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Alejandro Borensztein: “Macri aprendió en el fútbol que lo que vale son los resultados”

El humorista político acaba de lanzar su último libro, que está dedicado al primer año de Cambiemos en el poder y lo cuenta en un reportaje realizado por la periodista Déborah de Urieta para el diario El Cronista.

El humor político es una de las pocas cosas que andan bien cuando las cosas andan mal”, dijo alguna vez Landrú, y Alejandro Borensztein coincide con esta afirmación. De hecho, ya lleva nueve años como columnista de humor político en el diario Clarín y seis libros publicados. El último, Educating Mr. Macri, es el primero dedicado a Cambiemos. Aunque, confiesa, “todavía hoy es más divertido lo que sigue haciendo el kirchnerismo que lo que hace el macrismo”. Y es que, “siempre aparece el kirchnerismo haciendo algo mucho más desopilante”, explica.
En una entrevista concedida a 3Días, Borensztein da su visión sobre la política de hoy y sobre el libro que compila los relatos de un año que “pintaba para tranqui comedia pasatista y terminó siendo una de Tarantino”, como él mismo anticipa en su prólogo.

Decís que Cristina Kirchner no entiende el humor político. ¿Por qué?
– Me parece que es una persona que no tiene mucho humor. En general, el kirchnerismo no tuvo mucho humor, porque nunca fueron demasiado relajados. Son como gente tensa.

¿Alguna vez tuviste problemas?
– Tuve apretadas, amenazas, situaciones feas. Pero ya está. Aprendí que esas cosas hay que dejarlas correr. Con el tiempo, la razón está del lado de uno. Simplemente un problema de tiempo.

¿Y con el macrismo?
– Por ahora, nunca tuve problemas. Obviamente es gente muchísimo más relajada. Tampoco hubo tiempo. O sea, no han dado motivo o no hubo situaciones como las que generaba el kirchnerismo para un humor tan duro. Todavía hoy es más divertido lo que sigue haciendo el kirchnerismo que lo que hace el macrismo. Son como más tranqui. Los otros siguen tirando bolsas de guita por ahí. Cuando querés empezar a hacer humor con el macrismo, siempre aparece el kirchnerismo haciendo algo mucho más desopilante.

En varias columnas planteás que no se debe juzgar al kirchnerismo únicamente por los hechos de corrupción. ¿Qué otras cosas les cuestionarías?
– Creo que fue un gran retroceso para la Argentina y que uno no se puede quedar en el grotesco de la corrupción, que es grave, pero no es lo más grave. Creo que básicamente se desperdiciaron diez años que hubieran podido llevar a la Argentina a una situación más cercana al desarrollo. Se perdió un momento histórico del mundo para que la Argentina pudiera mejorar sensiblemente su condición, y eso tuvo más que ver con la impericia, falta de profesionalismo, la incapacidad y la mirada tan antigua de la política y del mundo. Eso nos hizo mucho daño. Entonces, desperdiciar fue un grave error. También señalaría que fue un retroceso institucional. Esa actitud autoritaria siempre te lleva para atrás. Fue un paso para atrás en la democracia. Lo de la corrupción te lo dejo para el final porque por mucho que un gobernante robe, habla mal de él, pero no cambia los números de un país, creo. Salvo que sea cierto que se robaron un PBI, pero me parece un poco mucho.

¿Qué rol juega hoy Cristina?
– En la cancha se ven los pingos. Veremos cómo evoluciona la cosa. Hoy por hoy, me parece que lidera un grupo políticamente muy chico, pero socialmente amplio. No hay que confundir. Creo que la sigue un sector muy chico de la política, muy marginal, porque esto de que “Macri es la dictadura” es un discurso que no se lo puede creer nadie. No es serio decir eso. Pero sí creo que ella tiene un gran arraigo popular y que sin duda, todavía es la peronista, dentro del mundo del peronismo, con mayor capacidad de convocatoria, por lo menos de movilización, no sé si de votos. Es la única figura del peronismo capaz de llenarte un estadio en un minuto porque hay un sector de la sociedad que la ama. Encuentres lo que encuentres y pruebes lo que pruebes, hay una empatía emotiva con ella, que quizás tenga piso y techo, en ese 20% o 30% que tiene, pero que moviliza como ningún otro peronista. Y, si bien la movilización en la calle es algo que en la política ya no le importa a nadie en el mundo, en la Argentina, sí. Y en el peronismo, mucho. Entonces, finalmente el rol de ella, se verá.

Decís que cuando aparecen figuras como D’Elía o Moreno, Cambiemos “descorcha”. ¿El Gobierno necesita del kirchnerismo?
– Depende. Cuando salen D’Elía y Esteche, obviamente descorchan. Cuando Cristina les llene el estadio de River, yo no descorcharía. No es lo mismo. El kirchnerismo hizo eso con Macri y le terminó saliendo el tiro por la culata. Así que yo, digamos, seguiría “contratando” a Moreno y a Esteche para que hablen en contra del Gobierno, pero sería cauto con Cristina.

¿Cuán pesada fue la herencia?
– Creo que fue tremenda, pero no lo sabés porque si te fuiste con una Presidenta que te dijo que había un 4% de pobres, no tenemos idea de qué estamos hablando. Por supuesto que nadie seriamente se cree eso. La Argentina ha carecido de datos.

¿Y cómo evaluás el manejo de la herencia? En tus columnas remarcás que las clases altas no se están esforzando tanto como las medias y bajas.
– Creo que ahí hay un error importante del Gobierno. Que había que hacer un esfuerzo, había que hacerlo. Y ese esfuerzo hubiera sido mucho más digerible si toda la sociedad hubiera entendido que era equitativo. Y no lo es. El tipo que sale de la fábrica, llega a su casa y se encuentra con una noticia dura: que le aumentaron la luz o el gas. Y el dueño de la fábrica no se encuentra con ninguna mala noticia. No fue equitativo en ese sentido. Debería haber habido una convocatoria a un esfuerzo colectivo. Eso se lo critiqué al Gobierno desde el primer día. Y a eso se le suma algo que creo que es lo único profundamente negativo que pasó este año, que es responsabilidad de las clases ejecutivas, la burguesía y las clases empresarias argentinas: que no han hecho la apuesta que deberían haber hecho. Expresaron la voluntad de cambio y de que un gobierno como éste gane. Pero después, no lo acompañaron en la práctica. Y, sin ese compromiso, no hay gobierno que lo arregle.

¿Hubo problemas de comunicación?
– No estoy tan seguro. Hay como una corriente de decir: “Tendría que haberse dicho ‘esto es un desastre'”. Yo creo -esto lo he escrito varias veces- que para entender a Macri hay que entender al fútbol. Y creo que Macri es un personaje que viene del fútbol y que aprendió en el fútbol que lo que vale son los resultados. Que en todo lo que le fue bien tuvo que ver con los resultados. Y él apunta a resultados concretos en la vida cotidiana de la gente. El mejor ejemplo es el Metrobus, una obra que le ha mejorado la vida a un montón de gente. No es la solución, es una cosa provisoria, pero que finalmente es un resultado que se logró, contra la opinión de todo el mundo. Y todo el mundo dijo: “Tan mal no estuvo”. Él apuesta a eso. Ni siquiera me lo imagino apostando a eso para las elecciones de este año. Me parece que apuesta a un resultado concreto en la vida personal de la gente de aquí a los próximos tres años. Cuando te digo eso, te digo que logre que los bonaerenses, mayoritariamente, tengan cloacas, un tren mejor, mejor calidad en sus escuelas, hospitales o seguridad. Eso también es elevar el nivel de vida de la gente, más allá del salario. Lo que no te dan por un lado, te lo dan por el otro, y creo que apuntan a eso. Con ese resultado se va a afianzar, sin ese resultado, no habrá publicidad ni comunicación que dé vuelta la cosa. La comunicación está sobredimensionada, el kirchnerismo te lo demostró. Se dedicó a comunicar más que a ninguna otra cosa y ganó y perdió, o sea, que tan fundamental no es.