelos también decidió que Blanca Gladys Cristaldo fuera a juicio, pero en su caso está acusada de “encubrimiento agravado” por haber escondido a Pilepich en su casa de Paso del Rey, entre el 13 y 16 de agosto.
Por otro lado, la joven trans identificada como Alma Nicol Chamorro, que en principio había sido imputada porque una valija en la que apareció parte del cadáver era de su propiedad, quedó finalmente sobreseída y no irá a juicio.
La hipótesis del asesinato del trader descuartizado
Según el auto de elevación a juicio, los siete imputados confabularon para dar muerte a Pérez Algaba e intentaron hacer desaparecer su cuerpo descuartizándolo y repartiéndolo en distintos lugares. El “trader”, que había recibido múltiples amenazas de muerte previamente por parte de distintas personas, fue asesinado el 18 de julio de 2023 en el campo donde se encuentra Renacer, en la localidad de General Rodríguez.
La investigación indica que había ido para cobrar una deuda que el imputado Pilepich tenía con él. En el expediente se menciona que la víctima tenía una “relación económica conflictiva” con al menos dos de los acusados por el homicidio, en referencia a Pilepich y Vargas.
Ambos habían sido considerados testigos inicialmente, cuando se descubrió que habían sido unas de las últimas personas en ver con vida a Pérez Algaba. Con el avance del caso, el eje se corrió y pasaron a ser sospechosos del asesinato, del cual se echaron la culpa uno al otro sobre quien le habría disparado
El fiscal sostiene que Pilepich y Vargas llevaron engañado al financista al lugar donde presuntamente lo asesinaron para no pagarle los últimos 60 mil dólares de los 150 mil que le debían por el negocio inmobiliario del barrio privado, ubicado en Las Américas y Ruta 6.
Por su parte, se cree que Bomrad habría sido quien montó un encuentro en una notaría para fraguar la presunta cancelación de esa deuda, con el fin de ayudar a su pareja.
En ese sentido, Córdoba, quien era policía de la Ciudad, fue acusado de colaborar en el homicidio y ocultamiento del cadáver, siendo parte activa del plan criminal. El fiscal está seguro que le habría brindado un teléfono celular del Ministerio de Seguridad a Pilepich para evitar que sea rastreado por la Justicia.
Luego del crimen, el cuerpo de “Lechuga” fue seccionado, embalado y colocado una parte en una valija color roja, otra en una mochila y otra en un envoltorio hecho con bolsas de consorcio. Estos fueron arrojados en el Arroyo del Rey, en Ingeniero Budge, donde dos niños lo encontraron.
Precisamente Contreras, Gil y Carrizo son señalados de ser cómplices en el traslado, desmembramiento y descarte del cadáver de Pérez Algaba, que tenía pasajes para viajar a Barcelona, España, el día después de haber sido asesinado.