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Carlos De Feo: “A Vidal le falló el coaching y dijo lo que realmente cree”

El titular de la Federación de docentes universitarios afirma que los dichos de la gobernadora sobre el acceso de los pobres a la Educación Superior están en línea con las políticas oficiales. El impacto de la crisis en las aulas y un llamado a la unidad: “Si seguimos divididos, estos tipos nos derrotan”, afirma.

El cuestionamiento de María Eugenia Vidal a las universidades del conurbano bonaerense por la supuesta imposibilidad de acceso para quienes “nacen en la pobreza”, tuvo como réplica un repudio generalizado. Además de ser refutada con datos e historias de vida, a la gobernadora le llovieron las críticas y nadie entre los propios le acercó un paraguas, todo un símbolo del costo político a pagar, más aún por tratarse de la figura con mejor imagen dentro de la alianza Cambiemos. “¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la Provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?”, preguntó Vidal ante un selecto grupo de asistentes al Rotary Club. Difundidos sus dichos, además de bronca, en muchos también causaron asombro. No fue el caso de Carlos De Feo: “De las cosas que hace o dice este gobierno, no me sorprende ninguna”, resumió el secretario general de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (Conadu). “De hecho, en estos últimos dos años el presupuesto de las universidades cayó de forma muy importante”, señaló De Feo, cuyo gremio se encuentra en una negociación paritaria estancada. Los trabajadores piden 25% de aumento más cláusula gatillo y el Ministerio de Educación no se mueve del 15%. “Cuando uno ve todas estas políticas –consideró el dirigente–, entiende que lo de Vidal no fue un lapsus, sino que le falló el coaching y entonces ella dijo lo que realmente cree”.

Arqueólogo, docente en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de La Plata e investigador del Conicet, el 1 de junio De Feo ocupó un lugar sobre el escenario del Club Defensores de Moreno, en un acto en homenaje a los 50 años de la CGT de los Argentinos. Hubo representantes de los sectores sindicales más enfrentados a las políticas del macrismo, junto a algunos referentes políticos, entre ellos, el diputado Máximo Kirchner. El encuentro fue otro eslabón en busca de esa unidad que la oposición, y en especial el peronismo, recitan como un mantra. “La única forma de derrotar a este proyecto es teniendo a la clase trabajadora unida. O nos juntamos todos o estos nos pasan por encima. Creo que bastante se han demorado las dirigencias burocráticas de algunos sindicatos”, subrayó De Feo. Y aseguró que, para avanzar en esa línea, la Conadu, que hoy es parte de la CTA que encabeza Hugo Yasky, está dispuesta a reincorporarse a la CGT.

–¿Cómo recibió los dichos de Vidal? ¿Lo tomaron por sorpresa?

–En realidad, de las cosas que hace o dice este gobierno no me sorprende ninguna. Tenía la certeza de lo que iban a hacer. Lo dije un día en la Plaza de Mayo (NdR: en la Marcha Federal Educativa del 22 de marzo de 2017) y algunos compañeros me criticaron: a este gobierno le tiene que ir mal, porque todo lo que tiene que hacer es en contra nuestra. Todo lo que le va bien a ellos, es que nos viene mal a nosotros. De hecho, en estos últimos dos años el presupuesto de las universidades cayó de forma muy importante. No sólo se recortó, sino que también se subejecuta. El año pasado hubo menos de 100 mil millones de pesos para las universidades, pero cuando llegó el 31 de diciembre, no se habían pagado 10 mil millones, o sea que hay un recorte mayor al 10% de un presupuesto que ya venía recortado. Otra cosa que hacen es ir cambiando las partidas que tienen que ver con programas de inclusión. Ahora las becas, además de ser meritocráticas, están hechas para pibes con una buena situación educativa, no para chicos que vienen con complicaciones no sólo en lo educativo, sino en lo socioeconómico. Son meritocráticas, se recortaron a la mitad y se terminaron los recursos para los tutores, que eran los que ayudaban a que los chicos se mantuvieran en la universidad.

–¿Cree que la gobernadora se equivocó o que dijo lo que piensa?

–Cuando uno ve todas estas políticas, entiende que lo de Vidal no fue un lapsus, sino que le falló el coaching y entonces ella dijo lo que realmente cree. Los pobres van a la universidad, los datos lo demuestran. Todas las universidades del conurbano tienen arriba del 70%, y hasta cercano al 100%, de jóvenes que son primera generación de universitarios. Y cuando uno mira los quintiles socioeconómicos a los que pertenecen, la mayoría son de los sectores más bajos, incluso algunos debajo de la línea de pobreza. Lo que demostró el gobierno, no nos sorprende en absoluto. Estamos convencidos que esa es la política que ellos quieren, no solo con las universidades del conurbano sino con las de todo el país.

–¿En qué consiste esa política?

–La idea que tienen es la universidad funcione con lógica de mercado, para que sirva a los intereses en que ellos piensan: que la universidad estudie, investigue, no sobre los problemas de la sociedad sino sobre aquellos pedidos que les hagan las grandes empresas. No es casual, y lo vimos en los 90, cómo los equipos de investigación trabajaban en el desarrollo de semillas o en tramos de investigación de los laboratorios médicos, en vez de dedicarse, por ejemplo, a lo que se hizo en los últimos años con el programa de producción pública de medicamentos, en que la universidad tuvo un desarrollo muy grande y que no solamente atiende las necesidades de los sectores más vulnerables, sino que también influye en la cartelización que hacen los laboratorios.

–¿Hay una merma en la matrícula de alumnos por la situación económica?

–Sí, claramente. La matrícula no sólo se ha ido cayendo por la pérdida de los programas educativos de inclusión, sino también porque los pibes directamente no pueden pagar el boleto. La gobernadora, aparte de esas declaraciones que hace, no deposita o empieza a pagar muy tarde lo que tiene que depositar para que los jóvenes puedan pagar el boleto educativo. Lo mismo pasa con los programas de becas, que llegan en el segundo semestre, cuando los alumnos perdieron la posibilidad de asistir. Pero, aparte de eso, muchas familias no tienen recursos y los pibes deben salir a trabajar. A veces, ni siquiera tienen para comer. Hay que tener en cuenta que las universidades nuevas fueron pensadas con un sentido inclusivo. Si miramos a la UBA o la Universidad de La Plata, hay carreras en las que es imposible estudiar y trabajar, porque un día una materia la cursás a la mañana y al otro día, a la tarde, y así vas a faltar al trabajo. Muchos jóvenes que trabajan y podían venir a estas nuevas universidades, hoy no pueden pagar el pasaje o la situación familiar no se los permite.

–¿Cuáles son los grupos más afectados?

–Lo que se cae primero se corta por lo más fino: los sectores más vulnerables son los que empiezan a dejar de estudiar. Hay una gran cantidad de gente que se inscribe todos los años, porque la verdad que el atractivo de poder hacer una carrera universitaria es un deseo de todos. Lo pudimos ver cuando se instalaron las nuevas universidades y rápidamente tuvieron matrícula alta. A principio de año, tenés una matrícula alta y a mitad de año, se te cayeron la mitad de los pibes, y esto tiene que ver con la situación económica, claramente, no es que uno pueda decir que vienen mal preparados de la secundaria. Es cierto que la secundaria tiene muchas falencias, también es cierto que no es un problema que se soluciona de un día para otro. Veníamos de los 90, de una destrucción total, hubo una recuperación pero todavía estábamos en camino a mejorar. Este gobierno terminó con todo eso, porque no es sólo una afectación a la universidad, sino una cuestión contra la educación pública.

–La paritaria universitaria está igual de complicada que la de los maestros, pero sin embargo tiene menos peso en la opinión pública. Desde la negociación, ¿cómo viven esa situación?

–Generalmente, somos un colectivo mucho menor. Hay varios cientos de miles de maestros en el país y todo el mundo tiene en su familia o su entorno a un niño que va a la escuela. En la educación superior tenemos muchos menos docentes. Igual, hemos dado peleas muy grandes en estos dos años con el gobierno, en las cuales no nos ha ido tan mal. El primer año tuvimos una pérdida del poder adquisitivo de alrededor del 7 u 8% del salario, pero en 2017 logramos una paritaria donde no sólo recuperamos 1 o 2 puntos, sino que mejoramos. Después de una pelea larga, logramos un 29% para los mejores casos, y un 27% para el que menos aumento tuvo, lo cual está por encima de la inflación del año pasado. Pero ahora el nuevo ministro, Alejandro Finocchiaro, viene a instalar un programa que está claro y las declaraciones que ha hecho últimamente parecen provocaciones a los docentes.

–¿En qué momento de la paritaria se encuentran?

–No hemos avanzado de un 15% y el gobierno está durísimo. Tampoco hay cláusula de actualización y en las tres reuniones que mantuvimos la respuesta siempre ha sido “es lo que hay”. No hay posibilidad de diálogo. Nosotros pedimos un 25% de aumento más cláusula gatillo, pero podemos negociar estas cuestiones. Ellos no negocian absolutamente nada, es 15% o nada. Ese diálogo del que el gobierno se ufana todo el tiempo, no existe.

–¿Cómo viene respondiendo la comunidad universitaria?

–El 17 de mayo hicimos una Marcha de Antorchas en Defensa de la Universidad Pública y el Salario Docente, que fue muy importante. Una cosa que estamos viendo es que, antes, en las movilizaciones era muy fuerte la carga estudiantil, y hoy, si bien la presencia de los estudiantes sigue siendo la mayor, porque son muchísimos más, están aumentando los docentes. Días atrás, todos los rectores le hicieron una nota a Marcos Peña para tener una reunión donde reclamarle por la situación presupuestaria, porque no hay dinero para mantener el funcionamiento normal en las universidades y, ni siquiera, un funcionamiento de emergencia. Eso está pasando. A las facturas por los servicios se suman el costo de los insumos y el mantenimiento. Un edificio que se usa, se gasta y hay que arreglar esto y aquello, y esas cosas no se están haciendo. Uno va a las universidades, a las que vio crecer durante 10 años, mejorar en su situación, con edificios nuevos, y hoy ve como eso se está manteniendo mal. Aparte, no tenemos insumos para las clases. La reducción del 50% del presupuesto del Conicet impacta enormemente, porque el 99% de la investigación científica en la Argentina se hace en las universidades. Eso se siente en el ánimo de la gente. Se han perdido posibilidades de trabajo y recursos para seguir investigando. Te pintan un futuro maravilloso, que vamos en primera clase del primer mundo, y nosotros nos damos cuenta que vamos en el vagón sin techo de cabeza al precipicio.

–¿Qué papel tiene que cumplir el movimiento obrero?

–Uno muy importante. El tema es ver cómo vamos convergiendo. Estamos convencidos de que hay marchar hacia la unidad, porque la única forma de derrotar a esta proyecto es teniendo a la clase trabajadora unida. Si seguimos divididos, estos tipos nos derrotan y no solo eso: si no hay unidad, no hay posibilidad de construir un proyecto político alternativo a esto que nos están metiendo todos los días en los medios de comunicación.

–Yasky habló sobre la posibilidad de volver a la CGT. ¿Qué opina?

–Apoyamos muy fuerte su declaración. Si el 22 de agosto hay un Congreso Confederal y hay una alternativa encarnada por Hugo Moyano y Sergio Palazzo, en este caso, para una CGT que pueda enfrentar a este modelo, nosotros tenemos que volver a la CGT, sin ninguna duda. Más temprano que tarde, creo que vamos a terminar todos juntos, porque más allá de las decisiones y los deseos de algunos dirigentes, la gente, los trabajadores, están exigiendo que podamos enfrentarlos en unidad. Lo decíamos desde el primer día de la llegada de este gobierno: o nos juntamos todos o estos nos pasan por encima. Bastante se han demorado las dirigencias burocráticas de algunos sindicatos, pero está claro que cuando uno baja a las seccionales, a las regionales, de la CGT o la CTA, los compañeros están trabajando juntos, haciendo mesas de unidad.

–¿En la práctica, la unidad ya existe?

–Me parece que sí. Después, podemos tener diferentes ideas, eso existió siempre, pero creo que la unidad es indispensable hoy para poder enfrentar la situación. Desde la Conadu estamos dispuestos a hacer todos los esfuerzos por avanzar en ese camino, inclusive, reincorporarnos a la CGT.

Por Carlos Romero – Revista Zoom