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Alcira Argumedo: “Le temo a la voracidad de las corporaciones”

La diputada nacional de Proyecto Sur trazó un sombrío panorama de la situación social que dejó la ex presidenta Cristina Fernández y rechazó la posibilidad de que el gobierno de Mauricio Macri revierta esa herencia.

La diputada nacional de Proyecto Sur, Alcira Argumedo, trazó un sombrío panorama de la situación social que dejó la ex presidenta Cristina Fernández, rechazó la posibilidad de que el gobierno de Mauricio Macri revierta esa herencia , opinó que Sergio Massa puede repetir un modelo fracasado desde el pejotismo y puso en tela de juicio un eventual retorno al poder del kircherismo, durante un reportaje concedido a Télam.

A continuación se transcriben los párrafos centrales del extenso diálogo mantenido con la legisladora en su despacho de la Cámara baja:

-¿Por qué cree que fue derrotado electoralmente el Frente para la Victoria?
-Creo que operaron tres factores: un cierto cansancio porque no se daban las respuestas necesarias para revertir la situación socio-económica pese a haber tenido viento de cola; esa concepción política rígida de amigo-enemigo y los malos candidatos como Aníbal Fernández o Carlos Zannini. Eran señales que venían siendo anunciados desde la elección del 2013 y por soberbia no fueron advertidas, lo cual hizo que mucha gente votara a Macri contra Cristina.

-Proyecto Sur fue fundado por militantes peronistas. ¿En qué momento se distanciaron del kirchnerismo?
-Nuestro primer enfrentamiento de fondo fue cuando Kirchner prorrogó por 30 años la concesión de Cerro Dragón para la British Petroleum. La empresa admitió luego ante la Comisión de Valores de los Estados Unidos, que logró esa concesión mediante coimas. El kirchnerismo se planteó como una fuerza nacional y popular, con inclusión social, pero las leyes marchaban en sentido contrario. Por ejemplo, la llamada Ley de Soberanía Energética significó la entrega de todos los yacimientos de gas y petróleo por 45 años. La ley contra la extranjerización de la tierra estableció un límite del 15 por ciento en manos extranjeras, lo cual amplió hasta tres veces la cantidad posible de tierras en manos extranjeras existentes hasta el momento que era del cinco por ciento.

-¿Qué situación social dejó la ex presidenta?
-El kirchnerismo no revirtió la situación social que encontró pese al viento de cola y a los paliativos de los planes sociales. Se hablaba de un modelo de inclusión que tenía un 5 por ciento de pobreza, pero en realidad era del 28 por ciento. Se decía que la desocupación era del 8 por ciento, pero la encuesta permanente de hogares revela que había un 20 por ciento de inactivos. En consecuencia, había un 28 por ciento de desocupación. El deterioro social fue grave: antes del golpe militar del 76, el 90 por ciento de los trabajadores tenían cubiertos sus derechos sociales, había un 3 por ciento de desocupación y un 7 por ciento de pobreza. Ahora hay un 50 por ciento de los trabajadores con obras sociales y el resto precarizado, tercerizado, en negro, con planes sociales o inactivo.

¿El kirchnerismo tiene retorno?
-El kirchnerismo tiene una masa de cuadros y militantes jóvenes no signados por el pejotismo, distintos a muchos dirigentes del PJ que pudieron ser neoliberales en los 90, nacionales y populares a partir del 2003 y, si el trotskismo llega al gobierno, serían trotskistas. No creo que el kirchnerismo tenga retorno como tal, se diluirá o se integrará a una fuerza alternativa. Tampoco sé si el liderazgo de Cristina tiene recomposición, pero me da la sensación que no.

-¿Cree que Cambiemos podrá corregir la situación social?
-El gobierno de Cambiemos espera controlar la inflación para atraer milagrosamente una lluvia de capitales que reactive la economía, genere trabajo y permita alcanzar la pobreza cero. Pero con un dólar parado que da un interés del 5 por ciento mensual a través de las letras del Banco Central, los capitales que llegan y no pagan siquiera impuesto a la renta financiera, son especulativos. Veo al gobierno con una torpeza muy grande.

-Por el contrario, el gobierno dice que tiene el mejor equipo en cada área y que si Aranguren hubiese ocupado su actual cargo años atrás, la Argentina no tendría problemas energéticos.
-Aranguren es el paradigma de un funcionario que actúa como accionista de una empresa, la Shell, antes que como funcionario público. Este es un gobierno constituido por ejecutivos de grandes empresas con mentalidad para buscar la ganancia, sin que les interesen las consecuencias sociales. Un político de cualquier orientación debe tener en cuenta esas consecuencias. Si el gobierno pone en el área de energía a un ex presidente de la Shell, en minería a un ex ejecutivo de la Barrick Gold, en agricultura a un hombre de Monsanto, en el área financiera a un tipo de JP Morgan, está dando una clara señal de orientación política.

-¿Hacia dónde apunta esa señal?
-Las medidas adoptadas fueron orientadas a las corporaciones y a los bancos. Se eliminaron retenciones a exportaciones agrícolas y a las mineras; los impuestos a los autos de alta gama, a los artículos suntuarios y hasta al champagne. Y esto se hace junto al achicamiento de la lista de medicamentos gratis para jubilados y a un tarifazo brutal, sin esperar que la gente actualice su salario, sin gradualidad. Le temo a la voracidad de las corporaciones.

-¿Cuál es la reacción de la sociedad?
-Advierto un incremento en el nivel de irritabilidad social, que es al menos peligroso. Ya hubo una gran movilización de las cinco centrales empresarias y otra de estudiantes universitarios. Temo que este clima pueda llevar a un desmadrarse.

-¿Cómo ve el realineamiento internacional de la Argentina?
– Quieren insertar a la Argentina en el tratado Traspacífico y esto sería un golpe letal. Se trata de una gran área de libre comercio con sus polos industriales en Estados Unidos y Europa, en tanto el resto de los países son áreas de materia prima y mano de obra barata, con escasos derechos sociales. Hablan de adaptabilidad laboral, lo cual quiere decir que los salarios se acerquen cada vez más a los salarios chinos.

-¿Cual es el escenario en la oposición?
-El panorama que ofrecen las fuerzas políticas es absolutamente gelatinoso. Me parece que el que quiere despuntar sería Massa, pero me parece que va a quedar muy pegado por sus compromisos. Massa tiene los mismos compromisos: el Banco Macro, Bulgheroni, Vila-Manzano y puede producir una reiteración desde el pejotismo de más o menos el mismo modelo que llevó al fracaso.

¿Y la centroizquierda?
-Estamos en el desierto del Sahara. Todas las fuerzas están mal. Porque no se creció, se entró en crisis y se hicieron alianzas de porquería. Hay una cantidad de sectores que deberían volver a articularse con proyectos concretos de dinamización, como pueden ser la reconstrucción ferroviaria, de la flota fluvial y mercante, la recuperación de la renta petrolera. Se puede coincidir en un proyecto, con otras reglas de juego, cambiando consignas por proyectos concretos a la manera del plan trienal de Perón. Pero también es cierto que hay dificultades para financiar las campañas electorales, mientras no cambien las reglas de financiamiento de la política. Hay tres fuentes principales: el sector público, los empresarios y el dinero negro. En el presupuesto 2015 de la Ciudad de Buenos Aires, Macri destina 750 millones a la publicidad oficial y 22 millones a la estructura hospitalaria. Es difícil que un espacio transformador pueda llegar al poder si rechaza estas tres formas de financiar sus campañas electorales. Pero más difícil aún es si no aprendemos a bajar la soberbia.