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Biden visitó Belén y se reunió con Mahmoud Abbas

En medio de su gira por Medio Oriente, el presidente Joe Biden visitó este 15 de julio Belén, Cisjordania, donde se reunió con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas. Aunque Biden anunció 100 millones de dólares adicionales para los hospitales palestinos en Jerusalén Este, la gestión de Washington frente a su aliado Israel para un eventual acuerdo de paz sigue en deuda.

Sin un camino claro para impulsar las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos, el presidente de EE. UU. Joe Biden ofreció ayuda económica como bálsamo durante su visita a los Territorios Palestinos. 

Tras dos días de reuniones con sus aliados israelíes, la primera parada de Biden este viernes 15 de julio fue Jerusalén Este, donde visitó el hospital Augusta Victoria y prometió 100 millones de dólares adicionales para apoyar los centros médicos que prestan servicios a los palestinos.

“Palestinos e israelíes merecen las mismas medidas de libertad, seguridad, prosperidad y dignidad (…) Y tener acceso a la atención médica cuando la necesitas es esencial para tener una vida digna”, señaló el líder de la Casa Blanca.

Biden llega a territorio palestino con ayudas, pero con poco para ofrecer sobre un acuerdo de paz

Aunque los 100 millones de dólares en fondos de atención médica propuestos requieren la aprobación del Congreso de EE. UU., Biden también anunció 201 millones de dólares para la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), además de cantidades más pequeñas para otros programas sociales.

Después del anuncio, una mujer que se identificó como enfermera pediátrica agradeció la ayuda financiera, pero recalcó: “Necesitamos más Justicia y más dignidad”.

Luego de salir del hospital, Biden se dirigió a Belén, donde fue recibido por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, en medio de una ceremonia con guardia de honor. Un grupo de niños entregó un ramo de flores al mandatario mientras una banda tocaba el himno de Estados Unidos, antes de que los dos líderes se dirigieran a una reunión privada.

Proceso de paz y un eventual Estado palestino, la deuda de larga data

Biden llegó a Cisjordania al final de la primera etapa de su viaje a Medio Oriente sin un plan para reiniciar el estancado proceso de paz entre israelíes y palestinos.

El objetivo palestino de un Estado independiente del que formen parte Jerusalén, Cisjordania y Gaza, territorios que Israel capturó en la guerra de Medio Oriente de 1967, parece más lejano que nunca.

Durante su encuentro, Abbas aseguró que la visita de Biden ha servido para “reforzar los entendimientos bilaterales”, pero también insistió en que la solución de dos Estados vuelva a estar en la agenda política estadounidense.

Si bien Biden ha reafirmado su respaldo a una solución de dos Estados para frenar el conflicto entre los dos pueblos, no hay expectativas de ningún avance político importante. El mandatario incluso reconoció esta semana que no sucederá “en el corto plazo”.

No hay pasos concretos en esa dirección, mientras Israel continúa con la construcción de asentamientos judíos en territorios disputados y el enfoque de Washington a menudo denominado “paz económica” tiene limitaciones.

Incluso antes de su visita, los líderes palestinos acusaron al Gobierno de Biden de priorizar la integración de Israel en un acuerdo de seguridad regional con los países árabes por encima de sus preocupaciones más apremiantes, incluida la autodeterminación.

“Señor Biden está tratando de marginar el problema palestino (…) Si no permite que los palestinos tengan sus derechos, entonces está ayudando a Israel a matar y acabar con la última posibilidad de paz”, aseguró Mustafa Barghouti, un veterano activista palestino.

Israel se encuentra ampliando los asentamientos tanto en Jerusalén Este como en Cisjordania ocupada, que ahora albergan a unos 700.000 judíos. Los palestinos consideran esos lugares un obstáculo notorio para la paz, debido a que dividen la tierra en la que se establecería un Estado palestino. Gran parte de la comunidad internacional los cuestiona y considera irregulares.

Pero el Gobierno de EE. UU. también parece fallar en medidas más recientes tomadas por su país relacionadas con el conflicto israelí-palestino. La Administración Biden estaría aceptando la derrota en su impulso por reabrir un consulado en Jerusalén que sirva a los palestinos y que fue cerrado cuando su antecesor Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel.

Un punto de enorme fricción. La ciudad sagrada también es reclamada por los palestinos como la capital de su eventual Estado.

La primera visita de Biden a Oriente Medio como jefe de Estado está plagada de cuestionamientos, así como de algunas protestas y complejidades, aunque no mayores a las que viven estas comunidades a diario.

“Hay realidades prácticas sobre el terreno de las que somos muy conscientes, por lo que no hemos llegado con un plan de arriba hacia abajo, pero siempre hemos dicho que si las partes están listas para hablar, y creemos que deberían hacerlo, estará allí, justo al lado de ellos”, dijo un alto funcionario de la Administración Biden.

El jueves 14 de julio, tanto el presidente de EE. UU  como el primer ministro israelí, Yair Lapid, dijeron apoyar una posible solución de dos Estados. Sin embargo, Lapid, como líder interino, no tiene facultades para celebrar negociaciones de paz.

Con Israel camino a las elecciones del 1 de noviembre, que podrían llevar al poder a un Gobierno de derecha que se opone al Estado palestino, además de poco apoyo para detener la expansión de los asentamientos israelíes, las perspectivas inmediatas de un acuerdo parecen remotas.