Chubut Para Todos

Campolongo: “El macrismo apunta a un economicismo comparable al de Martínez de Hoz y Cavallo”

El periodista y militante peronista analizó en exclusiva la situación política. Habló del peronismo, de la gestión de Mauricio Macri y su rol simultaneo de comunicador y político. 

Marca la diferencia en Intratables, con la opinión justa en el momento oportuno y otras veces con una cuota de humor. Carlos Campolongo habló en exclusiva con nosotros. Dijo que “los partidos políticos como sistemas de mediación fueron bastante dejados de lado durante la democracia. Cada vez más se fue cayendo en un hiperpersonalismo sin debate político”. Al mismo tiempo fue tajante con el gobierno “El macrismo apunta a una idealización de un economicismo con fórmulas comparables con otras experiencias como fue la de Martínez de Hoz, Cavallo”.

-¿Cómo ves al peronismo en la actualidad y que pensás de cara a lo que viene?

El peronismo tiene una travesía histórica que fue naufragando desde la muerte del General Perón. Está frente a una encrucijada: Pasar a ser un museo histórico o regenerarse como expresión política de un doctrina (conjunto de ideas) con principios trascendentales como el de una comunidad que pueda aportar una nueva vitalidad del pueblo argentino. Encarnando la lucha por una sociedad más justa, organizada, productiva, desarrollada y con confianza en sus instituciones. En fin, con un proyecto integrador en base a ideas políticas y no cataratas interminables de eslóganes y falsas promesas, discursos tan presuntuosos como vanos. A veces sabihondos hasta la estupidez. Esos principios son perfectamente aplicables al Siglo XXI y las nuevas complejidades y problemas que plantea el mundo. Combatiendo la desigualdad, la pobreza y el narcotráfico. Proponiendo una formación que enriquezca el capital simbólico de nuestra gente, atendiendo y cuidando a nuestros niños y viejos. A una concepción del hombre que no se agota en ser un mero instrumento de éste o aquél sistema económico. Y podríamos entrar a discernir urgencias de mediano y largo plazo y no dicotomías falsas entre lo nuevo y lo viejo.

-¿Que opinión te merece el PJ? 

Lamentablemente, los partidos políticos como sistemas de mediación fueron bastante dejados de lado durante la democracia. Cada vez más se fue cayendo en un hiperpersonalismo sin debate político. Y la conducción tiene que tener ideas claras, no hacer seguidismo meramente táctico y retomar la posibilidad de un modelo argentino. Para eso se debe debatir, se debe separar a los corruptos, se deben formar cuadros, una palabra en desuso, pero que otorga un grado de institucionalidad en la necesaria representación. La realidad es la única verdad, sí, pero eso no quiere decir que la política quede subsumida  sólo en los intereses, influencias o imposiciones de los poderes de facto. Hay que reconocerlos pero encuadrarlos con el rumbo de un proyecto hacia el bien común. No somos liberales economicistas y tampoco conservadores de un statu quo que tiene un tercio de nuestros compatriotas en la pobreza y la miseria. Recuperar la dignidad que da el trabajo es una misión urgente. Pero no veo que estos problemas se estén trabajando en quienes condujeron y conducen la estructuras del PJ, hoy vacías. Reconozco que los problemas de la representación política y la gobernabilidad son problemas extendidos en occidente. Pero hoy el PJ debería modernizarse, actualizarse y no ser una cáscara vacía que se debilitó desde que murió Perón, en hacer seguidismo del “jefe” ocasional que debió ser aplaudido y nunca contradicho. Hoy el problema es que Perón, fundador del movimiento ya no está. Las formas de conducción deben ser otras, abiertas y movilizadoras para aquéllos que tienen una vocación pública. La dirigencia debería estar al servicio del país y del movimiento y no servirse de él para, en muchos casos, intereses inconfesables. Como con tantas otras actividades del país debe institucionalizarse.

– Sos un activo militante ¿cómo es llevar adelante las convicciones políticas y hacer periodismo al mismo tiempo?, estas militando en algún sector hoy por hoy?

Eso siempre es un problema porque somos un país con épocas de politización pero sin cultura política. El periodismo siempre está en conflicto en una sociedad con intereses y conflictos. Ser un militante no quiere decir que hay que ser fanático. Al contrario debe uno esforzarse en el pensamiento y la distancia y honestidad intelectual con los fenómenos que aborda. Ser militante, trabajando de periodista, no es ser un propagandista. Sabiendo que como personas podemos equivocarnos pero actuando de buena fe. Aunque, debo admitir, que las bases de los fundamentos de la actividad periodística hay que revisarlos. También tiene sus desafíos en estas épocas de las nuevas tecnología, las circulación de informaciones y cuestiones que deberían ser tratadas con mayor rigor; estar muy atentos a que ninguna fuente es inocente o desinteresada. Si la formación del periodista es constante con su estudio y observación podríamos generar productos de mayor calidad, en muchos casos. Pero eso debe ser acompañado de públicos exigentes, que tengan pensamiento crítico sobre los procesos políticos, sociales y económicos. Hay que estudiar, mirar el mundo, tener en cuenta los hechos pero al mismo tiempo los procesos. Porque en general un día nos despertamos y nos preguntamos, pero cómo hemos llegado a este estado de cosas.

Tengo experiencia del infantilismo político. Cuando estaba en ATC y aun hoy algunos grupos de expresiones políticas intransigentes, pretendían unos que abriese el noticiero cantando la marcha peronistas y otros estaban con el microscopio analizando donde hacia “contrabando ideológico”. Hoy el oficialismo, como antes el otro oficialismo continua con el aprovechamiento de las nuevas tecnologías que escudándose en el anonimato te están acosando informáticamente con insultos y sin opiniones argumentadas todo el tiempo. Me refiero a los ejércitos de trolls. Es una berretada fascistoide. Destruir antes que admitir opiniones diversas sobre la actualidad.

-¿Cómo evalúas la gestión macrista? 

Creo que más allá de ser buenos o malos, los gobiernos instituyen imaginarios. Así como nos hablaban de la revolución productiva y el salariazo, que la fiesta se acababa, que íbamos a cambiar, desde el punto de vista estructural el “macrismo” hasta ahora ni siquiera ha demostrado su alegada faceta desarrollista. Otra vez, ocupan el centro de la escena mediática demasiados gurúes dedicados a la consultoría económica. Algunos de los que hablan ocultan sus intereses con factores económicos o financieros. El macrismo apunta a una idealización de un economicismo con fórmulas comparables con otras experiencias como fue la de Martínez de Hoz, Cavallo, etc. Creo que el relevo de Prat Gay es un síntoma de un giro hacia más mirada economicista e instaurar una nueva versión de la “teoría del derrame”. Como también lo escuché de ciertos funcionarios del kirchnerismo también. Nuestro país está tan desvertebrado que si no se sostienen políticas focalizadas en serio para restañar el tejido social, el cumplimiento de la ley y el destierro de la impunidad, la restauración de una autoridad (que nada tiene que ver con el autoritarismo) con la ejemplaridad en no confundir dineros públicos con billeteras personales y por último con la construcción de una cultura del esfuerzo que valga la pena y reconozca el mérito, no saldremos de este atolladero de guerra social (inseguridad, violencia) que está a la vuelta de la esquina desde el estallido de la convertibilidad. Seremos una Nación demasiado vulnerable.

-¿Cristina será candidata?

No lo sé sinceramente. Lo único que repito desde bastante antes de las elecciones, es que Cristina fue la jefa de campaña de Mauricio Macri y ahora hay una “devolución” de favores. Y esto además de lo estrictamente electoral se prolonga limitando el esclarecimiento de los, hasta ahora, presuntos hechos de corrupción sobre los que más allá de cierta sobreactuación judicial y mediática se presentan como graves, precisos y concordantes y  constituyendo una presunción severa de corrupción sistemática de un grado poca veces visto en nuestra historia.

-Contanos un poco sobre la experiencia Intratables

Es un producto atractivo. Es un show, no un foro griego de debate. Tampoco, como dice Liliana Parodi, un espacio para “cambiar el mundo” es sólo un programa de televisión. Con sus virtudes y sus defectos. Algunas cuestiones y acontecimientos de nuestro país se tratan, a veces con demasiada cacofonía pero el producto ideal no existe. Es una síntesis entre las características de la época, a veces con demasiada riña y gritos. Acompaña la estrechez argumentativa propia de los 140 caracteres de Twitter. Me tuve que adaptar porque provengo de otros modos periodísticos. Pero para mi fue, como digo siempre, una dulce revancha de la vida después de tantas tachas por parte de dictaduras y democracias. Pero son las reglas de juego de nuestro querido país y hay que bancársela, no me gusta el escándalo de la “víctima” perseguida.