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Azovstal, símbolo de la resistencia ucraniana: ¿qué puede pasar con los soldados atrapados?

Tras la evacuación de algunos civiles de la planta siderúrgica Azovstal, en Mariúpol, este de Ucrania, la atención se centra en el destino de cientos de soldados ucranianos que resisten al interior tras semanas de bombardeos rusos. Decenas de ellos se encuentran heridos. Algunas esposas de los militares llegaron al Vaticano este 11 de mayo para pedir la mediación del papa Francisco, pero es poco probable que los últimos defensores de la estratégica ciudad salgan como hombres libres o con vida.

“Si hay un infierno en el mundo, es en Azovstal”, declaró Petro Andriushchenko, asesor del alcalde de Mariúpol, el pasado 5 de mayo. Y es que Azovstal es la fábrica de acero que se convirtió en el último bastión de la resistencia ucraniana en la estratégica ciudad portuaria.

Alrededor de 2.000 soldados, según las cifras de Kiev, combaten y resisten al interior de la planta tras semanas de constantes e intensos bombardeos rusos. Antes de que iniciaran las evacuaciones, en el fin de semana del 30 de abril, unos 1.000 civiles se refugiaron junto a ellos en la enorme fábrica de 11 kilómetros cuadrados, una de las más grandes de Europa.

Aunque según un asesor del alcalde de Mariúpol al menos 100 personas no militares aún permanecen en su interior, con el progreso de la misión de la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja para sacar a los civiles, la preocupación ahora se eleva sobre qué ocurrirá con los defensores ucranianos.

Miembros de las fuerzas ucranianas heridos al interior de la planta Azovstal, último bastión de la resistencia en Mariúpol, usan muletas en un hospital de campaña improvisado dentro de un búnker de la acería. Foto publicada el 10 de mayo de 2022. © Dmytro Orest Kozatskyi/Servicio de prensa del Regimiento Azov/Vía Reuters

Pese a los reiterados llamados de Moscú a rendirse y entregar las armas, su elección ha sido luchar hasta la muerte, según varias declaraciones que algunos uniformados en la acería han difundido en redes sociales y a la información divulgada por el Regimiento de Azov, la unidad militar de la Guardia Nacional de Ucrania a la que pertenecen.

Pero según los términos del Derecho Internacional Humanitario, también existe la opción de rendirse con la esperanza de salvar la vida. No obstante, los expertos recalcan que es probable que las tropas, que cuentan entre sus filas con personas sanas y heridas, tengan dificultades para salir de la planta como hombres libres o incluso con vida.

“Tienen derecho a luchar hasta morir, pero si se rinden a Rusia, pueden ser detenidos (…) Es simplemente su elección”, señaló Marco Sassoli, profesor de derecho internacional en la Universidad de Ginebra.

Con el futuro de los soldados en juego, Sassoli señaló que no se debe descartar que los rusos puedan tratarlos de acuerdo con el derecho internacional: “No sería preciso decir que estos pobres muchachos en Azovstal no deberían rendirse a los rusos porque los rusos los ejecutarán o torturarán”.

Laurie Blank, profesora de la Facultad de Derecho de Emory en Atlanta que se especializa en derecho internacional humanitario y derecho de los conflictos armados, aseguró que los militares heridos se consideran literalmente “fuera de combate” y pueden ser detenidos como prisioneros de guerra.

“Rusia podría permitir que las tropas ucranianas heridas regresen a las áreas ucranianas, pero no está obligada a hacerlo”, remarcó.

Un miembro de las fuerzas ucranianas herido, en un hospital de campaña improvisado al interior de un búnker de la planta siderúrgica Azovstal, último bastión de la resistencia del Ejército local en la ciudad portuaria de Mariúpol. Fotografía publicada el 10 de mayo de 2022. © Dmytro Orest Kozatskyi/Servicio de prensa del Regimiento de Azov/Vía Reuters

Los analistas sostienen que sería una situación casi sin precedentes que se les permitiera caminar libremente, sobre todo porque podrían volver a tomar las armas y posiblemente causar bajas rusas.

“Es poco probable que Rusia permita que las tropas ucranianas abandonen la planta con sus armas y nada en la ley lo requiere”, resaltó Blank.

Pero en una grabación de video, el subcomandante del Regimiento Azov, Sviatoslav Palamar, sostuvo que algunos soldados deberían poder salir, particularmente los heridos, y pidió ayuda directamente al presidente ucraniano Volodímir Zelenski.

“Hago un llamado personal al comandante en jefe para que se ocupe de los soldados heridos que mueren en agonía por el tratamiento inadecuado”, subrayó.

En otro video publicado durante el fin de semana del 30 de abril, Palamar indicó que los combatientes ucranianos estaban listos para abandonar la planta.

“(Necesitamos) garantías de terceros, políticos, líderes mundiales que cooperen para negociar con los rusos para sacarnos de aquí (…) Ellos (los rusos) no quieren perder a sus soldados y seguimos manteniendo la resistencia. Así que la mejor solución en esta situación es nuestra evacuación. ¿Tiene sentido seguir llevando esta masacre?”, cuestionó el dirigente militar ucraniano.

¿Qué señalan los convenios internacionales sobre los militares en guerra?

Las protecciones de los prisioneros de guerra se remontan a varias generaciones, incluido el Código Lieber de 1863, redactado durante la Guerra Civil de Estados Unidos.

El propio Moscú se benefició significativamente de tales reglas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas nazis las aplicaron en ocasiones con respecto a los detenidos rusos.

El derecho internacional humanitario “otorga protección absoluta a los prisioneros de guerra contra los malos tratos y el asesinato. Las violaciones de estas normas son crímenes de guerra”, recordó Annyssa Bellal, investigadora principal y experta en derecho internacional humanitario del Instituto de Graduados de Ginebra.

Sin embargo, el respeto de las normas depende de la voluntad de las partes en conflicto.

Un miembro de las fuerzas ucranianas herido, en un hospital de campaña improvisado al interior de un búnker de la planta siderúrgica Azovstal, último bastión de la resistencia del Ejército local en la ciudad portuaria de Mariúpol. Fotografía publicada el 10 de mayo de 2022. © Dmytro Orest Kozatskyi/Servicio de prensa del Regimiento de Azov/Vía Reuters

Según los Convenios de Ginebra, los prisioneros de guerra “deben ser tratados con humanidad en todo momento” y no pueden ser “sometidos a mutilación física o a experimentos médicos o científicos” que no estén justificados por razones de salud. Los miembros de las fuerzas armadas que estén heridos o enfermos, mientras tanto, “serán respetados y protegidos en todas las circunstancias”, indican las regulaciones internacionales.

A diferencia de los civiles, los soldados detenidos en un conflicto pueden ser enviados a la fuerza a otros países para evitar que regresen del campo de batalla.

Un documento explicativo de los Convenios de Ginebra de 2016 indica que el tratamiento médico de los prisioneros de guerra es fundamental y que “el soldado herido o enfermo está por lo tanto fuera de combate y su condición es inviolable desde ese momento”.

Sin embargo, existen diferencias de interpretación sobre si los combatientes lesionados pueden ser el objetivo de la guerra.

El Comité Internacional de la Cruz Roja desempeña un papel crucial y casi exclusivo en los conflictos de todo el mundo, mediando entre los combatientes en cuestiones como la organización de intercambios de prisioneros y el control de las condiciones de los capturados. Entre otras cosas, el CICR recopila nombres de prisioneros de guerra e informa a sus gobiernos y familias.

Sin embargo, el CICR no ha informado si se ha reunido con algún combatiente preso bajo custodia rusa desde que comenzó la guerra el pasado 24 de febrero, un silencio que, según Sassoli, podría ser una “mala señal”.

“El CICR tiene poca influencia cuando se trata de llegar a un acuerdo de alto el fuego, y depende de las partes llegar a un acuerdo y sacar a estas personas (…) Seguiremos presionando incluso si la esperanza es casi nula, simplemente continuaremos presionando y estamos listos para continuar”, recalcó el pasado 3 de mayo, Pascal Hundt, director del Comité Internacional de la Cruz Roja, en Ucrania.

Los testimonios de los soldados al interior de Azovstal

Las imágenes y testimonios que provienen del interior de Azovstal son preocupantes. Heridos, algunos mutilados, sin medicinas ni alimentos, y con bombardeos constantes sobre ellos, según han confirmado varios de los civiles que fueron evacuados del lugar en los últimos días, forman parte de las duras condiciones que enfrentan.

Así lo mostró una serie de fotografías difundida el 10 de mayo, a través del canal de Telegram del Regimiento de Azov.

Un miembro de las fuerzas ucranianas herido, en un hospital de campaña improvisado al interior de un búnker de la planta siderúrgica Azovstal, último bastión de la resistencia del Ejército local en la ciudad portuaria de Mariúpol. Fotografía publicada el 10 de mayo de 2022. © Dmytro Orest Kozatskyi/Servicio de prensa del Regimiento de Azov/Vía Reuters

Las imágenes revelan el horror de un “hospital” improvisado y con poca luz dentro de la planta donde los soldados reciben tratamiento, muchos de ellos por pérdida de extremidades. Están en condiciones de total insalubridad, con heridas abiertas vendadas con restos de vendajes no estériles y sin la medicación necesaria.

Las fotos fueron publicadas junto a una declaración de llamado urgente para salvar las vidas de los últimos combatientes en la ciudad.

“Hacemos un llamado a la ONU y a la Cruz Roja para que demuestren su humanidad y reafirmen los principios básicos sobre los que fueron creados al rescatar a los heridos que ya no son combatientes (…) ¡Todo el mundo civilizado debe ver las condiciones en que se encuentran y actuar los defensores heridos y lisiados de Mariúpol!”, señaló la declaración.

Un miembro de las fuerzas ucranianas herido, en un hospital de campaña improvisado al interior de un búnker de la planta siderúrgica Azovstal, último bastión de la resistencia del Ejército local en la ciudad portuaria de Mariúpol. Fotografía publicada el 10 de mayo de 2022. © Dmytro Orest Kozatskyi/Servicio de prensa del Regimiento de Azov/Vía Reuters

El Ejército abogó por la “evacuación inmediata de los militares heridos a los territorios controlados por Ucrania” donde podrían recibir asistencia y atención adecuadas.

“Los militares que ven en la foto y cientos más en la planta de Azovstal defendieron Ucrania y a todo el mundo civilizado con lesiones graves a costa de su propia salud. ¿Ucrania y la comunidad mundial ahora no pueden protegerlos y cuidarlos?”, destaca la comunicación.

Según las declaraciones de Kiev y de la inteligencia militar británica y estadounidense, las tropas rusas han ingresado al lugar para sostener ataques directos contra los soldados ucranianos, pese al anuncio de Vladimir Putin hace unas semanas de sitiar la fábrica de manera que “no pase ni una mosca”, en vez de atacarla. Moscú niega que sus tropas entraran al lugar.

Los intentos por rescatar a los soldados de Azovstal

Varios son los intentos para sacarlos con vida, hasta ahora sin arrojar resultados.

El Ministerio para la Reintegración de los Territorios Ocupados Temporalmente de Ucrania informó el pasado 6 de mayo que escribió a la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) para pedir su ayuda para evacuar a los militares.

Asimismo, Kiev le pidió a la organización que reúna evidencias sobre las condiciones físicas y mentales en que se encuentran los combatientes en el lugar y brinde asistencia médica a todas las personas en la planta.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, informó el pasado 7 de mayo que impulsa una mediación diplomática para salvarles la vida. El mandatario aseguró que “estados influyentes” están involucrados en los esfuerzos para rescatar a los defensores, aunque no reveló el nombre de ningún país.

Archivo-Esta captura de pantalla de las imágenes publicadas por el ayuntamiento de Mariupol el 19 de abril de 2022 muestra nubes de humo que se elevan sobre la planta siderúrgica de Azovstal y la destrucción del astillero de Azov, cuando Rusia avanzaba para apoderarse de la asediada ciudad portuaria de Mariúpol. © AFP

“También estamos trabajando en opciones diplomáticas para salvar a nuestras tropas que todavía están en Azovstal”, aseveró el mandatario en un video.

Mientras el mundo observa, los familiares de los soldados son quienes más sufren por su destino. Las esposas de dos de los últimos combatientes ucranianos en Azovstal llegaron hasta el Vaticano, donde este miércoles 11 de mayo le pidieron al papa Francisco su ayuda para llevar los defensores a un tercer país.

Kateryna Prokopenko, de 27 años, y esposa del comandante, Denis Prokopenko que se encuentra en Azovstal, y Yuliya Fedosiuk, de 29, hablaron con el pontífice durante unos cinco minutos al final de su audiencia general en la Plaza de San Pedro. Allí también le pidieron que interviniera directamente con el presidente ruso, Vladimir Putin, para que deje ir a los hombres porque “el cautiverio ruso no es una opción”.

En el encuentro, Prokopenko dijo al papa: “Eres nuestra última esperanza, espero que puedas salvarles la vida, por favor no los dejes morir”.

Esposas de miembros de las fuerzas ucranianas que resisten al interior de la sitiada planta Azovstal, en Mariúpol, Ucrania, se reúnen en el Vaticano con el papa Francisco para mediar por su liberación, el 11 de mayo de 2022. © ©Vaticano/Vía Reuters

Las mujeres señalaron que la última vez que hablaron con sus esposos fue el martes 10 de mayo. “Nuestros soldados están esperando ser evacuados a un tercer país, para deponer las armas en caso de evacuación”, dijo por su parte Fedosiuk.

Rusia declaró el control de Mariúpol el pasado 21 de abril. Sin embargo, en un esfuerzo desesperado estos hombres responden que mientras ellos resistan, Moscú no ha tomado por completo Mariúpol.

La ciudad es considerada estratégica en la guerra en Ucrania por su salida al Mar de Azov y por ofrecer un enlace terrestre desde el este del país hasta la provincia de Crimea, en el sur, anexada por el Kremlin en 2014.

Por Yurany Arciniegas-France24 con AP, Reuters y medios locales